LA ULTRADERECHA Y LAS REDES SOCIALES: “ANTISOCIAL”, UNA LECTURA OBLIGADA

marzo 21, 2021


Las redes sociales de la ultraderecha han sido esenciales en el ascenso de Trump (foto de Getty Images publicada por Cadena Ser).

ANDREW MARANTZ ES UN PERIODISTA de The New Yorker que ha escrito Antisocial, un voluminoso reportaje de más de 500 páginas sobre –y este es el subtítulo de la obra- “la extrema derecha y la ‘libertad de expresión’ en Internet”.

El autor trabajó desde 2016 en la elaboración de este ensayo que, desde nuestra perspectiva, es de lectura necesaria por tres razones que apuntamos a continuación.

Un retrato de la “coalición digital” que contribuyó al triunfo de Trump

En primer lugar Marantz ofrece una visión de conjunto de la que podríamos denominar de algún modo “coalición digital” (la galaxia de  activistas y colectivos que agitan las redes) que contribuyó al triunfo de Donald Trump en los comicios presidenciales de 2016.

No es una investigación efectuada “desde fuera”,  sino que Marantz (que es judío y se halla en las antípodas de los protagonistas de su libro) se adentra en su universo. Realiza así una inmersión en distintos ámbitos de la ultraderecha con la asistencia a sus actos y entrevista a algunas de sus figuras más o menos notorias, como Milo Yiannopoulos, Mike Cernovich o Mike Enoch. En algunos casos se adentra en su entorno familiar para explicar mejor su evolución política o mostrar sus contradicciones.

Al hacerlo refleja cómo las diferencias ideológicas teóricas en el seno de esta «coalición digital» en la práctica pueden ser muy difusas. No hay tanto estructuras orgánicas como  celebrities digitales cuya relevancia define su proyección en Internet: su cifra de seguidores, de visualizaciones de vídeos o visitas a blogs y, sobre todo, su capacidad para que algunos de sus temas se introduzcan en el mainstream informativo.

Una descripción de la polarización que crea la ultraderecha y de  la difusión de sus tesis

En este sentido, Marantz permite entender la importancia que tuvo la existencia de esta constelación digital en el ascenso de Trump primero y después en apuntalar (y –según cómo- moldear) su discurso desde la Casa Blanca.

El ensayo expone cómo la gran meta de este conglomerado de influencers, celebrities y cenáculos de una ultraderecha de tonalidad diversa pasa por dos objetivos complementarios y relacionados: movilizar de forma permanente a sus seguidores y normalizar sus puntos de vista moviendo los límites de la llamada “ventana de Overton”.

En este ámbito es remarcable que estos publicistas a menudo tienen una visión clara de los circuitos de circulación de sus mensajes entre el mundo digital y el real para obtener impacto. De este modo, Cernovich -uno de los influencers citados- sostiene al respecto que “el conflicto es atención” y “la atención es influencia”, en lo que no anda desencaminado.

Un debate que plantea: la libertad de expresión en las redes

Por último, el ensayo tiene un leitmotiv esencial: ¿Cuáles deben ser los límites de expresión en las redes sociales? ¿Qué responsabilidad tienen sus propietarios en los contenidos de las mismas que incitan al odio o en la desinformación que expanden sus usuarios? El tema es complejo y en una entrevista en La Vanguardia el propio Marantz lo explicitó así:

En Silicon Valley, los nuevos guardianes (gatekeepers), porque han tomado el relevo de la vigilancia que ejercían los medios tradicionales, aunque no lo admiten ni asumen la responsabilidad que conlleva, hubo ingenuidad al principio, cuando el experimento comenzaba y nadie sabía en qué se convertiría. Tampoco nadie les dio razones para dudar, la sociedad les dijo que podían ganar todo el dinero que quisieran sin asumir ninguna responsabilidad cultural, ética o política.

La ultraderecha y las redes sociales: una relación compleja

Marantz, en suma, nos permite reflexionar sobre dos cuestiones importantes. Una es cómo los extremistas de la derecha han sabido sacar partido de las redes sociales. La otra es el debate complejo que implican los intentos de limitar la libertad de expresión en estas redes.

Antisocial es, pues, una lectura más que recomendable para aproximarse a la ultraderecha digital de EE.UU., cuya prosa fluida facilita su rápida lectura pese a su extensión.


EL 23-F DE 1981 40 AÑOS DESPUÉS: UNA SELECCIÓN DE CUATRO OBRAS IMPRESCINDIBLES Y DE CINCO ENTRADAS DEL BLOG

marzo 3, 2021

Ilustración sobre el 23-F de 1981 de Sr. García para El País (23/II/1981).

 

CON MOTIVO DE CUMPLIRSE 40 AÑOS DEL FALLIDO GOLPE DE ESTADO DEL 23-F DE 1981 hemos recibido consultas sobre cuáles serían las obras más aconsejables de aquel acontecimiento. Dada la amplia bibliografía disponible al respecto, advertimos que es complejo hallar una obra “definitiva” al respecto, aunque de hecho conocemos ya sus vigas maestras y cada vez más detalles de ellas.

La imposibilidad de contar con una “versión definitiva”

Desde nuestra óptica es complejo trazar una visión «definitiva» por tres razones. En primer lugar, porque la jornada del golpe se desarrolló una acción y trama de múltiples protagonistas y escenarios, lo que impide su reconstrucción minuciosa al existir fuentes contradictorias y ser difícil precisar hechos, fechas y horarios. En segundo lugar, porque existieron varias redes golpistas y ninguna dejó «papeles». En tercer lugar, porque no hubo interés en rememorar que los meses previos al 23-F hubo un clima conspirativo general: ¿Para qué recordar que aquella noche hubo capitanes generales dudando sobre sumarse al golpe? ¿O qué decir de quienes apostaron por la «solución Armada», que fueron legión? Y actualmente, añadimos, ya han fallecido protagonistas destacados, como Alfonso Armada o Jaime Milans del Bosch.

Una selección bibliográfica

Así las cosas, y sin que ello sea menoscabo de otros trabajos publicados, recomendamos estas cuatro obras por distintos motivos.

Francisco Medina. 23-F. La verdad (2006).

El periodista Francisco Medina, conocido por sus interesantes trabajos sobre los servicios de inteligencia y el Ejército en España, publicó hace 15 años este ensayo sobre el golpe frustrado en el que recurriendo a fuentes que desearon permanecer en el anonimato contorneó con notoria claridad lo sucedido el 23-F, ofreciendo un fresco novedoso en la época.

 

 

Javier Cercas. Anatomía de un instante (2009).

Este gran reportaje del fallido golpe del escritor Javier Cercas ofreció la primera gran panorámica del golpe del 23-F con sus distintas dinámicas, aportando información desconocida y dotando de coherencia a las distintas dinámicas que se sucedieron aquella jornada. El libro ha sido ya ampliamente reseñado por la prensa y el lector o lectora podrá hallar abundantes referencias sobre la obra. Clicando aquí se puede acceder a un fragmento del contenido.

 

Xavier Casals. La Transición española. El voto ignorado de las armas (2016).

En esta obra hicimos en su última parte un estado de la cuestión sobre el fallido golpe situándolo en el marco de la violencia política de la Transición. Con tal fin analizamos la bibliografía publicada hasta entonces y incidimos en los distintos aspectos del 23-F, como el complejo papel desempeñado por el CESID en la jornada, el rol del expresidente catalán Josep Tarradellas y su anunciado “golpe de timón”. Pero, sobre todo, ofrecimos un balance de su impacto y de cuál hubiera podido ser el que habría podido originar el triunfo de la llamada “solución Armada”. En este sentido, concluimos que el golpe “estabilizó desestabilizando”, pues –nolens volens– reafirmó los equilibrios políticos existentes, solidificó los apoyos a la Corona y puso fin al pretorianismo. Clicando aquí se puede acceder al sumario y a la introducción.

Roberto Muñoz Bolaños. El 23-F y los otros golpes de Estado de la Transición (2021).

Es el estudio más reciente y se basa en un trabajo previo, 23-F. Los golpes de Estado (2015), resultado de una tesis doctoral meritoria que tamiza todo lo publicado al respecto y lo contrasta con los más de 6.000 folios del citado sumario. Es de lectura obligada para disponer de una visión reciente y actualizada del tema por un autor que conoce con detalle la bibliografía del tema, se ha especializado en el estudio del universo castrense y, además, ha tenido la oportunidad de conversar con algunos de los implicados en el tema y reconstruye la jornada con detalle. Constituye el análisis más preciso del tema que hoy disponemos. Clicando aquí puede leerse un fragmento.

Una selección de cinco entradas del blog

Para concluir , añadimos una selección de cinco entradas que hemos publicado aquí sobre el fallido golpe por su eventual interés:

LA INFLUENCIA DESCONOCIDA DE ARGELIA EN LA VIOLENCIA POLÍTICA DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA (1975-1982): EL 23-F de 1981; EL SÁHARA Y EL MPAIAC; ETA Y EL BVE

Muestra el molde gaullista de la “operación o solución Armada”.

NOVEDADES PARA PROFUNDIZAR EN EL GOLPE DE ESTADO FALLIDO DEL 23-F DE 1981

Análisis de novedades recientes vinculadas al golpe.

ENTREVISTA A HERNÁNDEZ DE LEÓN: “DEBEN DEVOLVERSE AL PUEBLO ESPAÑOL LAS FOTOS REQUISADAS EL 23-F”

Entrevista al  autor de las imágenes del asalto al Congreso.

ALFONSO ARMADA: EL “GRAN TRAIDOR” DEL 23-F

Perfil biográfico de quien fue la figura principal del frustrado golpe publicado con motivo de su fallecimiento.

¿”17-F” o “23-F”? EL GOLPE, EL FRENTE DE LA JUVENTUD Y UN HOMICIDIO

Incide en un aspecto oscuro del fallido golpe: ¿Fue sondeado el Frente de la Juventud para participar en él?


