VOX: ¿CAMBIO DE CICLO?

noviembre 12, 2022

Vox-EP

Ignacio Garriga, Santiago Abascal y Javier Ortega-Smith (foto de El Periódico, 2/XI/2022).

LA EXPULSIÓN DE MACARENA OLONA DE VOX EN SEPTIEMBRE por sus compañeros de la dirección del partido, cuando aludió a la falta de democracia interna, ha roto la imagen de unidad de esta formación. La crisis fue una consecuencia del fiasco en las elecciones andaluzas de junio, en las que Olona fue su candidata con un mal resultado (396.607 votos, 10.9%) con relación al que Vox tuvo el 10-N de 2019 (869.909 sufragios, 20.3%). Como el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla logró la mayoría absoluta, formó Gobierno sin Vox, que devino políticamente irrelevante. Desde entonces, las encuestas reflejan una tendencia a la baja del partido ultraderechista, que podría indicar que su ciclo electoral alcista toca a su fin.

Los sondeos otorgan un tirón electoral notable al PP de Alberto Núñez Feijóo, parejo a la caída de Vox. El barómetro del CIS de octubre otorgó el 28.7% del voto estatal al PP (el 10-N logró el 21%) y un 8.8% a Vox (15.2% el 10-N). Además, la negativa del líder popular a renovar el Consejo General del Poder Judicial pactado con el PSOE para manifestar su rechazo a la reforma del delito de sedición que planea el Gobierno perjudica a Vox, ya que impide a esta formación monopolizar uno de sus temas estrella: el castigo a los enemigos de la unidad de la patria.

En este marco, la ruptura de la dirección de Vox con Olona ha sido el hito más vistoso del descontento creciente de miembros del partido con su cúpula. Los estatutos de la formación conceden a los miembros de esta un gran poder, que sus críticos denuncian por ejercerlo de forma autoritaria. Según explicaron antiguos cuadros de Vox en un reportaje reciente de ‘Salvados’ (‘Yo me fui de Vox’, 16/X), ello se traduciría en la imposición de liderazgos, asesores o listas electorales y en el control férreo y centralizado de las finanzas. Tal proceder no ha cesado de generar deserciones en la formación hasta el extremo que, en Murcia, carece ahora de grupo parlamentario al perder a tres de sus cuatro diputados autonómicos.

Para arreglar (o paliar) este descontento, Abascal ha sustituido a Javier Ortega Smith como secretario general por Ignacio Garriga. Pese a ello, la semana pasada, un parlamentario catalán de Vox marchó al grupo mixto por sentirse un «diputado de usar y tirar». Así las cosas, a las cinco escisiones del partido (Tú Patria, Valores, Suma, Juntos por España y Libres) podría unirse otra de Olona. Esta ha anunciado un nuevo proyecto político que podría devenir en partido, si Vox empeora sus resultados.

Parece, pues, que el relato épico de Vox, basado en su crecimiento sostenido y el posible ‘sorpasso’ al PP se agrieta, mientras pierde encanto puertas adentro. Estos hechos podrían indicar que la formación entra en un ciclo de estancamiento o caída electoral. Pero la volatilidad política impide hacer previsiones y, en gran medida, su futuro dependerá de que sea un aliado necesario para que el PP forme gobierno. Tal posibilidad crea escaso entusiasmo en Génova, al que contribuyen las continuas salidas de tono de los representantes de Vox en el Gobierno de Castilla y León.

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*Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, «Vox: ¿Cambio de ciclo?» El Periódico (8/XI/2022).


¿EL ANTIAUTONOMISMO CONTRA VOX?

julio 4, 2022

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Imagen de la web de Vox.

MACARENA OLONA HA CONVERTIDO LOS 12 ESCAÑOS Y 396.607 VOTOS  (10,9%) que Vox logró en 2018 en 14 diputados y 493.932 sufragios (13,4%). Pero ello ha sido visto como un fracaso por la alta expectativa de voto (Santiago Abascal esperaba 26 escaños) y su irrelevancia para que el PP forme Gobierno. Las causas de este resultado son diversas, pero es posible que su antiautonomismo le haya pasado factura. Como es sabido, Vox rechaza el Estado autonómico (“el chiringuito de los 17 estaditos”, según Abascal) y quiere crear otro unitario de “un solo Gobierno y un solo Parlamento”. Previamente desea devolver “de forma inmediata al Estado las competencias de educación, sanidad, seguridad y justicia” y limitar al máximo “la capacidad legislativa autonómica”. Esta apuesta ha hecho que sus candidatos autonómicos no parezcan muy preocupados por el funcionamiento de las comunidades.

Así, su único diputado electo en 2019 en Castilla y León, Jesús García Conde, no supo contestar cuando se le preguntó cómo abordaría la “ideología de género” y la “unidad de España” desde la Cámara regional. Igualmente, en los comicios catalanes de 2021 el candidato de Vox, Ignacio Garriga, creía que el presupuesto de la Generalitat era de 27 millones de euros cuando es de 30.000, lo que no le impidió obtener 11 escaños (7,6%). A la vez, su candidato en Castilla y León en 2022, Juan García-Gallardo, al lograr un resultado decisivo para que el PP formase Gobierno (13 diputados, 17,6%), negoció un recorte de estructuras y presupuestos, y también una vicepresidencia sin cartera en un Ejecutivo de coalición. Su sueldo supera al del presidente y ha nombrado tres altos cargos (uno de nuevo cuño: director de gabinete). La prensa ha señalado que este Gobierno ha aumentado la cifra y el presupuesto de altos cargos, pero Vox afirma que los últimos se han reducido un 20%. Por ahora, no parece que la formación perciba a la autonomía castellano-leonesa como una grave disfunción del Estado, pese a clamar contra los “estaditos”.

En este marco, posiblemente Olona ha reflejado este menosprecio del partido hacia las autonomías, unida a su creencia en la fuerza de la marca y el poder de convocatoria de su cúpula. De ahí que esta, en lugar de buscar un liderazgo local con tirón, haya empadronado como candidata a una de sus integrantes en Salobreña, lo que ha reforzado su perfil de “paracaidista”. Dado su rechazo al andalucismo político (Abascal tildó a su fundador, Blas Infante, de “pobre hombre”), Vox solo puede abanderar un regionalismo estereotipado, lo que explica el desfile de abanicos y trajes típicos de Olona. Así las cosas, viendo que el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, aludió a la “nacionalidad catalana” sin complejos y que el vencedor de los comicios, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha hecho gala de un andalucismo discreto, cabe pensar que en el progreso acotado Vox refleje que su parroquia antiautonomista esté tocando techo. Al fin y al cabo, tras 40 años de existencia, la España autonómica goza de una mala salud de hierro.

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*Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, «El antiautonomismo contra Vox?”, El Periódico (20/VI/2022).


UCRANIA, GERNIKA Y LA GUERRA CIVIL

abril 18, 2022

Comparecencia telemática de Volodímir Zelenski en el Congreso el 5 de abril de 1922 (imagen de El Periódico).

EL MARTES EL PRESIDENTE UCRANIANO VOLODÍMIR ZELENSKI compareció telemáticamente en el Congreso de los diputados e hizo esta afirmación: “Estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937, cuando todo el mundo supo del bombardeo de Gernika. Imaginen esa destrucción en ciudades de más de 100.000 personas”. Zelenski, intuimos que bien asesorado, recordó el castigo de la urbe vasca cuando transcendía la matanza de civiles en Bucha por tropas rusas. Desde nuestra óptica, su mención a Gernika subrayó la dimensión global del conflicto de Ucrania al vincularlo al célebre lienzo de Pablo Picasso y jugó a favor de Kiev por sus implicaciones, ya que asocia la masacre de Bucha, negada por sus responsables, con la de la ciudad vasca, donde sucedió otro tanto; recuerda a las víctimas de un bombardeo de la Alemania nazi cuando Moscú alude a la “desnazificación de Ucrania” como pretexto de su invasión; y, quizá de manera no prevista por Zelenski, remite a aspectos de nuestra Guerra Civil que pueden ser aleccionadores. 

