UNA ANTIGLOBALIZACIÓN PLANETARIA

febrero 26, 2022

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EL ASCENSO DE VOX HA SORPRENDIDO POR SU RAPIDEZ. En noviembre de 2018 era un partido marginal y en 2019 era la tercera fuerza del Congreso (15,1% del voto); tenía presencia local, autonómica y europea; y el PP facilitó su rápida normalización, al recabar su apoyo para gobernar Murcia, Madrid y Andalucía. Ahora puede sumarse al Ejecutivo popular de Castilla y León, lo que la convertiría en una ‘derecha respetable’ de forma definitiva. Tal situación dista de ser excepcional en Europa y más allá del continente, pues Vox forma parte de un sector político en expansión.

Una tendencia global

Lo ilustran tres datos. El primero es que la ultraderecha es la tercera fuerza del Parlamento Europeo, aunque ello es invisible al estar dividida en dos grupos: Identidad y Democracia (en el que destacan Marine Le Pen y Matteo Salvini), con 66 escaños, y Conservadores y Reformistas Europeos (que acoge al partido polaco Ley y Justicia y a Vox), con 64. Si les añadimos los 13 de Fidesz (la formación de Viktor Orbán expulsada del Grupo Popular Europeo), la extrema derecha reúne a 143 de los 705 escaños de Estrasburgo y se sitúa tras el Grupo Socialista (146) y el Popular (166).

El segundo dato es que la ultraderecha está representada en todos los parlamentos de Europa, salvo los de Irlanda e Islandia: su presencia es la norma, no la excepción. El tercer dato es que su crecimiento se inscribe en una tendencia transcontinental. Lo reflejó la victoria de Narendra Modi en la India en 2014, la de Donald Trump en EEUU en 2016 o la de Jair Bolsonaro en Brasil en 2018, por citar casos destacados. De este modo, el crecimiento de Vox se integra en una tendencia internacional paradójica, en la medida que las fuerzas de ultraderecha reflejan un rechazo a la globalización (flujos migratorios, multiculturalismo, entes supraestatales) de carácter global.

Entre el aislamiento político y la participación en el gobierno

En general, no hay fórmulas políticas que garanticen su contención. De esta forma, su aislamiento o “cordón sanitario” por el resto de formaciones limita su avance, al carecer la ultraderecha de expectativas de “tocar poder”, pero no comporta su hundimiento. Lo refleja el caso de Alternativa para Alemania (AfD): esta ha conocido una moderada caída del voto (del 12,6% al 10,3%). Cuando la extrema derecha se integra en el gobierno, sus partidos ponen el foco sobre todo en endurecer los controles de la inmigración.

Lo ilustró el gobierno de Giuseppe Conte en 2018, que agrupó al Movimiento 5 Estrellas y a la Liga de Salvini. Este, desde la cartera de Interior, quiso frenar desembarcos de inmigrantes o multar a ONG’s que los ayudaban. Igualmente, en Austria, la coalición del conservador Sebastian Kurtz con el extremista Partido de la Libertad también se plasmó en políticas de inmigración más restrictivas y se retiró del Pacto Mundial para la Migración de la ONU, pues rechazaba del mismo “un derecho humano a la migración ajeno al sistema legal austríaco”.

En general, las fuerzas de ultraderecha en los ejecutivos combinan la acción de gobierno con la de partidos de protesta. De este modo, la Unión Democrática de Centro (UDC-SVP), que forma parte del Ejecutivo suizo, mantiene una movilización cívica en torno a sus temas promoviendo referéndums, entre los que destacó el relativo a la prohibición de minaretes, en 2009.

¿La hora de las etnocracias?