LA INFLUENCIA DESCONOCIDA DE ARGELIA EN LA VIOLENCIA POLÍTICA DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA (1975-1982): EL 23-F de 1981; EL SÁHARA Y EL MPAIAC; ETA Y EL BVE

noviembre 7, 2020

Recepción de autoridades españolas en el aeropuerto de El Aaiún (fondo de Antonio Bustamante, imagen de Publico.es).

¿CÓMO INFLUYÓ ARGELIA EN LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA? Aunque pueda sorprender al lector, Argelia influyó de modo relevante en la violencia política de la Transición española por diferentes vías. Hemos publicado un artículo que lo analiza con detalle a partir de una amplia revisión bibliográfica. A continuación publicamos su abstract en castellano e inglés, que describe los àmbitos del citado influjo argelino, y un enlace para descargar el PDF del estudio.

Resumen

Este artículo analiza la influencia de la guerra de independencia de Argelia (1954-1962) y de la Argelia independiente en tres ámbitos de la violencia política de la transición española. En primer lugar, muestra cómo el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 [23-F] se inspiró en el que tuvo lugar en Argelia en 1958. En segundo lugar, examina el apoyo de Argelia al nacionalismo saharaui y canario. En tercer lugar estudia cómo la guerra de Argelia fue un referente de ETA y de integrantes de comandos contra ETA. El objetivo del trabajo es mostrar la doble importancia de Argelia en los temas expuestos (como referente y actor político).

Palabras clave

Violencia política, España, Argelia, ETA, 23-F, Islas Canarias, MPAIAC.

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Title

«The influence of Algeria in the political violence of the Spanish Transition (1975-1982)»

Abstract

This article analyzes the influence of the Algerian independence war (1954-1962) and the influence of the newly independent Algeria in three areas associated with the political violence of the Spanish transition. First, it shows how the coup d’état of February 23, 1981 [23-F] was inspired by a similar coup d’etat that took place in Algeria in 1958. Second, it examines the relevance of Algeria’s support for Saharawi and Canarian nationalism. Third, it studies how the Algerian war was a reference for ETA and also for members of the commands against ETA. The objective of this work is to show the double significance of Algeria both as a benchmark and political actor.

Key Words

Political Violence, Spain Transition, Algeria, ETA, 23-F, MPAIAC.

Referencia

Xavier Casals Meseguer, «La influencia de Argelia en la violencia política de la Transición española (1975–1982)», Dictatorships & Democracies (D&D), 8 (2020), pp. 213-240.

Enlace

Para dscargar el artículo en PDF clicar aquí 


ENTREVISTA A MANUEL GALLEGO SOBRE EL CRIMEN DE ATOCHA DE 1977: «AÚN IGNORAMOS EL ORIGEN DE LAS ARMAS Y MUNICIONES EMPLEADAS EN LA MASACRE»

May 19, 2020

Nacido en Madrid, se doctoró en Historia Contemporánea por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en 2016. Tras publicar su primer artículo acerca del paso del Tribunal de Orden Público a la Audiencia Nacional centró su investigación en la violencia política durante la Transición.

Los abogados de Atocha es su primera obra y es la plasmación de su tesis doctoral. Pese a que se han publicado ya algunas obras sobre este crimen que en enero de 1977 marcó el rumbo de la Transición, su estudio aporta novedades interesantes al respecto y hemos pensado que esta entrevista podía ser de interés para nuestros lectores. Le agradecemos por esta razón que haya aceptado contestar a nuestras preguntas. Puede accederse al sumario y a la introducción en este PDF Sumario-Intro-Atocha

¿Por qué decidió dedicar a este tema su tesis doctoral?

Como he comentado en otras ocasiones, el tema de la investigación se presentó por casualidad, mientras miraba un programa de televisión. Sin embargo, la principal razón para que eligiese la masacre de Atocha como tema de mi tesis doctoral fue la falta de estudios analíticos sobre ella, pues la mayoría de los autores que la habían tratado lo hacían de manera superficial y la utilizaban como un argumento más para la defensa de sus propias tesis acerca de la Transición.

En esos estudios no hallé respuestas a preguntas que me parecen fundamentales como: ¿Por qué una huelga de transporte se convirtió en antecedente directo de una masacre de esta magnitud? ¿Cómo se llevó a cabo la organización del entierro? ¿De qué manera se realizó la investigación y detención de los procesados? O, lo que es más importante ¿Cuáles pudieron ser las razones para que la instrucción sumarial se alargase durante tres años, llegando incluso a tener que sustituirse al juez instructor en medio del proceso?

¿Cuáles son las fuentes que ha consultado? 

Las principales fuentes para esta investigación han sido la prensa, los testimonios personales y el sumario, y cada una ha aportado una información muy valiosa a la investigación.

La prensa ha sido fundamental tanto para describir los antecedentes de la masacre como los sucesos de la llamada «Semana Negra» (del 23 al 30 de enero de 1977), así como para trasmitir los antagonismos ideológicos existentes en la sociedad española, un aspecto que me hubiera gustado tratar a través de las entrevistas personales, pero que me ha sido imposible.

Por su parte, los testimonios me han aportado una visión más amplia y concreta de lo que significaron las movilizaciones obreras de aquellos años, especialmente sobre las huelgas del sector de comunicación y transporte de 1976 y enero de 1977, la importancia de los despachos laboralistas en este proceso y la organización del cortejo fúnebre. Entre todos ellos, me gusta destacar el de Virgilio Heras Calvo, secretario general del Sindicato Provincial de Comunicación y Transporte de Comisiones Obreras de Madrid, ya que por primera vez se da voz al principal responsable del conflicto del transporte.

Por último, la principal novedad de este libro es la inclusión del sumario, que para la historiografía y una parte importante de las personas que dicen conocer Atocha ha pasado prácticamente inadvertido, pero que para mí tiene un valor incalculable, ya que en su interior encierra actuaciones y complicidades que nos ayudan a comprender el sentimiento de impunidad con el que creían actuar los grupos de ultraderecha durante los primeros años de la Transición.

Reportaje de El Confidencial de enero de 2017 al cumplirse 40 años del crimen de Atocha.

¿Ha tenido problemas para investigar los hechos?

Los principales obstáculos que he tenido que superar han sido dos.

En primer lugar, el acceso al sumario de Atocha, ya que por mis propios medios solo pude acceder a la parte conservada en el Tribunal Supremo y tras más de un año de intercambio de correos electrónicos y llamadas. En cuanto a la parte archivada en la Audiencia Nacional, realicé tres o cuatro peticiones oficiales, pero nunca recibí respuesta. Finalmente, pude acceder al sumario gracias a la ayuda del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo.

El segundo obstáculo ha tenido que ver con las dificultades inherentes al tratar de analizar un suceso que forma parte de la Historia del presente, ya no tanto en el momento de recoger experiencias, sino a la hora de hacer frente a los criterios y vivencias que, en ocasiones, se convertían en críticas hacia mi trabajo por parte de personas que creen conocer “la verdad” sobre Atocha y que, además, tratan de imponerla sobre el resto.

¿Cuáles son las novedades que aporta al conocimiento del crimen?

Creo que lo ocurrido en el interior del despacho de Atocha 55 está muy bien documentado en el sumario y la prensa con los testimonios de los supervivientes. En aquel momento, el único aspecto que pasó desapercibido fue la aparición de casquillos de bala con la inscripción SPC. Estos fueron fabricados entre los años 1936 y 1940 por la Sociedad Portuguesa de Cartuchería, filial de la DWN alemana, y distribuidos al bando sublevado durante la Guerra Civil. Conocer esta información hubiera servido de argumento para demostrar la hipótesis de los abogados de la acusación, quienes defendían que las armas y munición empleadas provenían de parques de artillería españoles y no del deshecho de armas de la base de Torrejón de Ardoz, como testificó el condenado Leocadio Jiménez Caravaca.

El aporte fundamental de este libro es que por primera vez se ha convertido a la masacre de Atocha en protagonista principal de su periodo histórico. Además, y esto también es bastante novedoso, se ponen en relación las huelgas de 1976 y enero de 1977 en los sectores de la comunicación y el transporte con la masacre. En el libro se explica cómo se llevaron a cabo las negociaciones entre el gobierno y el PCE para la organización del cortejo fúnebre por las calles de Madrid. También se describe la investigación y la detención de los procesados, así como las desavenencias entre los abogados de la acusación particular y el juez Rafael Gómez Chaparro durante los tres años que duró la instrucción sumarial. Por último, en la parte en que la investigación se centra en el desarrollo de las sesiones del juicio se puede percibir el sentimiento de impunidad con el que operaban los grupos ultraderechistas en los primeros años de la Transición, algo en lo que coincidimos gran parte de los historiadores que analizamos la violencia de extrema derecha. Ese sentimiento se hizo patente en los argumentos de los abogados defensores.

 

Imagen del multitudinario entierro de los abogados de Atocha (EFE).

En La Transición española citamos informaciones relativas a que la noche del asesinato se quiso asaltar también otros locales. ¿Ha podido corroborarlo?

Durante aquellos días aparecieron numerosas noticias de ataques ultraderechistas no solo en Madrid, sino a lo largo de toda España. La mayoría de estas aportaban datos ambiguos difíciles de poder ser contrastados, así que decidí no hacerme eco de ellos.

Creo que durante la «Semana Negra» en las oficinas de los periódicos se amontonaban informaciones y noticias a un ritmo incontenible y creo que estas, en ocasiones, las publicaron sin verificarlas debidamente. Un ejemplo de esta afirmación fue la publicación de una noticia en la que se afirmaba que un grupo de ultraderechistas había intentado acceder al hospital Francisco Franco con la intención de rematar al abogado superviviente Luis Pardo Ramos. Sin embargo, la noticia fue desmentida por la mujer del letrado y varios trabajadores del hospital.

¿Qué es lo que aún no sabemos de este episodio?

Alguno de los aspectos que queda por esclarecer sería el origen de las armas y municiones empleadas en la masacre, su posible financiación con dinero proveniente de una cuota ilegal cobrada a los transportistas por el Sindicato Vertical de Transporte y si la forma de actuar de determinados funcionarios públicos permitió a otras personas ocultar complicidades y eludir responsabilidades. La falta de una respuesta a estas cuestiones despertó y despierta la sensación de que se han detenido a los autores materiales, pero que no se ha hecho justicia con las víctimas.