El bombardeo de Gernika, con 5.000 habitantes, sucedió la tarde del lunes 26 de abril de 1937, día de mercado, duró unas tres horas y lo efectuó la Legión Cóndor germana (con participación italiana). Según su jefe de Estado Mayor, Wolfram Von Richthofen, la urbe fue “asolada”. Las circunstancias del ataque son imprecisas y los historiadores Josep Solé i Sabaté y Joan Villarroya (en España en llamas, 2003) estimaron que entre 37 y 40 aparatos lanzaron bombas explosivas e incendiarias. Destruyeron 271 edificios (el 74.4% del total) y pudieron matar entre 250 y 300 personas, aunque las cifras oficiales aludieron a 1.645 y en 2017 el historiador Xabier Irujo las elevó a más de 2.000. Aún se debate si la responsabilidad última de la masacre debe recaer en el ejército franquista (pues pidió a los alemanes que atacasen la urbe por ser un cruce de comunicaciones y producir armas) o en la aviación alemana (que justificó la destrucción causada con la escasa visibilidad reinante). Se ha deliberado también sobre el objetivo real de la agresión (experimentar técnicas militares, desmoralizar a la población o cortar comunicaciones). Tras el bombardeo, el bando franquista quiso desvincularse de los hechos y su propaganda los atribuyó a “rojos vizcaínos y dinamiteros asturianos”, lo que recuerda a la maniobra del Kremlin, denunciando las muertes de Bucha como un “monstruoso montaje” antiruso. 

Este recuerdo de Gernika invita a trazar paralelismos entre la Guerra Civil y la contienda de Ucrania. El primero es que esta última posee una dimensión fratricida, dados los vínculos de todo tipo entre ucranianos y rusos. El segundo es la llamada constante de Zelenski a terceros países para que se impliquen en Ucrania, lo que recuerda cómo la política de “no intervención” en España de las democracias europeas en 1936 actuó en detrimento de la República, ante la ayuda de Italia y Alemania al bando rebelde (que consolidó las ambiciones de estas potencias). El tercero, es el afán de Zelenski de asimilar la contienda de Ucrania a una pugna entre democracias y regímenes autoritarios (tesis reforzada por el apoyo al Kremlin de China y países como Hungría). Zelenski ya lanzó esta idea en marzo: “Estamos luchando por nuestra independencia, por la libertad y por la igualdad para todo el continente”. Ello rememora cómo nuestra Guerra Civil fue percibida de modo similar a nivel mundial. El cuarto, abundando en esta analogía, es la afluencia de voluntarios multinacionales a Kiev, que recuerda a los que nutrieron a las Brigadas Internacionales de nuestra contienda. Por último, no está de más añadir que la alusión de Zelenski a Gernika ha tenido un efecto inesperado en Vox, en cuyas filas y entorno no faltaban simpatías por Putin antes de la invasión de Ucrania. La mención a la ciudad vasca no ha entusiasmado a su líder, Santiago Abascal, y ha apuntado que “quizá habría sido más acertado hablar de Paracuellos (donde los predecesores de Putin ensayaron el genocidio)”. Su declaración, en el fondo, refleja hasta qué punto la Guerra Civil aún habita en nuestra cultura.

En suma, la mención de Zelenski a Gernika demuestra cómo la conflagración de 1936, casi 90 años después de su inicio, aún ofrece un poderoso marco simbólico al trazar líneas de fractura política nacionales e internacionales. 

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*Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, «Ucrania, Gernika y la Guerra Civil”, El Periódico (7/IV/2022). La imagen de esta entrada es la que acompaña al artículo.


¿GOBERNAR CON VOX? LOS RIESGOS DEL PP

marzo 24, 2022

Mañueco-Gallardo

Juan García-Gallardo (Vox) y Alfonso Fernández Mañueco (PP), durante el acto de constitución de las Cortes de Castilla y León (fotografía de El Periódico).

PABLO CASADO Y ALFONSO FERNÁNDEZ MAÑUECO convocaron las elecciones de Castilla y León convencidos de que el PP rozaría la mayoría absoluta, noquearía al PSOE, fulminaría a C’s y minimizaría a Vox. Desde Génova se les dio proyección estatal para que el 14-F crease un marco político de caída del PSOE y avance imparable del PP que los comicios andaluces previstos este año debían ratificar y culminaría con la llegada de Casado a La Moncloa el 2023. Pero el resultado fue otro: un avance irrisorio del PP (pasó de 29 a 31 escaños, 31.4) y un ascenso espectacular de Vox (de 1 a 13 diputados, 17.6%) que ha culminado en un acuerdo de gobierno de ambos partidos. El pacto puede complicar las cosas al nuevo líder in pectore del PP, Alberto Núñez Feijóo, dadas sus implicaciones.

Las “tres derechas” como problema

Lo planteamos así porque a nuestro juicio existe un error de apreciación importante en sectores del PP sobre Vox y que explicitó el expresidente José Mª Aznar. Este en 2018 afirmó que el espacio de la derecha se había “troceado” entre PP, C’s y Vox y debía recomponerlo Casado, que ese año asumió la presidencia popular. El problema era cómo hacerlo: ¿Con discursos que conectasen los tres electorados? ¿Con coaliciones electorales? ¿Con ejecutivos de coalición? Casado, sin estrategia aparente al respecto, alternó las fórmulas: hizo la coalición electoral Navarra Suma con C’s; se acercó al discurso de Vox en las campañas; e hizo gobiernos de coalición con C’s y el apoyo externo de Vox. Finalmente, la aparente extinción de C’s deja al PP y Vox disputándose el voto de la derecha en solitario y –desde la lógica aznariana- su acuerdo sistemático no debería ser complicado.

El problema es que Aznar tenía razón solo de forma limitada, pues, aunque el voto a Vox procede del electorado popular, el partido verde cada vez es más distinto al PP. De ahí que para Génova no sea lo mismo gobernar con C’s y fagocitar a su electorado con un discurso liberal que hincar el colmillo en los temas de Vox. Estos, entre otros aspectos, pasan por frenar a la inmigración con muros trumpistas en Ceuta y Melilla; asumir supuestas conspiraciones como la del millonario filántropo George Soros, y guiños al movimiento antivacunas; oponerse a la ley de violencia de género; erradicar el Estado autonómico; cortejar a los gobiernos de Hungría y de Polonia (dos miembros díscolos de la UE cada vez más autoritarios). Convendrá el lector que ello es excesivo para un PP que según Casado aspiraba a representar el “centro reformista”.

Vox, un compañero de viaje peligroso

En el PP, además, no hay unanimidad sobre si debía gobernarse o no con Vox en Castilla y León. Recordemos que Isabel Díaz Ayuso estaba a favor y el analista Iván Redondo afirmó en La Vanguardia que “7 de cada 10 votantes conservadores quieren el pacto PP-Vox”. Por tanto, la cuestión divide al partido y a su electorado. ¿Qué puede pasar al formarse ahora este ejecutivo? A nuestro juicio puede tener tres consecuencias importantes.

En primer lugar, el PP puede enviar a su electorado el mensaje de que si vota a Vox, ambos se entenderán en el gobierno. Ello favorecería las deserciones hacia el partido de Abascal, al ser un “voto útil”. En segundo lugar, debe ponderarse que Vox hoy es un actor mucho más sólido que cuando inició el salto institucional. El ciclo electoral de 2019 le reportó ingresos saneados (de los casi 15 millones de euros que ingresó en 2020, el 66% eran públicos); posee una maquinaria potente; goza de tendencia al alza y parece tener un electorado fiel (cuando Ayuso arrasó en las elecciones madrileñas de 2021, Vox pasó de 12 a 13 escaños). Por tanto, aunque Vox sea el socio menor en un ejecutivo de coalición con el PP, su influjo político y electoral puede ser superior al tener los altavoces institucionales. En tercer lugar, quizá Vox no salga vencedor en todos los aspectos, pues se enfrenta a una disyuntiva importante: ¿Podrá conciliar largo tiempo su oposición a las autonomías con la participación en sus instituciones (parlamento y gobiernos)?

Todo lo expuesto hace de Castilla y León un potencial laboratorio de la derecha, especialmente cuando ya ha comenzado la precampaña de las elecciones andaluzas.

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*Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, «¿Gobernar con Vox? Los riesgos del PP”, El Periódico (18/III/2022). La imagen de esta entrada es la que acompaña al artículo.


UNA ANTIGLOBALIZACIÓN PLANETARIA

febrero 26, 2022

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EL ASCENSO DE VOX HA SORPRENDIDO POR SU RAPIDEZ. En noviembre de 2018 era un partido marginal y en 2019 era la tercera fuerza del Congreso (15,1% del voto); tenía presencia local, autonómica y europea; y el PP facilitó su rápida normalización, al recabar su apoyo para gobernar Murcia, Madrid y Andalucía. Ahora puede sumarse al Ejecutivo popular de Castilla y León, lo que la convertiría en una ‘derecha respetable’ de forma definitiva. Tal situación dista de ser excepcional en Europa y más allá del continente, pues Vox forma parte de un sector político en expansión.