Así las cosas, si nos preguntamos cuál sería la meta de un hipotético Gobierno de ultraderecha, los gobiernos de Polonia o Hungría permiten hacerse una idea. Los presiden, de forma respectiva, Mateusz Morawiecki (con Ley y Justicia, 43,5% en 2019) y Orbán (con Fidesz, 52,5% en 2019), ambos próximos a Vox, e impulsan democracias iliberales: sistemas políticos formalmente democráticos, pero cuyos Ejecutivos autoritarios concentran cada vez más poder. En este escenario, para el politólogo Cas Mudde, la meta de la ultraderecha en el poder sería crear una ‘etnocracia’: “un régimen supuestamente democrático que determina estructuralmente el dominio de un grupo étnico” (La ultraderecha hoy, 2021).

En definitiva, la irrupción de Vox se inscribe en un movimiento amplio de rechazo a la globalización que articula la ultraderecha y cuya actuación demuestra la fragilidad de realidades hasta hace pocos años consideradas irreversibles, como la existencia de la propia Unión Europea. 

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*Artículo publicado originalmente como Xavier Casals,  “Una antiglobalización planetaria”, El Periódico (31/X/2021). La imagen que lo ilustra en este blog fue publicada con el texto. Desconocemos su autoría, de ahí que no la indiquemos.

 

AQUÍ PUEDE ACCEDERSE A TODOS NUESTROS ARTÍCULOS SOBRE VOX

May 18, 2021

Santiago Abascal, líder de Vox (foto de EFE / Adrián Ruiz del Hierro).

DADO EL INTERÉS QUE SUSCITA VOX Y LAS PETICIONES DE INFORMACIÓN QUE HEMOS RECIBIDO AL RESPECTO, EN ESTE POST HEMOS AGRUPADO LOS ENLACES A NUESTROS ARTÍCULOS SOBRE ESTE PARTIDO.  Su lectura permite aproximarse a distintos aspectos de esta formación, como detallamos a continuación. La fecha que figura en ellos es la de publicación en nuestro blog, pero la mayoría fueron publicados en otra fecha en un medio de comunicación (la fecha original consta en cada entrada).