Como con todo suceso de la historia del presente, para arrojar nueva luz sobre los hechos de Atocha tendremos que esperar a la posible aparición de futuras fuentes documentales y testimonios. Un rayo de esperanza se nos ha presentado con la extradición a España de Carlos García Juliá, uno de los autores de la masacre, fugado desde 1994. Esperemos que no se desvanezca prematuramente.

 

 


EL 68: REFLEXIONES HISTÓRICAS DE INTERÉS

abril 27, 2020

 

Blindado del Ejército en México D.F. el 26 de julio de 1968 en una concentración de estudiantes (foto de Wikipedia).

 

EL RECUERDO DE LOS 40 AÑOS DE 1968 HA DEJADO UNA ESTELA DE PUBLICACIONES, de las que se hizo eco la prensa.

Por nuestra parte, colaboramos en un estudio colectivo sobre extremismo y violencia política que recomendamos por la diversidad de sus temas y trabajos: Juan Avilés, José Manuel Azcona y Matteo Re (eds.), Después del 68: la deriva terrorista en Occidente (Sílex ediciones, Madrid, 2019), 634 pp.. Nuestra aportación fue “Redes y dinámicas transnacionales de contrainsurgencia en la América Latina de los años del plomo: ‘Terror import/export’“. Puede accederse al sumario e introducción de la obra en PDF aquí.

 

En esta entrada incorporamos el PDF completo (68s – Coloquio) de las actas de un interesante congreso internacional al respecto, celebrado en Barcelona los días 29 y 30 de noviembre de 2018. Su referencia bibliográfica es la siguiente: Carme Molinero, Ricard Martínez i Muntada y Brice Chamouleau (eds). 68s. Congrés Internacional. Actes. Barcelona (CEDID-UAB, 2019), 185 pp. Se puede acceder al conjunto de información sobre la obra aquí, de donde hemos descargado el PDF.

El contenido de las actas es el siguiente:

  • «El 68 y su proyección violenta: los años 70, ‘años de plomo'», Victor Aparicio Rodríguez.
  • «Recepción e influencia del mayo francés del 68 en España. El caso catalán», Patricia Badenes Salazar.
  • «La transcendència dels anys 68 a la comarca de la Safor (País Valencià) repercussions i conseqüencies posteriors», Vicent Cremades.
  • «La deriva más radical de los 68’s: Die Rote Armee Fraktion. Die Generation ‘K'», Laura García Fernández.
  • «De la Renaixença al 68. Nacimiento y construcción del nacionalismo de liberación en la Cataluña del Tardofranquismo», Andrea Geniola.
  • «1968 com a transició narrativa i cultural a Catalunya», Mariona Lladonosa Latorre.
  • «The agitators of today and the leaders of tomorrow». La política exterior de Estados Unidos y los estudiantes españoles en el contexto del 68″, Óscar J. Martín García.
  • «Letters from ‘Glaucos’: Guy Debord during the Portuguese Revolution», Ricardo Noronha.
  • «Origen, trayectoria y resistencia en la nueva izquierda en Chile. El discurso de la violencia y la justicia en la reconfiguración estratégica del Movimiento de Izquierda Revolucionaria [MIR]», José Antonio Palma Ramos.
  • «Calles, suburbios y fábricas. La crítica a la producción del espacio en el cine del Mayo francés», Irene Valle Corpas.
  • «De las aulas a las armas. Radicalización del estudiantado universitario santafesino en la segunda mitad de la década de 1960», Natalia Vega.
  • «El 68 invers. Sorgiment i èxit d’una cultura ‘troll’ de dretes, 50 anys després», Francesc Veiga.

 

 


NOVEDADES PARA PROFUNDIZAR EN EL GOLPE DE ESTADO FALLIDO DEL 23-F DE 1981

marzo 15, 2020

Imagen del golpe del 23-F de Manuel Hernández de León (EFE). Véase nuestra entrevista al autor aquí.

 

EL GOLPE DEL 23-F DE 1981 HA SIDO UN TEMA DE INTERÉS RECURRENTE EN LA HISTORIAGRAFÍA y ha contado con el interés del gran público. Cuando aquel frustrado golpe de Estado se halla a las puertas de su 40 aniversario, podemos acceder a tres documentos de interés respecto al mismo: las memorias del exministro Alberto Oliart, una biografía de Manuel Gutiérrez Mellado y un dossier dedicado al tema de La Albolafia, revista que edita la Universidad Rey Juan Carlos.

A continuación adjuntamos una breve presentación de estos materiales.

Alberto Oliart, Los años que todo cambiaron. Memoria política de la Transición

Oliart (nacido en 1928) asumió la cartera de Defensa del gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo que se constituyó tras el 23-F. Este político ya había sido previamente ministro del partido de gobierno, la Unión de Centro Democrático [UCD] que lideraba Adolfo Suárez. En su nuevo cargo le tocó lidiar con la situación posterior al golpe, que incluyó el vidrioso tema del juicio de los responsables militares. Ahora, en esta obra que es el segundo volumen de sus memorias, expone esta cuestión con amplitud, lo que la convierte en una lectura recomendable

La parte dedicada al 23-F se desarrolla entre las páginas 259 y 401. En ella no hay novedades sorprendentes, pero si una crónica detallada de los acontecimientos desde la experiencia política del autor previa al golpe y la gestión posterior. Esta incluye detalles interesantes, remarca que el Ejército estaba dividido (con un sector del mismo dispuesto a enfrentarse al que se sublevara) e incluye anécdotas que ayudan a ampliar el fresco del momento. Es llamativa al respecto la respuesta que daba Pedro Merry Gordon (capitán general de Sevilla) a la pregunta de por qué tuvo los carros de combate en la puerta del cuartel aquella jornada: “Me habían avisado de que subía la gasolina y los preparé para ir a cargarlos, pero después me dijeron que no subía y no salieron”, manifestó.

La Albolafia. Revista de Humanidades y Cultura, 19 (febrero 2020)

Esta publicación cuatrimestral del Instituto de Humanidades de la Universidad Rey Juan Carlos incluye en su último número un dossier titulado “En torno al 23-F” y que coordina el historiador José Luís Rodríguez Jiménez. Puede accederse de forma íntegra al mismo clicando aquí o descargando este PDF La Albolafia 19

La publicación  contiene artículos que son el resultado de tesis doctorales recientes (Laura González y Miguel Madueño) y otras que reflejan la trayectoria de historiadores solventes (como el propio coordinador, o Roberto Muñoz Bolaños).

Al margen de las aportaciones de cada artículo, su lectura ofrece una aproximación al tema con una amplia bibliografía actualizada, por lo que recomendamos su lectura.

Fernando Puell de la Villa, Gutiérrez Mellado y su tiempo. 1912-1995

Gutiérrez Mellado es una figura clave en el proceso democratizador español, pues desde 1976 tuvo que abordar la compleja adaptación de las Fuerzas Armadas a la flamante democracia.

Esta biografía es una versión actualizada de la que publicó el autor en 1997 (Gutiérrez Mellado: un militar del siglo XX), replanteada y actualizada. Puell (nacido en 1943), militar de formación, es doctor en historia y profesor del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la UNED. Tuvo “estrecho contacto con el biografiado” durante 14 años y manifiesta en la introducción “admiración por su labor […] y sincero afecto” al mismo.

Su estudio ofrece una reconstrucción minuciosa de la trayectoria del protagonista, que incide en el período de la Transición a partir de la p. 296 aproximádamente. En ella muestra a Gutiérrez Mellado como un militar aperturista, inquieto ya en 1975 por el influjo de la ultraderecha en los cuarteles. En 1976 Suárez le nombró vicepresidente primero del gobierno para asuntos de la defensa y desde esta atalaya fue un firme puntal del presidente.

Ello le valió el alineamiento casi unánime del cuerpo de ofiiales en su contra por su política aperturista, objeto de duras críticas que desembocaron en una campaña de acoso y derribo. Ello cambió el carácter del biografiado (se tornó «una persona desconfiada, quisquillosa, casi violenta en ocasiones»), a lo que en parte habría contribuido su falta de mano izquierda al gestionar sus responsabilidades. La obra expone con detalle las reformas que este llevó cabo y el clima militar reinante. Desde este punto de vista es útil para conocer el proceso que condujo a un sector del Ejército a insubordinarse y las dificultades que hallaron los cambios en las FAS.

 

 


LA MASACRE DE ATOCHA: LOS INTERROGANTES ABIERTOS*

febrero 12, 2020

Breve reportaje sobre los hechos de Atocha.

 

Con motivo de la extradición de uno de los asesinos de Atocha que estaba fugado en Brasil, Carlos García Juliá, hemos considerado inteesante reeditar esta crónica del crimen publicada en su cuarenta aniversario.

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LA NOCHE DEL 24 DE ENERO DE 1977 SE PRODUJO EN MADRID LA MASACRE DE LOS ABOGADOS comunistas del gabinete laboralista del número 55 de la calle Atocha, obra de un comando ultraderechista. La tragedia se enmarcó en una huelga de transporte convocada el día 17, liderada por Joaquín Navarro (de CC.OO.) y asesorado por el bufete mencionado. El conflicto le enfrentó al sindicato oficial franquista todavía vigente, hecho que aparentemente desencadenó el crimen. Pero 40 años después, varios aspectos del episodio permanecen en la oscuridad, como exponemos a continuación.

“Esferas de poder” ocultas y espiral criminal

Todo empezó a las 22.30 horas del día 24, cuando irrumpió en al bufete citado el terceto formado por José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada. El último  custodió la puerta y sus compañeros reunieron a los presentes al salón. Allí les encañonaron y les preguntaron sin éxito por Navarro (quien había marchado poco antes). Entonces les dispararon y huyeron dejando tres cadáveres -Enrique Valdevira, Luis Javier Benavides y Ángel Rodríguez- y seis heridos: Alejandro Ruiz-Huerta, Miguel Sarabia, Dolores González, Luis Ramos, Francisco Javier Sauquillo y Serafín Holgado (los dos últimos fallecieron el día siguiente).