Una tendencia global

Lo ilustran tres datos. El primero es que la ultraderecha es la tercera fuerza del Parlamento Europeo, aunque ello es invisible al estar dividida en dos grupos: Identidad y Democracia (en el que destacan Marine Le Pen y Matteo Salvini), con 66 escaños, y Conservadores y Reformistas Europeos (que acoge al partido polaco Ley y Justicia y a Vox), con 64. Si les añadimos los 13 de Fidesz (la formación de Viktor Orbán expulsada del Grupo Popular Europeo), la extrema derecha reúne a 143 de los 705 escaños de Estrasburgo y se sitúa tras el Grupo Socialista (146) y el Popular (166).

El segundo dato es que la ultraderecha está representada en todos los parlamentos de Europa, salvo los de Irlanda e Islandia: su presencia es la norma, no la excepción. El tercer dato es que su crecimiento se inscribe en una tendencia transcontinental. Lo reflejó la victoria de Narendra Modi en la India en 2014, la de Donald Trump en EEUU en 2016 o la de Jair Bolsonaro en Brasil en 2018, por citar casos destacados. De este modo, el crecimiento de Vox se integra en una tendencia internacional paradójica, en la medida que las fuerzas de ultraderecha reflejan un rechazo a la globalización (flujos migratorios, multiculturalismo, entes supraestatales) de carácter global.

Entre el aislamiento político y la participación en el gobierno

En general, no hay fórmulas políticas que garanticen su contención. De esta forma, su aislamiento o “cordón sanitario” por el resto de formaciones limita su avance, al carecer la ultraderecha de expectativas de “tocar poder”, pero no comporta su hundimiento. Lo refleja el caso de Alternativa para Alemania (AfD): esta ha conocido una moderada caída del voto (del 12,6% al 10,3%). Cuando la extrema derecha se integra en el gobierno, sus partidos ponen el foco sobre todo en endurecer los controles de la inmigración.

Lo ilustró el gobierno de Giuseppe Conte en 2018, que agrupó al Movimiento 5 Estrellas y a la Liga de Salvini. Este, desde la cartera de Interior, quiso frenar desembarcos de inmigrantes o multar a ONG’s que los ayudaban. Igualmente, en Austria, la coalición del conservador Sebastian Kurtz con el extremista Partido de la Libertad también se plasmó en políticas de inmigración más restrictivas y se retiró del Pacto Mundial para la Migración de la ONU, pues rechazaba del mismo “un derecho humano a la migración ajeno al sistema legal austríaco”.

En general, las fuerzas de ultraderecha en los ejecutivos combinan la acción de gobierno con la de partidos de protesta. De este modo, la Unión Democrática de Centro (UDC-SVP), que forma parte del Ejecutivo suizo, mantiene una movilización cívica en torno a sus temas promoviendo referéndums, entre los que destacó el relativo a la prohibición de minaretes, en 2009.

¿La hora de las etnocracias?

Así las cosas, si nos preguntamos cuál sería la meta de un hipotético Gobierno de ultraderecha, los gobiernos de Polonia o Hungría permiten hacerse una idea. Los presiden, de forma respectiva, Mateusz Morawiecki (con Ley y Justicia, 43,5% en 2019) y Orbán (con Fidesz, 52,5% en 2019), ambos próximos a Vox, e impulsan democracias iliberales: sistemas políticos formalmente democráticos, pero cuyos Ejecutivos autoritarios concentran cada vez más poder. En este escenario, para el politólogo Cas Mudde, la meta de la ultraderecha en el poder sería crear una ‘etnocracia’: “un régimen supuestamente democrático que determina estructuralmente el dominio de un grupo étnico” (La ultraderecha hoy, 2021).

En definitiva, la irrupción de Vox se inscribe en un movimiento amplio de rechazo a la globalización que articula la ultraderecha y cuya actuación demuestra la fragilidad de realidades hasta hace pocos años consideradas irreversibles, como la existencia de la propia Unión Europea. 

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*Artículo publicado originalmente como Xavier Casals,  “Una antiglobalización planetaria”, El Periódico (31/X/2021). La imagen que lo ilustra en este blog fue publicada con el texto. Desconocemos su autoría, de ahí que no la indiquemos.

 

«¡ARRIBA EL CAMPO!»: LA PROMESA INCUMPLIDA

enero 29, 2022

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Concentración frente al Congreso de plataforma en contra de la España Vaciada (foto de David Castro en El Periódico, 26/I/2022).

LA ESPAÑA VACIADA SE CREÓ DURANTE EL LLAMADO “DESARROLLISMO” económico de la dictadura, entre los años 60 y 70.Ello reflejó una paradoja del franquismo, que presentó la España agraria como la encarnación de la auténtica España e identificó sus valores con los del país, pero a la vez estimuló una política industrializadora que la despobló. El régimen, pues, tuvo una relación contradictoria con el mundo rural: lo exaltó y a la vez causó su declive. Veámoslo.

La Guerra Civil: el campo contra la ciudad

Suele verse la Guerra Civil (1936-1939) como un choque entre fascismo y antifascismo, entre democracia y dictadura, pero también fue una pugna entre la España agraria e interior (que controlaron los militares alzados) y la urbana e industrial (en poder de la República). Antonio Royo Villanova, político y universitario que se unió a los sublevados, lo plasmó así: “De las regiones industriales y mineras, ricas y poderosas, venía la destrucción y la anarquía. De las regiones agrarias, pobres y olvidadas, brotaban la paz, el patriotismo, la fe religiosa, la fraternidad cristiana, la intima y honda solidaridad nacional”. En este marco, los franquistas proyectaron la contienda como una lucha entre la civilización urbana y la rural, que el historiador Michael Seidman resume así: “La primera era proletaria, colectivista, materialista y promiscua; la segunda, campesina, individualista, disciplinada y espiritual. La civilización rural era sensible a la dictadura; la urbana, al parlamentarismo”. De hecho, el bando sublevado tuvo una capitalidad triple en Castilla, que pivotó entre Salamanca (el cuartel general), Burgos (la sede del gobierno) y Valladolid (la capital “azul” por su poderosa Falange). Franco incluso meditó trasladar la capital del país de Madrid, “ciudad roja”, a Sevilla. El corolario de aquel discurso antiurbano y agrarista fue –como manifestó una obra de propaganda de 1937, La Nueva España Agraria– que Franco devolvería “al agro nacional los privilegios y las riquezas que una política equivocada, de halago a las ciudades, le había arrebatado”. De ahí que el régimen lanzara en 1939 el lema “¡Arriba el campo!”.

El campo, un vencedor-perdedor

Sin embargo, ocurrió todo lo contrario porque Franco optó por una política industrializadora (en 1941 ya se creó el Instituto Nacional de Industria o INI), que a partir de los años 50 devino un mísil contra el campo, puesto que al fomentar el éxodo a las zonas urbanas y al extranjero llevó a la disolución de la comunidad rural. De este modo, entre 1950 y 1970 la agricultura perdió unos 2.400.000 puestos de trabajo, mientras que en ese mismo período la población que vivía en urbes de más de 10.000 habitantes pasó de 52.1% al 66.5%. El jerarca falangista y exministro José Antonio Girón lamentó el cambio: “El error de Franco […] fue creer que con viviendas, frigoríficos y automóviles iban a matarse los virus de una revolución que […] obedecían a la pavorosa máquina de la anti-España. […] Se empezaba a apreciar en todo […] que empezamos a ser entre nosotros mismos unos perfectos desconocidos”. A sus ojos, el censurable auge consumista urbano sustituía a la encomiable austeridad rural.

El cine reflejó de forma diáfana esta mudanza a través de dos cintas célebres. En 1951, el film Surcos, de José Antonio Nieves, mostró el drama de una familia rural que emigraba a Madrid. Allí la hija se convertía en una “querida” y el hijo en un estraperlista, y el padre ordenaba el retorno al pueblo. 15 años después, en 1966, las cosas habían cambiado en La ciudad no es para mí, de Pedro Lazaga. La obra mostró la peripecia de un abuelo rural en Madrid que también veía a la familia de su hijo amenazada por la corrupción de las costumbres, pero la crítica al mundo urbano era amable: la gran urbe era ya un lugar atractivo.