  1. VOX Y SU CAMPAÑA ISLAMÓFOBA CONTRA EL PSOE Y PODEMOS (24/III/2015).
  2. CLAVES PARA COMPRENDER El ASCENSO DE VOX (14/X/2018).
  3. VOX SÍ, PACMA NO: UN GRAVE ERROR (17/IX/2018)
  4. TRES APUNTES SOBRE VOX Y SU IMPORTANCIA EN LAS ELECCIONES ANDALUZAS (30/XI/2018)
  5. VOX: EL MAZAZO. LAS CLAVES DEL ASCENSO DE VOX EN ANDALUCÍA (7/XII/2018)
  6. VOX: ¿PACTO DE GOBIERNO O AISLAMIENTO? (19/XII/2018)
  7. LA RENOVACIÓN DE LA ULTRADERECHA ESPAÑOLA: EN 2009 YA APUNTAMOS QUE EXISTÍA UN SUBSTRATO POLÍTICO FAVORABLE A LA ECLOSIÓN DE UN PARTIDO COMO VOX (26/XII/2018)
  8. ¿ES POSIBLE FRENAR EL ASCENSO DE VOX? ANALIZAMOS LAS DISTINTAS ESTRATEGIAS DE CONTENCIÓN DE LA EXTREMA DERECHA (16/I/2019).
  9. VOX, EL GRAN BENEFICIARIO DEL PACTO DE GOBIERNO ANDALUZ (23/I/2019)
  10. VOX HABLA SOBRE VOX. TRES LIBROS PARA CONOCER EL PARTIDO (30/I/2019).
  11. EL AUTOBÚS DE HAZTEOIR O CÓMO LOS MEDIOS HAN CREADO UN CIRCO MEDIÁTICO EN TORNO A LA ULTRADERECHA DEL QUE CONSTITUYEN SU PÚBLICO INCONDICIONAL  (3/III/2019)
  12. VOX CONTRA EL FEMINISMO (24/III/2019)
  13. CATALUÑA Y LA “ESPAÑA VIVA” DE VOX: EL RETORNO DEL NACIONALISMO ESPAÑOL INTEGRISTA (26/IV/2019)
  14. VOX RECUPERA LA “ANTI-ESPAÑA” PARA DESIGNAR A LOS ENEMIGOS DE “LA ESPAÑA VIVA” (4/V/2019)
  15. ¿CUÁL ES AL SITUACIÓN DE VOX DESPUÉS DEL 28-A? (12/V/2019).
  16. VOX TRAS EL 26-M: NUBES EN EL HORIZONTE (1/VI/2019).
  17. VOX EN AGUAS PANTANOSAS: SU APOYO CAE EN LAS ENCUESTAS, SE ENREDA EN LOS PACTOS DE GOBIERNO Y GENERA NOTICIAS DESFAVORABLES (6/VII/2019).
  18. ESPAÑA SUMA, UN RETO COMPLICADO PARA VOX
  19. CINCO INCÓGNITAS DE VOX QUE DESVELARÁ EL 10-N
  20. EL ADOQUÍN DE RIVERA, MUNICIÓN PARA VOX (6/XI/2019)
  21. LOS POBRES Y LA PATRIA: ABASCAL RECURRE AL LÍDER JONSISTA RAMIRO LEDESMA IGUAL QUE LE PEN RECURRIÓ AL LÍDER SOCIALISTA JAURÈS.
  22. VOX DINAMITA A LA DERECHA.
  23. CUATRO OBRAS SOBRE VOX PUBLICADAS EN 2019
  24. 2019: EL AÑO DE VOX Y CHEGA Y DEL FIN DE LA EXCEPCIONALIDAD IBÉRICA DE LA ULTRADERECHA
  25. LAS TRES DERECHAS (VOX, C’S Y PP) Y EL ESCENARIO POLÍTICO DESPUÉS DE LA INVESTIDURA
  26. TRES APUNTES SOBRE LA AFINIDAD DE VOX CON EL PARTIDO LEY Y JUSTICIA POLACO
  27. VOX Y EL COVID-19: ¿CAMBIO DE PIEL?
  28. EL TRUMPISMO DE VOX, UNA RUPTURA EN LA TRADICIÓN ANTI-ESTADOUNIDENSE DE LA EXTREMA DERECHA ESPAÑOL
  29. EL ULTRANACIONALISMO DE VOX. CINCO CLAVES PARA COMPRENDER “LA ESPAÑA VIVA”
  30. ¿CÓMO DEFINIR A VOX? CINCO CLAVES INTERPRETATIVAS
  31. LOS EXMILITARES Y VOX: EL PASADO Y EL PRESENTE
  32. EL 14-F Y EL “EFECTO VOX”
  33. ELECCIONES EN MADRID EL 4-M: ¿UN PP CRECIDO Y VOX DECISIVO?
  34. CINCO RAZONES POR LAS QUE EL ABANDONO DE DIPUTADOS DEL HEMICICLO CATALÁN AL INTERVENIR VOX HA BENEFICIADO A ESTE PARTIDO
  35. VOX ENTRA EN CAMPAÑA EN VALLECAS: LA “RECUPERACIÓN” DE LA “PLAZA ROJA”
  36. VOX: LA DENUNCIA DEL ‘MENA’ COMO PROBLEMA
  37. VOX TRAS EL 4-M: UN BALANCE AMBIVALENTE

VOX: LA DENUNCIA DEL ‘MENA’ COMO PROBLEMA

abril 26, 2021

El cartel de Vox que presenta a los menores extranjeros como una amenaza.

LA CAMPAÑA DE VOX EN LA COMUNIDAD DE MADRID NO PASA POR LA GESTIÓN. Su programa se reduce a «10 medidas urgentes» genéricas, salvo la primera. Esta propone reducir sus consejerías a siete, sus diputados a la mitad y eliminar Telemadrid. Por tanto, el partido busca movilizar a sus votantes no con sus propuestas, sino con épica y emociones

En este marco, y en sintonía con sus lemas «Vota seguro» y «Protege Madrid», Vox ha plasmado un peligro al que desde su óptica se enfrenta la sociedad madrileña en los menores extranjeros no acompañados («mena»). Esta decisión de Vox, a nuestro juicio, tendría tres objetivos relevantes expuestos a continuación.