Su entierro movilizó 200.000 personas en silencio en las calles de Madrid y, según el ministro Rodolfo Martín Villa, la demostración de dolor inclinó al gobierno a legalizar el Partido Comunista [PCE] el 9 de abril. Así, el atentado anticomunista paradójicamente facilitó la inserción de los comunistas a la nueva democracia.

atocha

Las investigaciones del crimen acreditaron vínculos de los verdugos con el secretario del Sindicato Provincial de Transportas, Francisco Albadalejo, quien manifestó que sólo quería dar «una lección» a Navarro. Fueron considerados cómplices Gloria Herguedas (compañera de Fernández) y el exlegionario Leocadio Jiménez.

El juicio se celebró en febrero de 1980 y la sentencia concluyó que los aludidos formaban un grupo autónomo con “abundantes armas”. Condenó a Albadalejo a 73 años como inductor; a 193 años a Fernández y García por los asesinatos; a Jiménez a más de 4 por tenencia de armas; Herguedas fue absuelta y Lerdo huyó en un permiso penitenciario. No osbtante, la Audiencia Nacional señaló que podía haber culpables sin juzgar y “grupos y esferas de poder” podían estar detrás el episodio.

El abogado de las víctimas, José Mª Mohedano, hizo esta reflexión: “todavía no he podido responderme […] a la pregunta de por qué les eligieron como víctimas. […] Pero sigo pensando que […] estas cosas no sucedieron al azar”, dadas las provocaciones que aquella semana se sucedieron “con una coincidencia tan concatenada”. Y es que Atocha fue el clímax de una espiral violenta iniciada el diciembre con epicentro en Madrid.

La «semana trágica» de 1977

El día 11 de aquel mes un comando del grupo maoísta GRAPO secuestró al presidente del Consejo de Estado, Antonio Mª de Oriol, y a cambio de su vida pidió liberar varios presos políticos. El gobierno no cedió y el GRAPO no mató a Oriol, pero le retuvo. La situación se complicó en la última semana de enero: el día 23 un ultraderechista mató de un disparo al estudiante Arturo Ruiz en una manifestación por la amnistía.

El día siguiente el GRAPO secuestró al teniente general Emilio Villaescusa, presidente del Consejo de Justicia Militar, que devino su segundo rehén. La misma jornada falleció la estudiante María Luz Nájera por el impacto a la cabeza de un bote de humo en una manifestación en protesta por la muerte de Ruíz y por la noche se produjo el crimen de Atocha. Esta tensión acabó el 11 de febrero, al ser liberados Oriol y Villaescusa. Pese a que sólo se puede trazar conjeturas, parece plausible pensar que existió algún vínculo entre los acontecimientos descritos por varias razones.

Cabos sin atar

Así, si bien el episodio criminalizó al conjunto de la ultradreta, desde este espectro se denunció una manipulación. Por ejemplo, Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva, hacéis este apunte: «Si hay una cosa clara en la ‘matanza de Atocha’ son las personas que actuaron y las armas empleadas. Lo oculto está en otro aspecto: en los inductores y en los verdaderos móviles». La afirmación, a pesar de ser exculpatoria, no se puede descartar al haber indicios de que el crimen podría no haber sido un acto aislado y espontáneo como pareció.

portada

Nuestro último estudio dedica tres capítulos a la «semana trágica» de enero de 1977.

En este aspecto, la noche de la matanza el despacho de Atocha no fue el único asaltado. La UGT afirmó que se quiso forzar un local suyo a las 22 horas y circularon otras informaciones parecidas en círculos feministas y laboralistas. También hubo incidentes: explotó un artefacto en la calle López de Hoyos y grupos ultraderechistas que recorrían calles obligaron a cantar el “Cara al sol» a clientes de establecimientos. El ambiente, según la periodista Victoria Ruego, fue “de una violencia y de una excitación aterradoras”.

Igualmente, según el sumario, uno de los asesinos, Fernández, llamó desde Almería poco antes de ser detenido a Muebles Laorga (o La Orga), un ente aparentemente comercial ubicado en un inmueble de Defensa que desapareció los meses posteriores al crimen. Además, en el juicio afloraron pasarelas entre ámbitos ultraderechistas y cuerpos de seguridad: algunos detenidos manifestaron tener «estrecha amistad» con los inspectores Antonio González Gay y Antonio González Pacheco (Billy el Niño), aunque luego se  desdijeron.

Llegados aquí, puede plantearse que la matanza tal vez pudo tener hitos ocultos desconocidos, que podrían ir desde crear un clima proclive a un golpe de estado o bien evitarlo al contrarrestar el efecto de los secuestros del GRAPO con violencia ultraderechista. Si bien estas conjeturas son indemostrables, José Miguel Ortí Bordás (entonces subsecretario de Gobernación) ha hecho esta valoración: “el indudable y poderoso impacto político” de Atocha “contrarrestó a efectos de opinión pública […] los secuestros de Oriol y de Villaescusa […]. Tampoco parece descabellado poder afirmar que este fenómeno permitió una especie de neutralización entre ambas actuaciones delictivas”.

En cualquier caso, hoy es difícil no coincidir con esta valoración de Ruiz-Huerta, superviviente de la masacre: «‘El caso Atocha’ se cerró. ¿Se cerró?: no sé. Tantas cosas quedan que será muy difícil que podamos cerrarlo entre todos».

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* Artículo publicado originalmente en catalán conel título «La massacre d’Atocha: els interrogants oberts», en el diario catalán Ara (22/I/2017).

 


NUEVAS APORTACIONES SOBRE LA «GUERRA SUCIA» CONTRA ETA, LA REPRESIÓN POLICIAL DEL FRANQUISMO, LA VIOLENCIA POLÍTICA EN LA TRANSICIÓN Y LAS VÍCTIMAS OLVIDADAS DEL TERRORISMO

junio 22, 2019

A CONTINUACIÓN, PRESENTAMOS CUATRO ENSAYOS SOBRE VIOLENCIA POLÍTICA cuya lectura recomendamos y que complementan o desarrollan temas de nuestro estudio La transición española. El voto ignorado de las armas (2016).

Javier Padilla, A finales de enero. La historia de amor más trágica de la Transición, Tusquets, Barcelona, 2019

Reconstrucción de los trágicos vínculos de tres amigos: Enrique Ruano, Dolores González y Francisco Javier Sauquillo, estudiantes de derecho. González y Ruano se convirtieron en pareja y la relación acabó truncada por la muerte de Ruano en enero de 1969 en el curso de un interrogatorio policial nunca aclarado. Entonces este estudiante de 21 años cayó desde un séptimo piso. Posteriormente, González se casó con Sauquillo y trabajaron como abogados en el bufete laboralista que fue asaltado en enero de 1977 por tres ultraderechistas, causando la muerte a Sauquillo. González quedó traumatizada por ambos episodios. Padilla realiza una más que interesante y cuidada reconstrucción de este drama personal y político, bien documentada y de prosa ágil que constituye una lectura obligada sobre los últimos años del franquismo y la Transición. Su trabajo ha merecido el XXXI premio Comillas.

Ana María Pascual y Teresa Rilo, Cherid. Un sicario en las cloacas del Estado, El Garaje ediciones, Madrid, 2019.

Reconstrucción de la peripecia vital de Jean Pierre Cherid (1940-1984). Este exmiembro de la Organización del Ejército Secreto [OAS] y mercenario en la guerra de Biafra. Cherid fue uno de los mercenarios más conocidos de la «guerra sucia» contra ETA y murió al explotarle una bomba en un coche que supuestamente habría colocado el mismo. Su biografía se reconstruye aquí mediante el testimonio de su esposa Teresa Rilo, recogido por la periodista Ana María Pascual. Esta, a su vez, ha llevado a cabo una investigación sobre el protagonista de la obra. El resultado es una obra imprescindible para aproximarse al contraterrorismo desplegado desde el aparato del Estado. Lo apuntamos porque, según Rilo y Pascual, la «guerra sucia» contra ETA comenzó muy pronto (sus inicios remitirían a los primeros meses de 1970) y Cherid y su entorno tuvieron una clara dependencia de jerarquías oficiales de la policía (habría sido amigo de Antonio González Pacheco, conocido como Billy el Niño) y la Guardia Civil. Asimismo, siguiendo el testimonio de Rilo, su acción se insertó en la de las redes ultraderechistas internacionales que actuaron en la Península durante la Transición. Aunque la visión que ofrece Rilo de los hechos no puede contrastarse en diversos extremos, parece muy verosímil, en la medida que encaja con numerosas informaciones publicadas sobre la «guerra sucia» y reproduce diversos documentos e imágenes en apoyo de su relato.

Lucas Marco. Simplemente es profesionalidad. Historias de la Brigada Político Social de Valencia, Institució Alfons el Magnànim, Valencia, 2018.

Disponemos de escasas fuentes sobre la Brigada Político Social [BPS], por lo que esta aproximación a la misma en Valencia del sociólogo Lucas Marco es de notable interés. El ensayo, que ha conocido una segunda edición, se centra en los componentes de la misma y reconstruye sus perfiles a partir de distintas fuentes (desde sumarios judiciales hasta testimonios de policías). Bien escrita, ágil y concisa, la obra muestra igualmente qué se hizo de los integrantes de este cuerpo represivo en democracia. En tal sentido, el caso que más destaca es el de Manuel Ballesteros, que dirigió el mando único antiterrorista. Cuando este fue interpelado sobre su pasado en 1981 respondió así: «Lo mío simplemente es profesionalidad» (de ahí el título de la obra). En suma, Marco presenta una sugerente visión de cómo actuó la BPS en la Valencia franquista y de cómo este aparato policial se adaptó a la democracia, mostrando cómo la Transición política fue muy distinta de la policial.

María Jiménez Ramos y Javier Marrodán Ciordia. Heridos y olvidados. Los supervivientes del terrorismo en España, La esfera de los libros, Madrid, 2019.