En suma, la España agraria acabó sacrificada por el régimen que ayudó a construir, cuyo discurso de exaltación del mundo rural contrastó con la industrialización que promovió y lo colapsó. Los desequilibrios territoriales entonces creados ya no se revirtieron con la democracia. Hoy, las candidaturas de la España vaciada del 13-F son, en cierto modo, el eco postrero de aquella gran promesa incumplida del franquismo: “¡Arriba el campo!”

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*Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, «¡Arriba el campo!»: la promesa incumplida”, El Periódico (26/I/2022). La imagen de esta entrada es la que acompaña al artículo.


LA INTERNACIONAL DE VOX

noviembre 4, 2021

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La Iberosfera según Vox.

SANTIAGO ABASCAL Y DIRIGENTES DE VOX ESTÁN TRABANDO NUMEROSOS CONTACTOS con políticos de América Latina en vistas a articular una estructura estable, el Foro Madrid, una pretendida respuesta al izquierdismo del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla. Los cimientos de esta apuesta remiten a otoño de 2020. En septiembre de aquel año el partido creó la Fundación Disenso, que el 12 de octubre –día de la Hispanidad- lanzó el diario La Gaceta de la Iberosfera para presentar “‘la batalla cultural a la izquierda’ a nivel internacional”. Y el día 20 publicó la Carta de Madrid, un documento programático “contra el avance del comunismo” que contó con las adhesiones de algunos políticos significados, como Eduardo Bolsanaro (hijo del presidente brasileño) o el chileno José Antonio Kast. Este año, 2021, representantes de Vox viajaron a Bolivia a apoyar a la presidenta Jeanine Áñez; asistieron en Ecuador a la toma de su presidente Guillermo Lasso; se entrevistaron con Keiko Fujimori en Perú; el mes pasado Abascal anunció la creación del citado Foro en México, con apoyo de parlamentarios del país. Y la celebración de Vox en Madrid el 9 y 10 de octubre (¡Viva 21!) tuvo un video de apoyo del exmandatario colombiano Andrés Pastrana, que preside la Internacional Demócrata de Centro (uno de sus vicepresidentes es Pablo Casado). Aparentemente, pues, el proyecto voxista avanza viento en popa.

El partido obtiene tres réditos claros del mismo. En primer lugar, su eco mediático internacional le aporta publicidad gratuita impagable. En segundo lugar, le permite presentarse como un actor internacional relevante en contraste con su apoyo electoral (15%), muy alejado al del partido magiar Fidesz (48.5%) o del polaco Ley y Justicia (PiS, 41%). En tercer lugar, Vox deviene una oficina transcontinental de enlace, ya que conecta a un amplio espectro de la ultraderecha europea con otro de América, que incluye desde Bolsonaro hasta el senador republicano Ted Cruz. A la vez, la adscripción de Vox en Estrasburgo al grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (CRE, que lidera el PiS) y su buena sintonía con Viktor Orban (líder de Fidesz que en marzo dejó el grupo Popular) lo sitúan en buena posición si finalmente las fuerzas ultraderechistas superan su división entre el CRE e Identidad y Democracia (que reúne a diputados lepenistas y de la Lega de Salvini, entre otros) y confluyen en un solo grupo, ya que Vox puede ser su interlocutor con fuerzas de América.

La importancia de la “Iberosfera”

Vox ha remozado un mito tradicional de la ultraderecha, la Hispanidad, con el neologismo Iberosfera. Su Fundación Disenso vincula así ambos conceptos: “podemos hablar de Hispanidad como de una unidad que nos reúne a todos los iberoamericanos, incluidos aquí portugueses, españoles (y andorranos)”. Señala que “la Iberosfera vendría a ser la continuación, en términos de cooperación e intercambio […] de actores políticos y culturales, del perpetuo intercambio de intereses y valores que constituye la Hispanidad”. Pese a lo expuesto, Vox difiere de la ultraderecha precedente, pues esta adoptó una posición beligerante ante EE.UU. que entroncó con la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898. Así en 1996 la revista Fuerza Nueva, pese a la dictadura de Fidel Castro, afirmaba que “no hay que […] amparar los intereses del vecino [EE.UU.] para arrebatarle [a la isla] sus señas de identidad”. Y en 1997 un grupo falangista hasta reivindicó al Che Guevara como “ejemplo de servicio total a la comunidad hispanoamericana”. Vox proyecta ahora un giro atlantista que le proporciona un amplio campo de juego, ya que puede dialogar con el trumpismo, e incluye también el universo lusitano, lo que incorpora el bolsonarismo.

Acto d ela Fundación Disenso

Acto de la Fundación Disenso en noviembre de 2020.

En suma, el conglomerado voxista (el partido, Disenso y su Gaceta o la editorial afín Homo legens) intenta vertebrar una “internacional de ultranacionalistas” y poner las bases de un marco ideológico global importando y exportando ideas. En este último aspecto la formación podría tener un influjo intelectual significativo al ofrecer un arsenal de argumentos para las “guerras culturales” contra la izquierda. Por esta razón, el eventual legado ideológico de esta andadura de Vox podría transcender el de su acción institucional, pero solo el tiempo lo dirá.

 

Artículo publicado originalmente como Xavier Casals,  “La Internacional de Vox”, El Periódico (31/X/2021)


VOX Y LAS LECCIONES DEL CASO DE ‘EL JUEVES’

julio 14, 2021

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Fragmento del cromo que parodia a Santiago Abascal publicado en El Jueves dentro de la serie «Pandilla Voxura»  (Raúl Salazar y Juanjo Cuerda)

 

EL TUIT DE VOX SOBRE EL JUEVES, señalando a su editor con nombre y dirección, más allá de su claro carácter intimidatorio, ofrece tres lecciones importantes sobre la política de comunicación de este partido que analizamos a continuación.

1. Vox no desdeña la guerra con los medios tradicionales 

Consideramos que el caso de El Jueves refleja de nuevo el afán de Vox por controlar su imagen pública, que ahora va más allá de querer vetar a periodistas que cubren sus actos. Así, en febrero, Iván Espinosa pidió a los suscriptores de ABC que se dieran de baja porque este diario entrecomilló la palabra “atacan” en un titular sobre agresiones a Javier Ortega e Ignacio Garriga en la campaña electoral catalana, ya que supuestamente restaba veracidad a los hechos. Y, en marzo, Vox se querelló contra Covite, la asociación de familiares de víctimas del terrorismo que preside Consuelo Ordoñez. Según el partido, un artículo de su web lo vinculaba “con hechos delictivos de carácter terrorista”. La justicia rechazó la querella, pero Ordóñez explicó que “esa mentira dio pie a una campaña de linchamiento contra Covite en redes sociales”. Y ese mismo mes, Santiago Abascal denunció a los “medios de manipulación” por demonizar a Vox y señaló la posibilidad de interpelar públicamente a sus accionistas. Remarcó que eran bancos, en muchos casos y que muchos votantes de Vox eran clientes. Así las cosas, el tuit sobre El Jueves reforzaría esta tendencia coactiva de Vox, ante críticas reales o supuestas que recibe y es un aviso para navegantes: atacar al partido puede tener costes. 

2. La meta de Vox es “la autarquía informativa”

Con tales actuaciones, Vox subraya que aquello que los medios tradicionales difunden sobre ella puede ser torticero, ofensivo o tergiversado. Por tanto, si sus seguidores no quieren ser manipulados solo pueden recurrir a las redes sociales del partido y a su galaxia digital de webs e influencers afines. A nuestro juicio, esta dinámica que la formación promueve tiene tres metas entrelazadas. 

La primera es reforzar la cohesión interna de sus seguidores en las redes, que ya fomentó su campaña en Twitter en 2019 #SiguemeYTeSigoVox. La segunda es lograr una “autarquía mediática” que le permita prescindir de los medios tradicionales. Manuel Mariscal, su vicesecretario de comunicación, ha sido claro: “el éxito de Vox será la derrota de los medios convencionales”. La tercera es hacer que estos medios, que la formación desdeña, hablen de ella con frecuencia y la asocien a “guerras culturales” de alto voltaje emocional capaces de movilizar a sus leales. En tal sentido, el tuit de Vox sobre El Jueves no hace hincapié en sus caricaturas de los líderes del partido, sino en que la revista “difunde odio contra millones de españoles a diario”. Es, pues, algo grave y capaz de impulsar a la acción. 

