EL POPULISMO QUE VIENE (121): PAISAJE DESPUÉS DE LA BATALLA ELECTORAL DEL 20-N (y II)

 Durante la Transición, Madrid fue el polo de efervescencia de la extrema derecha y hoy es un yermo.

¿HACIA DÓNDE VA LA DERECHA POPULISTA ESPAÑOLA?

COMO HEMOS VISTO, SERÍA UN ERROR PENSAR QUE EL FRACASO DE LA PxC en la obtención de representación parlamentaria supone que este partido ha crecido hasta alcanzar un techo en los últimos comicios legislativos. Asimismo, sería otra equivocación pensar que la ausencia de Josep Anglada en el Congreso no supone cambio alguno en el ámbito de la ultraderecha española.

En realidad, la eclosión de la PxC ha alterado este espectro ideológico de modo cualitativo. El partido ha conformado un nacional-populismo catalán ambiguo en términos de posicionamiento en eje del sentimiento de pertenencia (Anglada se ha manifestado regionalista, constitucionalista y autodeterminista), a la vez que la ausencia de pronunciamiento inicial en términos de derecha-izquierda se saldó en el V Congreso del partido con “un giro sociológico” a la izquierda en marzo del 2011.

Una mutación política

La PxC ha articulado así un artefacto político que habría incorporado al grueso de la extrema derecha española de Cataluña (es llamativo al respecto el comentario de Juan Antonio Llopart, líder del Movimiento Social Republicano [MSR]) y la habría conducido a asumir postulados catalanistas que posiblemente hace apenas cuatro años le hubieran parecido manifestaciones de belicoso separatismo.

El resultado es que la PxC, en estos términos, supone una mutación de la extrema derecha en Cataluña: la ultraderecha española es aquí electoralmente inexistente, mientras el angladismo adquiere contornos catalanistas difusos.

Ello es lógico: su expansión en el resto de España no acaba de cuajar (la PxC cerró delegaciones creadas en otras Comunidades en el 2008 y anunció que se presentaría a les elecciones legislativas en toda España y no lo ha hecho) y su crecimiento en el ámbito del nacionalismo español  en Cataluña lo bloquea un Partido Popular [PP] que ha endurecido su discurso en temas de orden público e inmigración.

Así pues, parece plausible que la PxC -que combina el rechazo a la inmigración y al Islam con un catalanismo nebuloso- eventualmente se sume a la denuncia de un “expolio fiscal” de Cataluña para crecer, en unas coordenadas propias de la Lega Nord [LN] italiana.

De hecho, en el primer congreso de las Juventudes Identitarias del partido (octubre del 2011), la sección de Sant Vicenç dels Horts le entregó a Anglada una caricatura titulada “Angladiátor” donde se representaba “un carro tirado por gente occidental, mientras políticos españoles, e inmigrantes van subidos al carro, simulando el estado del espolio [sic] perpetuo de la gente de aquí”.

¿Hay cambios en la derecha populista española?

El avance en el último ciclo electoral de la PxC por una parte y de España 2000 por otra (aunque en magnitudes muy distintas) comporta una situación insólita en el panorama de la ultraderecha española de los últimos 40 años.

Articulado este espectro en torno al triángulo Madrid-Valencia-Barcelona, tradicionalmente en Madrid estaba el núcleo político que dictaba consignas y llevaba la voz cantante con discursos escasamente innovadores; en Valencia existía una tradición escuadrista y con pasarelas políticas con el “blaverismo” (el anticatalanismo que preconiza el secesionismo lingüístico); y en Barcelona un núcleo innovador e ideológicamente importador que tenía escasa influencia en Madrid.

Pues bien, ahora esta situación se ha invertido: Madrid es un yermo político incapaz de crear opciones políticas con presencia institucional significativa; Valencia ha generado una formación modesta pero que ha obtenido un edil en Alcalá de Henares; y Cataluña posee un partido de arraigo aparentemente sólido en el ámbito local y apadrinado por la ultraderecha europea: tiene el patrocinio directo del Vlaams Belang [VB] y el  Freiheitliche Partei Österreichs [FPÖ] y apoyos en la LN. Hay, pues, resultados en la periferia y desconcierto total en el centro.

Ello augura un mapa político ultraderechista similar al alemán: una fragmentación de partidos en términos territoriales, con dificultad de establecer alianzas  ( la PxC y Esp2000 han concurrido por separado a las urnas) y sin representación en el parlamento estatal. A la vez, las respectivas derivas territoriales pueden conducir a estas formaciones (PxC, Esp2000 y otros nuevos actores) a devenir la expresión de «populismos autoctonistas».

Madrid: un «agujero negro»

En definitiva, aunque la radiografía electoral solo ofrezca un crecimiento limitado de la PxC y un despunte de Esp2000, la topografía política de la extrema derecha española experimenta cambios profundos al dibujar un «agujero negro» en Madrid. En la capital se suceden iniciativas políticas fallidas que dibujan un espectro político cada vez más atomizado ante un pujante Partido Popular [PP].

En definitiva, no solo parece difícil que surja una derecha populista de ámbito estatal por ahora, sino que la ciudad que durante los años de Transición marcó el norte político de la extrema derecha, ahora se halla sumida en el desconcierto, mirando hacia la periferia.

Ello es una situación insólita en las últimas cuatro décadas: el triángulo Madrid-Valencia-Barcelona ahora funciona de modo inverso, pues el referente es la capital catalana.

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