Aproximación a las víctimas que resultaron heridas del terrorismo con un prólogo de Florencio Domínguez. El estudio recoge datos actualizados, por lo que es de notable utilidad, y se estructura en tres partes: la primera se centra en los perfiles de organizaciones terroristas (terrorismo nacionalista radical, de ultraizquierda, de extrema derecha e internacional); la segunda analiza los datos disponibles sobre heridos en términos globales, según organizaciones terroristas y destaca los atentados que causaron más víctimas. Finalmente, la obra recoge distintas entrevistas a supervivientes. El tema del trabajo aquí abordado (promovido por el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo) es sumamente importante, en la medida que los heridos en atentados, señala Domínguez, «son personas olvidadas por la sociedad», que «no es consciente» de su drama, cuando estas personas «no han sufrido solo daños físicos, sino que también ha habido muchos afectados con dolencias psicológicas producto de los atentados o del acoso que han sufrido mediante la denominada violencia de persecución».


LOS ATENTADOS DE NUEVA ZELANDA: ¿UN NUEVO CASO DEL TERRORISMO DE «RESISTENCIA SIN LIDERAZGO»?

marzo 17, 2019

Vídeo elaborado por El País sobre el atentado de Nueva Zelanda.

LOS ATENTADOS ISLAMÓFOBOS COMETIDOS EN NUEVA ZELANDA ESTE VIERNES TIENEN APARENTEMENTE EL MISMO PATRÓN QUE OTROS QUE SON OBRA DE EXTREMISTAS DE DERECHA E ISLAMISTAS RADICALES. Los cometen individuos (los llamados «lobos solitarios») o células reducidas que actúan de modo autónomo en nombre de una entidad, como sucedió en el múltiple atentado de Barcelona el 17 de agosto de 2017 [17-A].

Las ventajas de esta estrategia

Ello minimiza riesgos de detección policial (no hay cadenas claras de mando tras los autores que lleven a organizaciones), otorga gran margen de maniobra a los terroristas y permite perpetrar acciones mortíferas ‘low cost’ en cualquier lugar. Paradójicamente, esta estrategia conocida como «resistencia sin liderazgo» la desarrollaron originalmente ultraderechistas estadounidenses supremacistas u opuestos a un Estado denunciado como opresor.

El origen (1974): el Frente de Liberación Nacional Socialista

Su embrión, según el historiador Jeffrey Kaplan, radicó en el minúsculo Frente de Liberación Nacional Socialista. Constituido en 1974, quiso contrarrestar el ascendente de la “nueva izquierda” y sus grupos armados en campus universitarios. Así, intentó imitar a las guerrillas urbanas de izquierda y consideró que las acciones contra el Estado debía promoverlas una reducida vanguardia activa (el cartel de la izquierda se considera la plasmación plástica de tal intento).

Sin embargo, solo 4 de sus 43 miembros perpetraron actos individuales violentos irrelevantes y el grupo acabó su andadura al ser asesinado en 1975 su líder, Joseph Tommasi. Pero para Kaplan plasmó por vez primera el concepto de “resistencia sin liderazgo” sin recibir tal nombre.

Los años 80: la difusión de la «resistencia sin líderes»

A inicios de los 80 otro colectivo supremacista y antisemita violento marcó un hito en la radicalización de la ultraderecha: La Hermandad Silenciosa, llamada también La Orden. Liderada por Robert J. Mathews, efectuó sus crímenes con individuos o células que -según un exmiembro- debían hacer los “esfuerzos de resistencia […] que se sientan capaces de instituir”. Para el FBI fue la amenaza terrorista interna más peligrosa, desarticulada al morir Mathews en 1984 en un enfrentamiento.

Los sectores extremistas impactados por su acción fueron galvanizados por lo que -a sus ojos- devinieron sucesivas afrentas de un Estado opresor: en 1989 se celebró un juicio por sedición en Arkansas contra figuras prominentes de la ultraderecha; en 1992 el FBI mató en un enfrentamiento a la mujer y al hijo de un radical, Randy Weaver; y en 1993 las tropas federales asaltaron un rancho de la secta de Adventistas del Séptimo Día en Waco (Texas) con 80 muertes. En este marco, advierte Kaplan, se difundió el concepto de “resistencia sin liderazgo”, que el supremacista Louis R. Beam ya había plasmado en 1983. Este adoptó las tesis que un coronel de inteligencia -Ulius Louis Amoss- concibió en 1962 para luchar con guerrillas ante una eventual invasión comunista de EE.UU. De este modo, arguyó que se debía combatir con iniciativas individuales o “células fantasma” ajenas a organizaciones, siempre infiltrables.

«Hunter» (1989): la novela que la popularizó en las milicias

Contribuyeron a popularizar esta estrategia novelas como Hunter (Cazador, 1989), de William L. Pierce, que narra la actuación de un “lobo solitario”. Aparentemente la adoptaron activistas de este espectro político, aunque es difícil establecer hasta qué punto lo hicieron conscientemente.

Lo reflejan casos como los de Timothy McVeigh al atentar en 1995 contra el edificio del Gobierno Federal en Oklahoma y matar a 168 personas (en respuesta “al ataque estadounidense contra un edificio gubernamental en Serbia, Irak u otras naciones”) o el del noruego Anders Behring Breivik, autor de la masacre de Utoya en 2011 con 69 muertes de jóvenes socialistas.

El gran salto de 2005: de la extrema derecha al islamismo radical

1426882959_369084_1426885760_noticia_normalNo obstante, el criminólogo Travis Morris remarca que también lo hicieron sendas organizaciones de extrema izquierda: el Frente de Liberación de la Tierra y el Frente de Liberación Animal. Finalmente, la habría incorporado el yihadismo posiblemente a través de Abu Musab al Suri en 2005, asumiéndola Al Qaeda primero y luego el ISIS (en la foto, Abu Musab al Suri con Osama Ben Laden; imagen de US Attorney’s Office – Southern District of New York).

En suma, la “resistencia sin liderazgo” surgida en la ultraderecha estadounidense ha sido ampliamente difundida y asumida por diversos antagonistas conformando un terrorismo difícil de prever y desarticular, con gran capacidad destructora.

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* Esta entrada recupera el contenido esencial de nuestro artículo publicado originalmente en agosto de 2017: Xavier Casals, «Resistencia sin liderazgo, el nuevo terror», El Periódico (18/VIII/2017).


ESPECIAL ANIVERSARIO DEL 23-F (4): ¿»17-F» o «23-F»? EL GOLPE, EL FRENTE DE LA JUVENTUD Y UN HOMICIDIO

febrero 23, 2019

El teniente coronel Antonio Tejero toma el Congreso el 23 de febrero de 1981

Especial 23-F: ante esta fecha, reeditamos las entradas publicadas en el blog sobre el fallido golpe de Estado. La información presentada en ellas, la hemos ampliado, matizado o revisado en nuestra obra La Transición española. El voto ignorado de las armas.

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EN LA TENTACIÓN NEOFASCISTA EN ESPAÑA (cuyas referencias figuran en el apartado de publicaciones del blog) dedicamos un capítulo al fallido golpe del 23-F donde apuntamos la eventual existencia de una trama civil protagonizada por el Frente de la Juventud [FJ] a partir del testimonio de uno de sus dirigentes, Ernesto Milá (pp. 223-253).

El FJ fue creado en Madrid en 1978 por una escisión de Fuerza Nueva. Esta organización fue presidida por José de las Heras, su vicepresidente fue Ernesto Milá y su secretario general Ignacio González. Constituyó sobre todo una formación de choque: se financió con atracos y ejercitó a sus militantes en las armas.

Desarrolló un activismo desbordante jalonado por diversos crímenes y actos de violencia. Tal actuación del FJ le situó en la frontera del terrorismo político y un exmilitante definió así la función del grupo: «el Frente siguió la tradición de la Falange de preguerra y se autoasignó el mismo papel que aquel partido había tenido cuarenta años antes. Como entonces, el Frente se veía como un elemento detonador que, al transformar cada acto funerario militar, cada reunión patriótica en una algarada, aproximaba un poco más a las fuerzas sanas que imaginábamos que existían aún en el ejército, a un alzamiento no del todo distinto al de 1936».

Los golpes policiales asestados al FJ acabaron desmantelándolo, primero en Barcelona, en junio de 1980, y luego en Madrid, entre diciembre de 1980 y enero de 1981.

Propaganda del Frente de la Juventud.

Sin embargo, el FJ podría haber sido la única formación de la ultraderecha que contribuyó a materializar un golpe de Estado. Según afirmó Milá, en septiembre de 1980 un suboficial del entorno del teniente coronel Antonio Tejero contactó con el FJ para que el grupo participara en su complot involucionista. Aceptada la propuesta, un miembro del FJ y un militar involucionista se reunieron periódicamente para planear el golpe, cuya ejecución se concretó el 17 de febrero de 1981.

Ese día entrarían en el Congreso 40 militantes del FJ encapuchados y vestidos con ropa paramilitar para encarnar a terroristas de filiación indefinida (¿ETA? ¿GRAPO?). Debían disparar al aire ráfagas de ametralladora para intimidar a los diputados y ofrecer un pretexto que allanara la intervención de unas Fuerzas Armadas que restaurarían el orden y rescatarían a los parlamentarios. Los miembros del FJ dejarían el lugar a cambio de que se les facilitara huir en avión a Santiago de Chile.

Pero la desarticulación de la cúpula frentista y la detención de numerosos integrantes del grupo entre diciembre de 1980 y enero de 1981 neutralizó el hipotético dispositivo golpista. Milá, su vicepresidente, estaba exiliado en Francia desde junio de 1980 acusado de participar en la manifestación de Barcelona que culminó con el citado ataque a la sede de la UCD. Mantuvo contactos con la dirección del FJ hasta el 3 de octubre, cuando un atentado mortífero en la sinagoga parisina de la calle Copérnico le obligó a huir del país al ser implicado en el atentado, lo que posteriormente se reveló falso.