3. Dos referentes significativos: Orbán y Trump

Ateniéndonos a lo expuesto, vemos en Vox un emulador de la comunicación trumpista. Tiende a rechazar a los medios convencionales por ser manipuladores y está dispuesta a luchar contra ellos. A la vez, siguiendo también la estela del trumpismo, alza la bandera de la libertad de expresión contra la pretendida censura que vive la ultraderecha en las redes sociales. Así, su Fundación Disenso acaba de unirse a la Free Speech Alliance, una coalición de entidades que promueve el Media Research Center, cuyo fundador -Brent Bozell- afirma la necesidad de defender la libertad de expresión ante una izquierda que efectúa “una yihad contra el pensamiento conservador”. 

Esta relación política conflictiva con los medios también está muy presente en el Partido de la Ley y la Justicia [PiS], que gobierna en Polonia, y el Fidesz, que con Víctor Orbán gobierna Hungría, que son referentes importantes de Vox. Sus Ejecutivos han efectuado una política de control de los medios que la propia UE ha censurado. Vox ha afirmado su coincidencia con ambas formaciones en su visión de la familia y de la UE. Para Abascal, además, Orbán es un ejemplo por su política de fronteras. Sin embargo, ignoramos su parecer sobre la tutela citada sobre los medios. En todo caso, Orbán y Trump plasman una coexistencia nada fácil con el pluralismo informativo, que Vox parece reflejar cada vez más. 

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*   Artículo publicado originalmente como Xavier Casals,  «Vox y las lecciones del caso de ‘El Jueves'», El Periódico (12/VII/2021).  La ilustración de este post es la que acompaña al artículo.

 


VOX TRAS EL 4-M: UN BALANCE AMBIVALENTE

May 18, 2021

Rocío Monasterio, candidata de Vox a la Comunidad de Madrid (foto de EFE reproducida por el El Confidencial).

VOX HA SUPERADO EL EXAMEN DE LAS ELECCIONES DE LA COMUNIDAD autónoma de Madrid del pasado 4-M de forma airosa, aunque sin salir del todo indemne, de ahí que su balance electoral sea ambivalente. Lo argumentamos a partir de las tres consideraciones siguientes.

1. Supervivencia y mejora de posiciones

El punto de partida de Vox en estas elecciones era complicado, pues su electorado prefería a la candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, antes que a la propia, Rocío Monasterio. Incluso en algunos momentos se apuntó que Vox quizá no obtendría representación al no superar el listón del 5% necesario para ingresar en el hemiciclo.

Al final Vox ha evitado ser apisonado por un PP expansivo y mejora levemente sus posiciones: sus 12 escaños de 2019 suman ahora 13 y sus 285.099 votos (8.8%) ascienden a 330.660 (9,1%). Además, Díaz Ayuso necesita su abstención para ser presidenta.

2. Un rol subsidiario y un retroceso importante, pero apenas perceptible

No obstante, la ultraderecha no logra ser imprescindible para que Díaz Ayuso gobierne, pese a haber mostrado previamente Abascal su disposición a pactar. De haberlo conseguido, se hubiera podido presentar a Madrid como un laboratorio de la derecha bipartita PP-Vox en vistas a exportar la fórmula al resto de España. Ahora el rol del partido verde es subsidiario e incluso puede quedar eclipsado por la acción de gobierno de la presidenta madrileña.

A la vez, si bien han desaparecido los 26 diputados de C’s del hemiciclo (lo que simplifica la competición en el bloque de la derecha), quien capitaliza su ausencia es el PP, que pasa de 30 a 65 escaños y no Vox, lo que no es un augurio muy prometedor. Es más, en relación a los comicios legislativos del 10-N de 2019 Vox ha perdido más de 300.000 sufragios en beneficio del PP.

3. Un giro en el relato de Vox

En consecuencia, el 4-M cambia el relato que Vox transmitió tras las elecciones catalanas del 14-F, en las que superó ampliamente al PP. Este solo logró tres escaños (3.8%) ante 11 de Vox (7.6%). Como ya señalamos, este reusltado reforzó a Vox como “derecha útil” contra el secesionismo y la izquierda y le permitió proyectar la existencia de una lucha por la primacía de la derecha entre PP y Vox. Así, Abascal señaló entonces que los resultados de Vox el 14-F “son un adelanto de lo que sucederá a nivel nacional en las próximas generales, de manera que acabará superando electoralmente al PP en toda España”. La gran victoria de Díaz Ayuso noquea este relato y Abascal deberá reformularlo para que sus votantes no se sientan tentados de ejercer un voto útil al PP.

Pese a lo expuesto, en un escenario en el tal vez no hayan comicios en dos años, Vox puede tener una marea mediática favorable en abril del año próximo según la demoscopia. ¿La razón?  Entonces Marine Le Pen superará en Francia la primera vuelta de las elecciones presidenciales y eventualmente puede ganar la segunda. Aunque Vox no tiene especial proximidad con el lepenismo, cabe pensar que le beneficiará el progreso en las urnas de la ultraderechista vecina. No obstante, ello es una mera hipótesis, ya que aún falta prácticamente un año para los comicios.

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* Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, “Vox tras el 4-M: Un balance ambivalente”, Agenda Pública (14/V/2021).


AQUÍ PUEDE ACCEDERSE A TODOS NUESTROS ARTÍCULOS SOBRE VOX

May 18, 2021

Santiago Abascal, líder de Vox (foto de EFE / Adrián Ruiz del Hierro).

DADO EL INTERÉS QUE SUSCITA VOX Y LAS PETICIONES DE INFORMACIÓN QUE HEMOS RECIBIDO AL RESPECTO, EN ESTE POST HEMOS AGRUPADO LOS ENLACES A NUESTROS ARTÍCULOS SOBRE ESTE PARTIDO.  Su lectura permite aproximarse a distintos aspectos de esta formación, como detallamos a continuación. La fecha que figura en ellos es la de publicación en nuestro blog, pero la mayoría fueron publicados en otra fecha en un medio de comunicación (la fecha original consta en cada entrada).

  1. VOX Y SU CAMPAÑA ISLAMÓFOBA CONTRA EL PSOE Y PODEMOS (24/III/2015).
  2. CLAVES PARA COMPRENDER El ASCENSO DE VOX (14/X/2018).
  3. VOX SÍ, PACMA NO: UN GRAVE ERROR (17/IX/2018)
  4. TRES APUNTES SOBRE VOX Y SU IMPORTANCIA EN LAS ELECCIONES ANDALUZAS (30/XI/2018)
  5. VOX: EL MAZAZO. LAS CLAVES DEL ASCENSO DE VOX EN ANDALUCÍA (7/XII/2018)
  6. VOX: ¿PACTO DE GOBIERNO O AISLAMIENTO? (19/XII/2018)
  7. LA RENOVACIÓN DE LA ULTRADERECHA ESPAÑOLA: EN 2009 YA APUNTAMOS QUE EXISTÍA UN SUBSTRATO POLÍTICO FAVORABLE A LA ECLOSIÓN DE UN PARTIDO COMO VOX (26/XII/2018)
  8. ¿ES POSIBLE FRENAR EL ASCENSO DE VOX? ANALIZAMOS LAS DISTINTAS ESTRATEGIAS DE CONTENCIÓN DE LA EXTREMA DERECHA (16/I/2019).
  9. VOX, EL GRAN BENEFICIARIO DEL PACTO DE GOBIERNO ANDALUZ (23/I/2019)
  10. VOX HABLA SOBRE VOX. TRES LIBROS PARA CONOCER EL PARTIDO (30/I/2019).
  11. EL AUTOBÚS DE HAZTEOIR O CÓMO LOS MEDIOS HAN CREADO UN CIRCO MEDIÁTICO EN TORNO A LA ULTRADERECHA DEL QUE CONSTITUYEN SU PÚBLICO INCONDICIONAL  (3/III/2019)
  12. VOX CONTRA EL FEMINISMO (24/III/2019)
  13. CATALUÑA Y LA “ESPAÑA VIVA” DE VOX: EL RETORNO DEL NACIONALISMO ESPAÑOL INTEGRISTA (26/IV/2019)
  14. VOX RECUPERA LA “ANTI-ESPAÑA” PARA DESIGNAR A LOS ENEMIGOS DE “LA ESPAÑA VIVA” (4/V/2019)
  15. ¿CUÁL ES AL SITUACIÓN DE VOX DESPUÉS DEL 28-A? (12/V/2019).
  16. VOX TRAS EL 26-M: NUBES EN EL HORIZONTE (1/VI/2019).
  17. VOX EN AGUAS PANTANOSAS: SU APOYO CAE EN LAS ENCUESTAS, SE ENREDA EN LOS PACTOS DE GOBIERNO Y GENERA NOTICIAS DESFAVORABLES (6/VII/2019).
  18. ESPAÑA SUMA, UN RETO COMPLICADO PARA VOX
  19. CINCO INCÓGNITAS DE VOX QUE DESVELARÁ EL 10-N
  20. EL ADOQUÍN DE RIVERA, MUNICIÓN PARA VOX (6/XI/2019)
  21. LOS POBRES Y LA PATRIA: ABASCAL RECURRE AL LÍDER JONSISTA RAMIRO LEDESMA IGUAL QUE LE PEN RECURRIÓ AL LÍDER SOCIALISTA JAURÈS.
  22. VOX DINAMITA A LA DERECHA.
  23. CUATRO OBRAS SOBRE VOX PUBLICADAS EN 2019
  24. 2019: EL AÑO DE VOX Y CHEGA Y DEL FIN DE LA EXCEPCIONALIDAD IBÉRICA DE LA ULTRADERECHA
  25. LAS TRES DERECHAS (VOX, C’S Y PP) Y EL ESCENARIO POLÍTICO DESPUÉS DE LA INVESTIDURA
  26. TRES APUNTES SOBRE LA AFINIDAD DE VOX CON EL PARTIDO LEY Y JUSTICIA POLACO
  27. VOX Y EL COVID-19: ¿CAMBIO DE PIEL?
  28. EL TRUMPISMO DE VOX, UNA RUPTURA EN LA TRADICIÓN ANTI-ESTADOUNIDENSE DE LA EXTREMA DERECHA ESPAÑOL
  29. EL ULTRANACIONALISMO DE VOX. CINCO CLAVES PARA COMPRENDER “LA ESPAÑA VIVA”
  30. ¿CÓMO DEFINIR A VOX? CINCO CLAVES INTERPRETATIVAS
  31. LOS EXMILITARES Y VOX: EL PASADO Y EL PRESENTE
  32. EL 14-F Y EL “EFECTO VOX”
  33. ELECCIONES EN MADRID EL 4-M: ¿UN PP CRECIDO Y VOX DECISIVO?
  34. CINCO RAZONES POR LAS QUE EL ABANDONO DE DIPUTADOS DEL HEMICICLO CATALÁN AL INTERVENIR VOX HA BENEFICIADO A ESTE PARTIDO
  35. VOX ENTRA EN CAMPAÑA EN VALLECAS: LA “RECUPERACIÓN” DE LA “PLAZA ROJA”
  36. VOX: LA DENUNCIA DEL ‘MENA’ COMO PROBLEMA
  37. VOX TRAS EL 4-M: UN BALANCE AMBIVALENTE

VOX: LA DENUNCIA DEL ‘MENA’ COMO PROBLEMA

abril 26, 2021

El cartel de Vox que presenta a los menores extranjeros como una amenaza.

LA CAMPAÑA DE VOX EN LA COMUNIDAD DE MADRID NO PASA POR LA GESTIÓN. Su programa se reduce a «10 medidas urgentes» genéricas, salvo la primera. Esta propone reducir sus consejerías a siete, sus diputados a la mitad y eliminar Telemadrid. Por tanto, el partido busca movilizar a sus votantes no con sus propuestas, sino con épica y emociones

En este marco, y en sintonía con sus lemas «Vota seguro» y «Protege Madrid», Vox ha plasmado un peligro al que desde su óptica se enfrenta la sociedad madrileña en los menores extranjeros no acompañados («mena»). Esta decisión de Vox, a nuestro juicio, tendría tres objetivos relevantes expuestos a continuación.

Vox crea una figura en la que proyectar miedos e inquietudes

El partido convierte el perfil vulnerable del menor que vive un drama (está solo en un país desconocido, sin recursos y sin red de ayuda) en el de un imaginario «extranjero invasor» a partir de dos elementos.

Por una parte, vincula a estos menores con una supuesta depredación de recursos en perjuicio de los autóctonos. Así, su polémico cartel contrapone a una pensionista con la leyenda 426 euros mensuales y a un supuesto «mena» con otra de 4.700 (cuando estos menores no reciben pagas). Incidiendo en esta misma línea, el sindicato Solidaridad (vinculado a Vox) ha difundido un cartel con el lema “Menas subvencionados, parados abandonados”. Por otra parte, Vox asocia a estos menores a delincuencia. De hecho, el que representa su polémico cartel oculta su identidad con una sudadera y un pañuelo, lo que insinúa su posible conducta ilegal. Ello no es nuevo y en octubre de 2019 el partido denunció en Twitter que estos menores -además de recibir supuestamente “pisos gratis y paguitas”- “se unen a la rebelión terrorista de los CDR”. 

En síntesis, Vox codifica un mito en el menor no acompañado en el que su electorado puede proyectar sus temores y frustraciones, aunque se base en falacias. 

Tweet Solidaridda

De forma paralela a la difusión del cartel de Vox, su sindicato Solidaridad ha difundido este.

Vox se autoerige en el único partido diferente de los demás 

La Fiscalía ha anunciado que investigará el cartel de Vox, lo que ha dado pie a Santiago Abascal a denunciar que su formación es víctima de un sistema regido por la corrección política que silencia a quienes se rebelan. Lo ha formulado así: “Que la Fiscalía nos retire el cartel y después que la Fiscalía suba a esta tribuna durante esta campaña electoral y que nos arrebate el micrófono porque [este mensaje] lo vamos a decir todos los días”. 

De este modo Vox presume de ser el único partido que dice la verdad frente a la “dictadura progre”. Así, no es casual que afirme que su voto es el que “más le duele” a la izquierda. Con ello quiere presentarse como la única formación crítica con el sistema que no teme decir una pretendida verdad que todos coinciden en silenciar.

Vox-C

En octubre de 2019 ya denunció a estos menores como colaboradores de los CDR.

Vox polariza la campaña en su beneficio

La denuncia generalizada del controvertido cartel por su contenido engañoso y estigmatizador puede parecer desfavorable para Vox, cuando sucede todo lo contrario. La formación necesita que partidarios y detractores polaricen el clima político al máximo con dos metas: ganar gran visibilidad y proyección en una campaña reñida y convertir lo que debería ser un debate más o menos anodino sobre gestión (con la pandemia de por medio) en un conflicto épico y emocional para reunir apoyos en las urnas. De paso, relega a un segundo plano realidades que le resultan incómodas. Y es que Vox, según su cartel hoy tan preocupado por las jubiladas, se abstuvo en el Congreso cuando en 2020 se votó el aumento de sus pensiones. 

Menor-Vox

El supuesto menor del cartel no es menor, ni extranjero ni està en España,sino a un joven de Bangladesh (información de eldiario.es).

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* Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, “Vox: la denuncia del ‘mena’ como problema”, El Periódico (23/IV/2021).


VOX ENTRA EN CAMPAÑA EN VALLECAS: LA «RECUPERACIÓN» DE LA «PLAZA ROJA»

abril 14, 2021

Acto de Vox en Vallecas (foto de  Fernando Alvarado / EFE reproducida en Público.es).

ESTA SEMANA SE HA GENERADO UNA POLÉMICA EN TORNO AL ACTO QUE VOX celebró el 7 de abril en Vallecas. Lo hizo en un lugar emblemático: la plaza de la Constitución, más conocida como “plaza roja”, en busca de voto del lectorado obrero.

En el mitin intervino el líder de la formación, Santiago Abascal, y habló ante una muchedumbre deseosa de boicotear el acto del partido. En este marco se produjeron incidentes cargas policiales contra quienes protestaban y se lanzaron de piedras contra los participantes de Vox.

Se ha atribuido el inicio de los hechos a que Abascal habría actuado de forma provocativa, según  esta crónica de eldiario.es:

[Abascal] dejó de hablar, se bajó de la tribuna y se dirigió, acompañado de su seguridad y de otros dirigentes de Vox y algunos de sus seguidores, al grupo de manifestantes que tenía más cerca, y hay que decir que estaban bastante cerca.

Queda la duda de si fue una reacción espontánea o si ya tenía previsto hacerlo. Lo que es indudable es que los incidentes comenzaron cuando Abascal quiso que empezaran. Pretendía que los antidisturbios desalojaran por la fuerza a todos los que le estaban gritando a unas pocas decenas de metros.