A su ausencia, en diciembre se añadió el extraño asesinato del secretario general del FJ, González: la noche del 11 al 12 de diciembre del mismo 1980 fue acribillado en el portal de su domicilio. El homicidio no fue reivindicado ni se aclaró, circulando entre los exmilitantes del FJ el rumor de que fue un «crimen de Estado» para silenciar informaciones comprometidas que el difunto conocía.

Por último, a fines de enero de 1981 una redada policial comportó varias detenciones de frentistas y recuperó 30 armas y 200 kilos de munición. Exiliado el vicepresidente, asesinado el secretario general y detenido el presidente, el FJ quedó desarticulado. No obstante, conoció una segunda etapa de actividad hasta abril de 1982 que comportó multas y detenciones y llevó a sus seguidores a disolverlo.

¿Pudo ser real la trama civil golpista del FJ? La existencia de la misma sólo la defendió Milá, mientras miembros de la organización la consideran una fantasía y la bibliografía sobre el 23-F la soslaya con una solvente excepción, la obra de Francisco Medina: 23-F. La verdad (Plaza & Janés, Barcelona, 2006), p. 256.

Sin embargo, desde nuestra óptica dos hechos le confieren visos de realidad. Uno es la compra de autobuses de segunda mano y ropa militar en el Rastro por parte de Tejero, pues nunca ha quedado clara la necesidad que los golpistas tenían de ellos dado que el 23-F acudieron al Congreso con uniformes y vehículos de la Guardia Civil. El otro es el homicidio de Ignacio González no esclarecido.

Cierta o no esta versión de los hechos, cuando se acerca el 30 aniversario de los mismos la muerte de González no ha sido clarificada y desde ámbitos exfrentistas se ha apuntado una hipótesis de la misma que remite a un infiltrado en la organización y la considera un caso de «terrorismo de Estado»: véase José Luis Jerez Riesco, «Epílogo», Colectivo Amanecer , Patria-Justicia-Revolución. La historia del frente de la Juventud en sus documentos y propaganda (Ediciones Nueva República, Molins de Rei, 2005), pp. 255-260.


ESPECIAL ANIVERSARIO 23-F (3): ENTREVISTA A HERNÁNDEZ DE LEÓN: «DEBEN DEVOLVERSE AL PUEBLO ESPAÑOL LAS FOTOS REQUISADAS EL 23-F»*

febrero 21, 2019

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Montaje gráfico. Cuando Antonio Tejero entró en el Congreso,  éste conocía  al fotógrafo Manuel Hernández de León, quien captó la mirada que el militar le dirigió desde la tribuna de oradores.

Especial 23-F: ante la cercanía de esta fecha, reeditamos las entradas publicadas en el blog sobre el fallido golpe de Estado. La información presentada en ellas, la hemos ampliado, matizado o revisado en nuestra obra La Transición española. El voto ignorado de las armas.

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MANUEL HERNÁNDEZ DE LEÓN (Madrid, 1949) es un cronista excepcional de la historia reciente de España. Su carrera profesional ha discurrido en la Agencia EFE, en la que ingresó en 1977 y en la que desempeñó el cargo de redactor jefe de fotografía. Como reportero ha hecho un seguimiento gráfico de la Casa Real durante más de tres décadas y ha sido docente universitario de periodismo

Aunque su gran proyección inicial se debió a sus imágenes del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 [23-F], que ese año le valieron el Premio Nacional de Periodismo, ha obtenido numerosos galardones, como el World Press Photo en 1984, el Premio Libertad de Expresión o el Fotopress -por citar algunos- y sus fotografías se han expuesto en múltiples exposiciones (fue uno de los cien mejores fotógrafos del mundo seleccionados en el libro Un día en la vida de España, 1987). La obra Crónica de un tiempo (2008) recorre su trayectoria profesional en imágenes.

Como el 23-F es un tema de interés para nuestros lectores, le hemos pedido que explique cómo lo inmortalizó en imágenes y ha contestado a nuestra entrevista por email. Le agradecemos su generosidad por atender a nuestra petición. Consideramos que el gran interés de sus declaraciones no radica solo en su testimonio, sino también en la denuncia sobre las fotos requisadas el 23-F que aquí formula.

Usted fue el fotógrafo del 23-F en el Congreso. ¿Cómo logró hacer las fotos?

Pues con mucho miedo, ya que en principio creía que había entrado al Congreso de diputados un comando de ETA. Sin embargo, al oír «¡¡¡Viva España y Viva el Rey !!!», tenía una tremenda confusión y de inmediato empecé a “disparar” mi cámara de fotos a todo lo que veía extraño en el hemiciclo durante la sesión de investidura del presidente Leopoldo Calvo Sotelo que tenía lugar. En este caso vi que eran guardias civiles armados y pegando tiros a diestro y siniestro, encabezados por un teniente coronel pistola en mano y de tremendos bigotes.

¿Conocía usted a Antonio Tejero antes del asalto?

Pues sí…, ya que una semana antes del golpe estuve en su domicilio haciéndole fotos y una entrevista. En ella me negó todo tipo de vinculación con ninguna “trama” golpista, llámese en la época «Operación Galaxia» o Colectivo Almendros, que firmaba artículos del desaparecido periódico de la ultraderecha El Alcázar, y de los ruidos de sables que había en los cuarteles. Me posó en uniforme y con sus hijos. Por ese motivo, cuanto apareció por la tribuna de oradores del parlamento me dije…¡¡¡ Ostias Tejero !!! Y me clavó fijamente la mirada con el dedo en el gatillo del arma. Del pánico que me entró, me tapé el rostro con la cámara y empecé a hacerle fotos.

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En la imagen, Hernández de León explica su experiencia en el Congreso.

¿Cómo vivió el golpe en el interior del Congreso?

Pues insisto: con miedo y mucha tensión, viendo a los diputados esconderse detrás de los escaños,  excepto al presidente  Adolfo Suarez,  al vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo, a escasos metros de mi. Y viendo la chulería con la que se movían los militares armados. En fin, era una tremenda pena ver lo que pasaba en mi país, con todo lo que se estaba luchando por la naciente democracia y parecía que todo se iba al traste otra vez, al Túnel del Tiempo.

¿Qué pasó con las fotografías de sus compañeros que la Guardia Civil requisó?

¡Pues no se sabe ! En honor a la verdad, el resto de compañeros estaban sacando fotos como yo, pero cuando los guardias civiles, metralleta en mano, nos pidieron los carretes, ellos los entregaron y yo les engañé dándoles uno mío en blanco sin utilizar y el bueno conseguí sacarlo en los calzoncillos. Lo hice previo permiso para ir al baño acompañado de un guardia civil para poder esconderlo. Y ahora estoy investigando dónde pueden estar esas fotos de mis compañeros, que entiendo que se deben al pueblo español.

¿Sus imágenes del 23-F marcaron su carrera profesional? 

Pues en parte sí en lo profesional, por el reconocimiento a nivel mundial de mi trabajo (premios, conferencias, etc) y el respeto de los compañeros de profesión, que hoy en día, después de casi 33 años, me siguen teniendo. Y económicamente… nada de nada, ya que en este país el copyright lamentablemente no existe. La Agencia EFE (para la que yo trabajaba entonces) sigue vendiendo ese material del «23-F», que es lo más importante que ha ocurrido -informativamente hablando- en toda la historia de la empresa, como ha sido reconocido por  varios de sus presidentes. El resto de mi trabajo ha estado dedicado a cubrir la información gráfica de la Casa Real durante 33 años.

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* Esta entrevista fue publicada en este blog originalmente el 22 febrero de 2014 la recuperamos ahora al cumplirse 37 años del 23-F.


“22 JULY”: UN FILM INTERESANTE SOBRE LOS ATENTADOS ULTRADERECHISTAS DE NORUEGA DE 2011

noviembre 3, 2018

Tráiler subtitulado del film de Netflix titulado 22 July.

LOS ATENTADOS DEL ULTRADERECHISTA ANDERS BEHRING BREIVIK COMETIDOS EL 22 DE JULIO DE 2011 EN OSLO Y UTØYA DEJARON 70 MUERTOS Y 319 HERIDOS. Este octubre un film de Paul Greengrass producido para Netflix, 22 July, ha reconstruido aquellos tristes acontecimientos, en una cinta que desde nuestra óptica reviste notable interés.

Breivik, un “lobo solitario” que conmovió Noruega

Como es conocido, Breivik esa jornada detonó primero explosivos en Oslo, en la zona de los edificios del gobierno. Entonces, aprovechando la confusión creada, se desplazó al islote de Utøya vestido de policía. Allí se desarrollaba un campamento de las juventudes del socialdemócrata Partido Laborista. Breivik disparó de modo reiterado sobre los indefensos jóvenes y adolescentes, dejando una estela de muertes y desolación hasta que llegó allí la policía y se entregó.

Con la detención de Breivik trascendió su filiación extremista. Había experimentado un proceso de radicalización años antes, que le condujo a militar primero en el ultraderechista Partido del Progreso entre 2000 y 2007 y luego a abandonarlo. Las tesis de Breivik, que amalgamaban conspiracionismo, xenofobia y mística guerrera (muy influidas por el movimiento contrayihad), le llevaron a aprender a crear explosivos y, finalmente, a cometer los actos criminales reseñados. En Internet plasmó su cosmovisión conspiranoica en un voluminoso manifiesto que superó las 1.500 páginas titulado 2083: Una Declaración Europea de la Independencia.

Breivik causó conmoción pública durante su juicio al asumir abiertamente sus crímenes y considerarlos legitimados por sus tesis políticas. Durante el proceso incluso lamentó “no haber matado a más gente”. Fue condenado a 21 años de cárcel que pueden prorrogarse si su conducta hace temer que sea un peligro para la sociedad. Desde entonces Breivik no ha manifestado cambio alguno y escribe sus memorias. Pretendió ser, según comentó en Facebook, “el monstruo más grande desde la Segunda Guerra Mundial”.

Lo más llamativo de sus crímenes execrables, como explicamos en este blog, es que Breivik actuó como un “lobo solitario” (Lone Wolf), un patrón terrorista surgido en medios neonazis estadounidenses de los años setenta que luego adoptó el yihadismo radical. Únicamente él preparo los explosivos y organizó los crímenes, autoproclamándose miembro de un fantasmagórico ejército ultraderechista.