Por su parte, ABC dio esta visión de lo acaecido en Vallecas:

En un clima de tensión y violencia inédito en una campaña electoral en Madrid, la Policía Nacional tuvo que cargar contra los boicoteadores que se presentaron en una zona de la plaza de la Constitución –conocida como ‘Plaza Roja’–, donde desde las 19.30 horas del pasado miércoles estaba teniendo lugar el acto del partido que preside Santiago Abascal.

Los incidentes se saldaron -según este último rotativo- con “cuatro detenidos, 14 heridos y 20 policías atendidos por contusiones”. Más allá de las versiones de lo allí sucedido y el eventual protagonismo que pudo tener la iniciativa de Abascal en su desarrollo, nos parece pertinente analizar el impacto del episodio en la campaña de Vox (y vaya por delante nuestra condena a las agresiones a cualquier partido político, al margen de la ideología que profese).

Con el acto de Vallecas, Vox ha entrado en campaña

Vox estaba desaparecida en combate antes de este suceso. No tenía una gran visibilidad en el desarrollo de la larga precampaña electoral de los comicios de la Comunidad de Madrid del próximo 4 de mayo [4-M].

Recordemos al respecto que Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP, supera en la preferencia de voto  de los electores de Vox a la propia candidata de este partido, Rocío Monasterio.

Ahora Vox ha logrado acaparar los focos mediáticos, por lo que consideramos que los sucesos de Vallecas han beneficiado a Abascal y a su formación por tres circunstancias que rodean a los hechos señalados y que exponemos a continuación.

1. Ejemplifica su supuesta “reconquista” del espacio urbano

Como es sabido y hemos explicado desde este blog, el relato político de Vox se ha desarrollado en torno al concepto de “Reconquista”, fundiendo un imaginario de lucha contra el musulmán con la realidad política actual. De este modo, la formación actúa presuntamente para recuperar la España que ha quedado cautiva en manos de sus pretendidos enemigos, a los que el propio Abascal aludió con el difuso término de “Anti-España”.

Su meta es “recuperar” o “reconquistar” el territorio perdido. Así, la campaña de Vox en los comicios catalanes del 14-F tuvo como lema “¡Recuperemos Cataluña!” (la ejemplificó en este video electoral):

El acto de Vallecas ha escenificado de nuevo su supuesta “recuperación” del espacio urbano por parte de la formación. Abascal lo ha enfatizado al manifestar que Vox sería el único partido que «pisa las calles y los barrios».

2. Confiere épica a su relato político, algo poco viable al debatir sobre gestión

Al mostrar su retorno al “combate” en el espacio público lo sucedido en Vallecas dota de épica al relato de Vox. Esta formación no se siente cómoda en lo que es genuino y consubstancial a la actividad política: la gestión de la Res publica (los asuntos públicos).

Ello se visualizó en la campaña catalana del 14-F. Todo el programa de Vox se reducía a una hoja con “10 medidas para Cataluña”, la mayoría genéricas, y el candidato del partido, Ignacio Garriga, demostró ignorar el presupuesto de la Generalitat de Cataluña de forma ostentosa: creía que este era «altísimo, alrededor de los 27 millones» de euros, cuando suma 30.000.

Y es que el combustible de Vox no radica en el debate técnico sobre inversiones, presupuestos y gestión, sino en convertir la política en algo transcendente y emocional. No es una convicción nuestra, sino que Abascal la expuso en su libro-entrevista con el escritor y ensayista Fernando Sánchez Dragó (España vertebrada, p. 43):

La política no es sólo el plan de urbanismo, ni el horario escolar, ni el alumbrado de las calles. Todo eso, a mí, nunca me ha interesado, aunque he sido concejal durante ocho años. Son debates en los que me da casi igual una cosa que su contraria. Y no me importa decirlo, aunque escandalice.

3. Dota a Vox de conexión simbólica y emocional con sus seguidores

Ateniéndonos a lo expuesto, el acto de Vallecas sitúa a Vox en la situación en la que más cómoda se halla. Esta no es el plató donde se debaten presupuestos, medidas de la pandemia o urbanismo, sino confrontada a su antagonista por excelencia, Podemos. Gabriela Ortega, profesora de la Universidad Camilo José Cela, lo expuso gráficamente en el huffingtonpost:

[Los líderes de Vox] Han tomado como bandera el cinturón rojo [de Madrid]. Y no se plantean al PSOE como rival, sino a Pablo Iglesias, a quien ven como principal villano. Tenemos al héroe, Santiago Abascal —porque la imagen de Monasterio está un poco relegada para darle protagonismo—, y al villano, que es Iglesias. Y tienen el discurso bien montado: el marqués de Galapagar ha traicionado a las bases del cinturón rojo y nosotros somos una opción para los que se han quedado huérfanos.

Un saldo netamente positivo

En definitiva, con los incidentes de Vallecas Vox entra en campaña y ubica al partido ultraderechista en su escenario favorito: la pretendida lucha por “recuperar” España. Y lo hace ante su rival por antonomasia, Podemos. La formación logra visualizar así su oferta electoral más preciada: épica para las emociones. En las próximas semanas veremos su impacto.

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* Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, “Vox entra en campaña: la ‘recuperación’ de la ‘plaza roja’’”, Agenda Pública (12/IV/2021).


CINCO RAZONES POR LAS QUE EL ABANDONO DE DIPUTADOS DEL HEMICICLO CATALÁN AL INTERVENIR VOX HA BENEFICIADO A ESTE PARTIDO

abril 14, 2021

Video que muestra el abandono del hemiciclo catalán por una mayoría de diputados cuando es el turno del líder de Vox, Ignacio Garriga (eldiario.es).

ESTOS DÍAS SE HA PRODUCIDO LA ENÉSIMA REPETICIÓN DE UN VIEJO DEBATE en torno a la extrema derecha cuando una parte de diputados del hemiciclo catalán lo abandonó al intervenir el líder de Vox, Ignacio Garriga, el pasado día 26. Entonces marcharon parlamentarios de ERC, la CUP, JuntsXCat, Catalunya en Comú Podem y PSC. La escena se repitió parcialmente el día 30, cuando diputados de ERC y la CUP volvieron a dejar el hemiciclo al hablar Garriga.

Estos hechos han suscitado un debate público y distintos diarios han consultado a expertos sobre el impacto de tal actitud ante a la ultraderecha, como se puede apreciar en El Periódico o en La Vanguardia.

En realidad, no hay nada nuevo bajo el sol y este debate demuestra lo poco que se ha mirado -y se mira aún- hacia otros países europeos, notablemente Francia. Allí el ascenso del lepenismo ya planteó en los años noventa las mismas cuestiones que ahora se debaten aquí como si de una novedad se tratara.

Por nuestra parte ya resumimos estos debates en una entrada del blog publicada inicialmente en 2014 a partir de los análisis del politólogo Pierre-André Taguieff en “Antilepénisme: les erreurs à ne plus commettre”, en D. Martin-Castelarnau (dir.), Combattre le Front National (1995).

Y la cuestión que ahora suscita tanto interés (ausentarse de un pleno cuando interviene un representante de la extrema derecha) ya la abordamos también en nuestro blog hace diez años, en enero de  2012. Lo hicimos con motivo de la actuación de la CUP en el consistorio de Vic, cuando su edil Georgina Rieradevall (que posteriormente fue diputada del parlamento catalán), con el apoyo de la mayoría de la asamblea permanente de la CUP en Vic, decidió que se ausentaría del pleno cuando se sometieran a votación mociones de la PxC.

Volviendo sobre el tema en cuestión, consideramos que lo ocurrido en el parlamento catalán favorece netamente a Vox por cinco razones:

1. Refuerza su discurso de que es un partido diferente a todos los demás

El abandono del hemiciclo por parte de un sector significativo de diputados únicamente cuando interviene Vox pone de relieve su singularidad, que es precisamente lo que la formación reivindica: ser un partido diferente del resto de formaciones.

2. Otorga centralidad a Vox y le sitúa en el centro del debate político

Si de lo que se trataba era de ignorar a Vox, el gesto de los diputados al ausentarse ha logrado el efecto contrario al buscado, ya que le ha proporcionado una espectacular notoriedad mediática.

3. Cohesiona al electorado de Vox y renuncia a recuperarlo

Al dejar el hemiciclo un sector importante de los parlamentarios al hablar Vox el mensaje que transmiten es que este partido no debe ni merece ser escuchado, lo que supone un menosprecio para sus votantes. Ello aún los aglutina más en torno a Vox e indica una renuncia a intentar recuperarlos.