 

Breivik realiza el saludo fascista al iniciar el juicio de apelacion del proceso civil contra el Estado en enero 2017 (foto EFE-Lise Aaserud).

22 July, una mirada recomendable de los hechos

Ahora el cineasta Paul Greengrass aborda en la cinta 22 July, de 143 minutos, aquellos hechos: cómo Breivik cometió los crímenes, su impacto político y social y el proceso judicial. La película ha sido objeto de controversia, especialmente por su minuciosa y larga reconstrucción inicial de los asesinatos, que conmueve al lector por la violencia que desplegó Breivik, a la par que ha tenido un impacto desigual entre la crítica cinematográfica.

Por nuestra parte, consideramos que la cinta es interesante por tres razones. En primer lugar, y haciéndonos eco del análisis de Ishaan Tharoor en The Washington Post, la película permite comprobar en cierto modo cómo las ideas que Breivik manifestó entonces han tendido a integrarse más en el mainstream del pensamiento ultraderechista. En segundo lugar, porque muestra la acción terrorista de los “lobos solitarios”, indisociable de su discurso radical. Por último, porque su crimen puso a prueba el funcionamiento del Estado noruego en diversos ámbitos, desde el que comprende las responsabilidades y negligencias del gobierno ante los crímenes (¿Hubo negligencia y pudieron evitarse?) hasta las tensiones sociales que desató el proceso judicial al aprovecharlo Breivik para hacer apología de sus ideas.

En última instancia, 22 July plasma la difícil lucha que supone combatir el terrorismo, especialmente el de los “lobos solitarios”, desde los ordenamientos jurídicos democráticos.

 

 


LA CAMPAÑA EN WHATSAPP DEL ULTRADERECHISTA JAIR BOLSONARO: VIDEOS Y «FAKE NEWS»

octubre 21, 2018

Grafismo de El País alusivo a la importancia de las Fake News en la campaña de Jair Bolsonaro (18/X/2018).

 

EL AMBICIOSO CAPITÁN JAIR BOLSONARO (1955) SE PREPARAR PARA PRESIDIR BRASIL tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales prevista este 28 de octubre, al frente de lo que había sido una formación marginal, Partido Social Liberal [PSL]. Cuando menos, así parecen indicarlo el 46% de los votos obtenidos en la primera vuelta de estos comicios celebrada el pasado 7 de octubre. Entonces su inmediato rival, Fernando Haddad, el candidato del Partido de los Trabajadores, obtuvo el 29.9%.

La compleja naturaleza del «bolsonarismo»

Como ya habíamos señalado en este blog, Bolsonaro no representa un regreso de la extrema derecha de la Guerra Fría, sino un fenómeno a caballo del presente y del pasado, en el que convergen elementos del pasado (el legado de la autocracia militar brasileña) y otros del presente (el creciente influjo del evangelismo). Su lema de campaña ha sido significativo al respecto: «Brasil y Dios por encima de todos».

En este marco, las redes sociales han desempeñado un papel decisivo en la campaña del candidato ultraderechista, difundiendo propaganda favorable, aparentemente low cost (pero en realidad financiada con grandes recursos); el recurso a las fake news o informaciones falsas; y la habilidad comunicativa de este último.

 

«O mito chegou». Video viral que exalta a Bolsonaro como titán que regenerará el país. Se basa en un anuncio de whisky Johnnie Walker de 2011.

Las fake news: abundantes, pero…. ¿baratas?

Los medios de comunicación han apuntado la importante presencia de noticias falsas favorables a Bolsonaro y calumniosas para los rivales. El canal más empleado ha sido WhatsApp, que emplean seis de cada 10 brasileños. Las noticias falsas se emplearon supuestamente para luchar -como ya hizo Donald Trump- contra el influjo pretendidamente tendencioso de los grandes medios.

El diario El País hizo un seguimiento de las mismas y señaló las cinco que más habían dañado a sus rivales, en un artículo cuya lectura recomendamos. En él, Tai Nalon (que dirige la plataforma de fact checking Aos Fatos), señaló que estas falsas noticias tienen «dos temáticas: la puesta en duda, con teorías de la conspiración, de la seguridad del voto electrónico en Brasil, y una constante relación de los otros candidatos con pautas de minorías, como la agenda LGBT y el derecho al aborto».

Entre ellas figuran falsedades como la que afirma que Haddad, de vencer, podría legalizar la pedofilia. La imagen empleada en la difuisión de esta calumnia tiene el logo del PT, lo que le otorga aparente verosimilitud.

 

¿Quién paga la campaña?

Ciertamente, difundir estan mentiras no es costoso en términos de distribución, pero -como señaló Nalon en el artículo citado- «No es posible llegar a tantas personas como ha llegado Bolsonaro sin una estructura fuerte, con gran financiación por detrás».

Precisamente una periodista brasileña, Patrícia Campos Mello (que obtuvo el Premio Rey de España), puso al descubierto «una trama de malversación de fondos de campaña» para difundir estas informaciones falsas. Campos, en un reportaje en la Folha de São Paulo, señaló que varios empresarios habrían aportado cerca de tres millones de euros para financiar esta campaña en las redes, recoge ABC. Ello le ha supuesto el acoso y persecución por parte de seguidores de Bolsonaro.

En este aspecto, es relevante señalar que Bolsonaro tiene un agresivo programa económico ultraliberal que ha granjeado importantes apoyos. Sin embargio, también ha creado gran inquietud internacional por sus consecuencias en lo que afecta al cambio climático y la selva amazónica, como reflejo The Washington Post.

La habilidad de Bolsonaro para explotar las redes

Pero Bolsonaro no solo ha vivido de noticias falsas, sino también de un discurso antisistema y contrario a las élites que ha pasado por dos vías. Por una parte, por presentarle como un «hombre del pueblo», con baños de masas. Como refleja este video:

 

Video viral «Eu sou bolsonariano».

Por otra parte, esta campaña antielitista se plasmó igualmente en el video que publicó tras su victoria rotunda en la primera vuelta. Como señaló Felipe G. Gil en eldiario.es, «en un Facebook Live  […] pudimos ver a Bolsonaro acompañado de dos miembros de su equipo (una de las cuales traducía en directo a lenguaje de signos). En un set de emisión que pareciera cutre a posta (se pueden ver los cables colgando, la imagen está desenfocada, el sonido tiene un poco de eco) Bolsonaro se dirige serio a sus votantes durante 15 minutos. Y el mensaje de fondo parece ser: ‘Seguimos trabajando en estas condiciones humildes por mejorar la vida de los brasileños'». Este es el video:

 

Este panorama deja escaso margen a Haddad para contrarrestar la campaña de Bolsonaro. No obstante, el candidato del PT ha hecho esfuerzos en las redes para contratacar, como muestra este video.

Conclusión: la importancia de los mundos políticos virtuales, verdaderos o falsos

En cualquier caso, la campaña presidencial de Brasil, más allá del triunfo de Bolsonaro, refleja la importancia determinante de las redes en cualquier futura contienda política y la capacidad de la extrema derecha para crear mundos virtuales en los que sus electores puedan hallar una realidad diseñada a su medida, al margen de que esta sea real o falsa. Este último aspecto parece ser cada vez más un detalle de menor importancia.


ENTREVISTA A CARLOS FONSECA: «CONOCEMOS SOLO UNA PARTE DE LA TRASTIENDA DEL ASESINATO DE YOLANDA GONZÁLEZ»

octubre 7, 2018

Carlos Fonseca.

 

EL PERIODISTA Y ESCRITOR CARLOS FONSECA (MADRID, 1959) HA PUBLICADO UN MÁS QUE INTERESANTE LIBRO SOBRE EL ASESINATO DE YOLANDA GOZÁLEZ, militante del extraparlamentario Partido Socialista de los Trabajadores [PST]: No te olvides de mí. Yolanda González, el crimen más brutal de la Transición. Su homicidio fue cometido el 1 de febrero de 1980 por dos ultraderechistas, Emilio Hellín e Ignacio Abad. Ambos formaban parte de un grupo organizado que reivindicó la muerte en nombre del Batallón Vasco Español [BVE] y cuyas conexiones con ámbitos de la Seguridad del Estado no se aclararon.

Fonseca es autor -entre otras obras- del bestseller Trece rosas rojas (2004, llevado al cine); Mañana cuando me maten (2015), que reconstruye las últimas ejecuciones del franquismo; y Garrote vil para dos inocentes (1998), sobre dos anarquistas ejecutados en 1963 por un crimen que no cometieron. Ahora se ha aproximado al caso de Yolanda González, que ha reconstruido en un ensayo bien documentado, pues cuenta con testimonios de familiares, abogados y compañeros de militancia. Escrito con prosa ágil, lo recomendamos a quienes estén interesados por la violencia durante la Transición (puede accederse a un fragmento de la obra aquí).

Dado el tema del ensayo, hemos entrevistado a Fonseca en nuestro blog y le agradecemos que haya accedido a contestar a nuestras preguntas.

¿Por qué considera que el asesinato de Yolanda González fue «el crimen más brutal de la transición»?

Estamos hablando de una época, la transición, muy compleja y conflictiva, en la que muchos jóvenes estudiantes como Yolanda perdieron la vida por disparos «al aire» de la Policía o a manos de grupos de ultraderecha. Estoy hablando de José Luis Montañés, de 23 años, y Emilio Martínez, de 20, que perdieron la vida el 13 de diciembre de 1979 en la Ronda de Valencia (Madrid) alcanzados por disparos de la Policía al concluir una manifestación de protesta contra las reformas educativas del Gobierno de Adolfo Suárez. Hablo también de Carlos González, de 21 años, asesinado en septiembre de 1976 por un comando ultraderechista al término de una protesta al cumplirse el primer aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo. O de Arturo Ruiz, de 19 años, a quien un ultraderechista atravesó el corazón de un disparo en enero de 1977 cuando se manifestaba a favor de la amnistía, o de Mari Luz Nájera, que resultó muerta al día siguiente tras ser alcanzada en la cabeza por un bote de humo lanzado por la Policía cuando protestaba por la muerte de Arturo.

La lista de víctimas de aquel tiempo es enorme, pero el caso de Yolanda tiene para mí unas connotaciones especiales que le convierten en el más brutal de la transición. En su caso, fue vigilada previamente, secuestrada en su casa y conducida a un descampado de San Martín de Valdeiglesias, donde le descerrajaron dos tiros en la cabeza.

Yolanda González, asesinada con 19 años.

¿Qué novedades aporta su libro sobre este asesinato?

No soy tan pretencioso como para pensar que iba a resolver un crimen perpetrado hace ya 38 años, pero la historia que se contó en los periódicos está deshilachada, le falta un hilo conductor que explique lo ocurrido. Quería también desmitificar una etapa de nuestra historia reciente, la transición, de la que nos han «vendido» una imagen demasiado edulcorada en la que todo eran acuerdos y consenso, cuando la realidad es que fue un periodo tremendamente convulso en el que las libertades estuvieron a punto de irse por el garete de la historia con dos intentonas golpistas afortunadamente fallidas (la Operación Galaxia y el 23-F).  Es mentira que la transición sea obra de unos pocos personajes como el Rey Juan Carlos I o el presidente Adolfo Suárez. La transición fue una obra colectiva en la que se implicaron numerosas personas anónimas, algunas de las cuales se dejaron la vida en el intento, y una de ellas fue Yolanda.

«Estamos ante una investigación incompleta y muy controvertida, que impidió llegar hasta el fondo en las implicaciones políticas del caso».

Sirviéndome de abundante documentación, parte de ella inédita, y del testimonio de quienes vivieron los hechos, he intentado armar un puzzle cuyas piezas estaban sueltas para, a partir de la imagen obtenida, llegar a la conclusión aproximada de lo que ocurrió, por qué ocurrió y quienes fueron los responsables. Sin olvidarme tampoco del lado humano, de la Yolanda mujer que añora a su familia, que se viene a vivir a Madrid porque se ha enamorado de un joven nueve años mayor que ella, que trabaja y estudia, y a la que sus inquietudes políticas llevan a implicarse en la lucha por la recuperación de las libertades. El libro contiene cartas personales cruzadas con sus padres y hermanos, diligencias policiales inéditas, las declaraciones de los asesinos… que me llevan a la convicción de que estamos ante una investigación incompleta y muy controvertida, que impidió llegar hasta el fondo en las implicaciones políticas del caso.

¿Se pudo saber qué ramificaciones tenían los asesinos con las fuerzas y los cuerpos de seguridad del Estado?

No. Sabemos que un policía nacional acompañó a los integrantes del comando que asesinó a Yolanda hasta su domicilio la noche del crimen. Sabemos que Emilio Hellín, el autor material de los disparos que acabaron con la vida de la joven, alardeaba de sus excelentes contactos con miembros de los cuerpos de seguridad y del Ejército. Sabemos que varios días después del asesinato viajó a Vitoria y se entrevistó con tres policías en la capital alavesa. Sabemos que Hellín tenía cintas grabadas con datos de miembros de ETA dictados por una persona que, por la información facilitada, solo podía ser policía. Sabemos que el propio Hellín implica en el crimen a un policía de los servicios de información de nombre Antonio, al que nunca se identificó. Hay datos, indicios, hilos de los que tirar, de los que nunca se tiró.

Emilio Hellín, uno de los condenados por el secuestro y asesinato de González (imagen de Público).

¿Por qué el comando asesino se autodenominó Grupo 41?

El comando estaba integrado por cuatro militantes del partido ultraderechista Fuerza Nueva del distrito de Arganzuela (Madrid) que decidieron autodenominarse Grupo 41, pero desconozco si el nombre tiene alguna connotación. Lo cierto es que se dedicaban a labores de seguridad tales como prestar protección en los actos públicos del partido o recabar información sobre las personas que pretendían afiliarse a FN para asegurarse de su lealtad a la causa. Estaban al mando de un exguardia civil, David Martínez Loza, jefe nacional de Seguridad de FN, que les encargaba también otros «trabajos». De hecho, el día que asesinaron a Yolanda tenían previsto inicialmente colocar una bomba en las oficinas de la Agencia Cinco Cero, distribuidora de la revista Interviú, contra la que el partido había iniciado una campaña por varios artículos sobre la ultraderecha.

¿Qué cabos han quedado sueltos sobre aquel crimen cuando han transcurrido casi 40 años?

Muchos. Te cito algunos. Por ejemplo, los investigadores recuperaron las dos pistolas utilizadas en el crimen. Ambas tenían el número de serie borrado, pero consiguieron reconstruir el de una de ellas, lo que abría la posibilidad de seguir la pista al arma, localizar a su último poseedor y descubrir cómo había llegado a manos de los asesinos. El juez se limitó a comprobar si estaba registrada por algún particular en la Intervención de Armas de la Guardia Civil, pero se negó, pese a la insistencia de los abogados de la acusación, a indagar si formaba parte de la dotación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, lo que impidió conocer si había policías o guardias civiles relacionados con los hechos.

«No tengo ninguna duda de que las seis personas que fueron condenadas estaban implicadas en el caso, pero estoy convencido también de que hay más personas que consiguieron eludir la acción de la justicia».

Otro ejemplo más. Los investigadores encontraron un arsenal de armas y explosivos en la academia que Emilio Hellín regentaba en los aledaños de la Gran Vía de Madrid. La academia se precintó y allí quedaron depositados elementos de convicción, como un terminal de ordenador que los abogados de la acusación sospechaban podía estar conectado con algún servicio de información policial. Cuando, más de un año después, el juez envió a dos peritos para analizar las pruebas resulta que había desaparecido todo. Nunca más se supo su paradero.

Estado en el que fue halldo el cuerpo de Yolanda González.

Y otro ejemplo más: Hellín escapó de la prisión de Alcalá de Henares seis meses después del crimen, en agosto de 1980. Una fuga rocambolesca, a punta de pistola, que se frustró esa misma tarde. Un juzgado abrió una investigación para conocer los pormenores de la fuga y si el ultraderechista había recibido ayuda del exterior. Se llegó a procesar a su hermana y…. la causa desapareció durante años. Cuando por fin se recuperó los hechos habían prescrito y fue archivada.

Son muchos detalles, unos más relevantes y otros menos, que llevan a pensar que conocemos solo una parte de la trastienda del caso. Es probable que Hellín tenga la respuesta a muchas preguntas, pero no ha querido colaborar en el libro. Estuve con él en su despacho y me dijo que no se había contado toda la verdad del caso, que ni siquiera él conocía. ¿Miente? Francamente, no lo sé. Lo que sí sé es que durante la instrucción del caso cambió su versión de los hechos, es decir, que mintió. Personalmente, no tengo ninguna duda de que las seis personas que fueron condenadas estaban implicadas en el caso, pero estoy convencido también de que hay más personas que consiguieron eludir la acción de la justicia.


UN GUARDIA CIVIL CONOCEDOR DE LA LUCHA CONTRA ETA, CREE QUE EL ETARRA PERTUR FUE ASESINADO POR UN GRUPO DEDICADO A LA «GUERRA SUCIA»

septiembre 17, 2018

Pertur

Pertur (imagen de EFE, publicada por eitb.ews).

¿FUE UN GRUPO PARAPOLICIAL EL AUTOR DE LA MUERTE DE PERTUR? En julio de 2016 pasado, cuando se cumplieron 40 años de la desaparición del dirigente de ETA-político militar Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, hicimos una entrada en el blog que reprodujo una crónica de Luis R. Aizpolea en El País (23/VII/2016). En ella se exponía la controversa existente sobre la autoría de su muerte.

Una desaparición sobre la que circulan versiones opuestas

De este modo, una hipótesis apunta que su desaparición fue obra de los propios etarras por las posiciones ideológicas que Pertur sostenía, mientras otra la atribuye a la actuación de un grupo de ultraderecha de carácter parapolicial dedicado a la llamada «guerra sucia» contra ETA. Por nuestra parte, tras analizar el tema en nuestro último estudio La transición española. El voto ignorado de las armas, apuntamos que la hipótesis más verosímil sobre su desaparición fue su asesinato por parte de miembros de la propia ETA.

Sin embargo, este año se ha publicado el testimonio de un agente de la Guardia Civil, Manuel Pastrana (Pastrana, en el nombre de la guerra sucia), que sostiene la versión opuesta de los hechos

Así, expone su opinión sobre la muerte de Pertur a partir de su conocimiento de la lucha contra ETA, que es substancialmente diferente a la que nosotros hemos argumentado. La reproducimos a continuación por su interés sobre el tema:

«[…] Las teorías son innumerables para explicar su muerte [de Pertur]. Alguna alude incluso a un ajuste de cuentas entre facciones de ETA. Yo no soy quién para desmentir ninguna, pero creo que las cosas fueron diferentes. La Armada había montado un equipo de inteligencia naval. Más que un equipo eran unos juramentados, con el objetivo de no descansar hasta que dieran venganza a la muerte del almirante Carrero Blanco. Más tarde hice amistad fuerte con uno de los de ese equipo. Conocido como ‘Pedro el marino’, realmente Juan Manuel Rivera Urruti, capitán de fragata. Todos o casi todos los miembros del comando de ETA de la Operación Ogro [nombre que ETA empleó para aludir al operativo que asesinó a Carrero el 20 de diciembre de 1973] cayeron tarde o temprano por la tenacidad de este equipo. Pertur, estoy convencido de que entregado por su propio primo a cambio de dinero, también cayó. Y creo que literalmente cayó desde la borda de un patrullero en alta mar. Jamás se encontró su cadáver» (p. 158).

La polémica sigue

Así pues, según el punto de vista de Pastrana, Pertur fue víctima de la «guerra sucia». Por consiguiente, la controversia sobre su muerte dista de estar cerrada. El apunte  de este guardia civil no puede ser echado en saco roto por su conocimiento sobre la lucha del Estado contra ETA. De ahí que nos hagamos eco del mismo, sin que ello suponga que el caso está cerrado.