4. No efectúa pedagogía política alguna, más bien desinforma

Algunos de los diputados blandieron o enseñaron esvásticas contra Vox. ¿Realmente asociar a este partido con una esvástica y al fascismo es útil para combatirlo? Desde nuestra óptica consideramos que desinforma y dice muy poco sobre su naturaleza porque no asistimos a una mera reedición de un fenómeno del pasado.

5. Elude la reflexión sobre la relación de los partidos con Vox y sus aliados

La acción en este caso elude la reflexión. Lo importante es la escenificación del rechazo (el espectáculo) y no cómo se actúa políticamente en torno a la ultraderecha (la estrategia o, al menos, la táctica).  


ADOLFO SUÁREZ TRAS CELEBRARSE LAS ELECCIONES DE 1977 NO QUERÍA QUE EL TEXTO CONSTITUCIONAL LO REDACTASE UNA PONENCIA DE LAS NUEVAS CORTES

marzo 28, 2021

 

Adolfo Suárez (imagen de Canal de la Historia).

 

ES SABIDO QUE EN LA TRANSICIÓN PREDOMINÓ LA IMPROVISACIÓN y que sus propios protagonistas no tenían muy claro cuáles eran los límites del proceso y hasta dónde querían llegar. En este sentido, nos parece interesante remarcar una cuestión que suele pasar desapercibida: Suárez no concibió inicialmente que fuese una ponencia de las nuevas Cortes la que elaborase el texto constitucional.

Lo explicó Miguel Herrero de Miñón, uno de los “padres” de la actual Carta Magna y entonces perteneciente a la Unión de Centro Democrático (UCD, el partido del gobierno), en sus Memorias de estío. En ellas hace esta concisa exposición del tema:

Convocadas las Cortes, se planteó de inmediato cómo elaborar la ansiada Constitución. Lavilla me llamó el día antes de la reunión de las Cámaras para decirme que el Gobierno pensaba poner en marcha una especie de Comisión Jurídica Asesora, semejante a la que don Angel Osorio Gallardo había presidido, por cierto con poca utilidad, en 1931. Yo debía coordinar su labor con los proyectos del Gobierno, esto es, los que había elaborado en el Ministerio de Justicia, y, después, con la propia Cámara, donde tras el verano se remitiría el proyecto definitivo.

Le señalé las dificultades que, a mi juicio, hacían inviable tal camino. Una vez convocadas unas Cortes Constituyentes resultaba imposible e inconveniente pretender substraerles la competencia de hacer de verdad la Constitución y, por otra parte, la dilación en emprender la tarea no hacía sino alargar una transición cuyo mayor defecto era su excesiva duración. Por ello recomendé que, si el Gobierno pretendía mantener la iniciativa en la cuestión constitucional, presentase sin más tardar su proyecto ante las Cámaras para centrar sobre él las discusiones

El problema resultó entonces que el Gobierno no supo decidir qué proyecto le interesaba impulsar y pretendió remitirse a las opciones que en su momento tomara el propio grupo parlamentario centrista. El resultado fue que los grupos de oposición, encabezados por el socialista, propusieron que la propia Cámara designase una Comisión y en el seno de esta ponencia se elaborase el anteproyecto constitucional. Se empalmaba, así, con la tradición de 1931.

Suárez me ha contado después su terrible susto cuando comprendió que las decisiones constituyentes se le escapaban de las manos en favor de una asamblea donde su propio grupo carecía de mayoría. En todo caso encajó perfectamente aquel golpe, previsible para todo el que supiera lo que un período constituyente era, y la fórmula de la ponencia fue felizmente asumida por la propia UCD por boca de su entonces portavoz, Leopoldo Calvo Sotelo.

El resto de la historia es conocida y ha sido muchas veces relatada. […].

(Memorias de estío, Temas de hoy, Madrid, 1993, pp. 114-115).

Nos ha parecido interesante recuperar esta información de la que se hace eco reciente el último libro del historiador Roberto Muñoz Bolaños (El 23-F y los otros golpes de Estado de la Transición) porque ilustra la complejidad que revistió la Transición, que habitualmente se presenta como un proceso lineal, cuando -como se puede apreciar- tuvo un curso mucho más sinuoso, con metas rápidamente cambiantes y un techo de libertades que se definió sobre la marcha.


LA ULTRADERECHA Y LAS REDES SOCIALES: “ANTISOCIAL”, UNA LECTURA OBLIGADA

marzo 21, 2021


Las redes sociales de la ultraderecha han sido esenciales en el ascenso de Trump (foto de Getty Images publicada por Cadena Ser).

ANDREW MARANTZ ES UN PERIODISTA de The New Yorker que ha escrito Antisocial, un voluminoso reportaje de más de 500 páginas sobre –y este es el subtítulo de la obra- “la extrema derecha y la ‘libertad de expresión’ en Internet”.

El autor trabajó desde 2016 en la elaboración de este ensayo que, desde nuestra perspectiva, es de lectura necesaria por tres razones que apuntamos a continuación.

Un retrato de la “coalición digital” que contribuyó al triunfo de Trump

En primer lugar Marantz ofrece una visión de conjunto de la que podríamos denominar de algún modo “coalición digital” (la galaxia de  activistas y colectivos que agitan las redes) que contribuyó al triunfo de Donald Trump en los comicios presidenciales de 2016.

No es una investigación efectuada “desde fuera”,  sino que Marantz (que es judío y se halla en las antípodas de los protagonistas de su libro) se adentra en su universo. Realiza así una inmersión en distintos ámbitos de la ultraderecha con la asistencia a sus actos y entrevista a algunas de sus figuras más o menos notorias, como Milo Yiannopoulos, Mike Cernovich o Mike Enoch. En algunos casos se adentra en su entorno familiar para explicar mejor su evolución política o mostrar sus contradicciones.

Al hacerlo refleja cómo las diferencias ideológicas teóricas en el seno de esta «coalición digital» en la práctica pueden ser muy difusas. No hay tanto estructuras orgánicas como  celebrities digitales cuya relevancia define su proyección en Internet: su cifra de seguidores, de visualizaciones de vídeos o visitas a blogs y, sobre todo, su capacidad para que algunos de sus temas se introduzcan en el mainstream informativo.

Una descripción de la polarización que crea la ultraderecha y de  la difusión de sus tesis

En este sentido, Marantz permite entender la importancia que tuvo la existencia de esta constelación digital en el ascenso de Trump primero y después en apuntalar (y –según cómo- moldear) su discurso desde la Casa Blanca.

El ensayo expone cómo la gran meta de este conglomerado de influencers, celebrities y cenáculos de una ultraderecha de tonalidad diversa pasa por dos objetivos complementarios y relacionados: movilizar de forma permanente a sus seguidores y normalizar sus puntos de vista moviendo los límites de la llamada “ventana de Overton”.

En este ámbito es remarcable que estos publicistas a menudo tienen una visión clara de los circuitos de circulación de sus mensajes entre el mundo digital y el real para obtener impacto. De este modo, Cernovich -uno de los influencers citados- sostiene al respecto que “el conflicto es atención” y “la atención es influencia”, en lo que no anda desencaminado.

Un debate que plantea: la libertad de expresión en las redes

Por último, el ensayo tiene un leitmotiv esencial: ¿Cuáles deben ser los límites de expresión en las redes sociales? ¿Qué responsabilidad tienen sus propietarios en los contenidos de las mismas que incitan al odio o en la desinformación que expanden sus usuarios? El tema es complejo y en una entrevista en La Vanguardia el propio Marantz lo explicitó así:

En Silicon Valley, los nuevos guardianes (gatekeepers), porque han tomado el relevo de la vigilancia que ejercían los medios tradicionales, aunque no lo admiten ni asumen la responsabilidad que conlleva, hubo ingenuidad al principio, cuando el experimento comenzaba y nadie sabía en qué se convertiría. Tampoco nadie les dio razones para dudar, la sociedad les dijo que podían ganar todo el dinero que quisieran sin asumir ninguna responsabilidad cultural, ética o política.

La ultraderecha y las redes sociales: una relación compleja

Marantz, en suma, nos permite reflexionar sobre dos cuestiones importantes. Una es cómo los extremistas de la derecha han sabido sacar partido de las redes sociales. La otra es el debate complejo que implican los intentos de limitar la libertad de expresión en estas redes.

Antisocial es, pues, una lectura más que recomendable para aproximarse a la ultraderecha digital de EE.UU., cuya prosa fluida facilita su rápida lectura pese a su extensión.