Vox crea una figura en la que proyectar miedos e inquietudes

El partido convierte el perfil vulnerable del menor que vive un drama (está solo en un país desconocido, sin recursos y sin red de ayuda) en el de un imaginario «extranjero invasor» a partir de dos elementos.

Por una parte, vincula a estos menores con una supuesta depredación de recursos en perjuicio de los autóctonos. Así, su polémico cartel contrapone a una pensionista con la leyenda 426 euros mensuales y a un supuesto «mena» con otra de 4.700 (cuando estos menores no reciben pagas). Incidiendo en esta misma línea, el sindicato Solidaridad (vinculado a Vox) ha difundido un cartel con el lema “Menas subvencionados, parados abandonados”. Por otra parte, Vox asocia a estos menores a delincuencia. De hecho, el que representa su polémico cartel oculta su identidad con una sudadera y un pañuelo, lo que insinúa su posible conducta ilegal. Ello no es nuevo y en octubre de 2019 el partido denunció en Twitter que estos menores -además de recibir supuestamente “pisos gratis y paguitas”- “se unen a la rebelión terrorista de los CDR”. 

En síntesis, Vox codifica un mito en el menor no acompañado en el que su electorado puede proyectar sus temores y frustraciones, aunque se base en falacias. 

Tweet Solidaridda

De forma paralela a la difusión del cartel de Vox, su sindicato Solidaridad ha difundido este.

Vox se autoerige en el único partido diferente de los demás 

La Fiscalía ha anunciado que investigará el cartel de Vox, lo que ha dado pie a Santiago Abascal a denunciar que su formación es víctima de un sistema regido por la corrección política que silencia a quienes se rebelan. Lo ha formulado así: “Que la Fiscalía nos retire el cartel y después que la Fiscalía suba a esta tribuna durante esta campaña electoral y que nos arrebate el micrófono porque [este mensaje] lo vamos a decir todos los días”. 

De este modo Vox presume de ser el único partido que dice la verdad frente a la “dictadura progre”. Así, no es casual que afirme que su voto es el que “más le duele” a la izquierda. Con ello quiere presentarse como la única formación crítica con el sistema que no teme decir una pretendida verdad que todos coinciden en silenciar.

Vox-C

En octubre de 2019 ya denunció a estos menores como colaboradores de los CDR.

Vox polariza la campaña en su beneficio

La denuncia generalizada del controvertido cartel por su contenido engañoso y estigmatizador puede parecer desfavorable para Vox, cuando sucede todo lo contrario. La formación necesita que partidarios y detractores polaricen el clima político al máximo con dos metas: ganar gran visibilidad y proyección en una campaña reñida y convertir lo que debería ser un debate más o menos anodino sobre gestión (con la pandemia de por medio) en un conflicto épico y emocional para reunir apoyos en las urnas. De paso, relega a un segundo plano realidades que le resultan incómodas. Y es que Vox, según su cartel hoy tan preocupado por las jubiladas, se abstuvo en el Congreso cuando en 2020 se votó el aumento de sus pensiones. 

Menor-Vox

El supuesto menor del cartel no es menor, ni extranjero ni està en España,sino a un joven de Bangladesh (información de eldiario.es).

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* Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, “Vox: la denuncia del ‘mena’ como problema”, El Periódico (23/IV/2021).


LA ULTRADERECHA Y LAS REDES SOCIALES: “ANTISOCIAL”, UNA LECTURA OBLIGADA

marzo 21, 2021


Las redes sociales de la ultraderecha han sido esenciales en el ascenso de Trump (foto de Getty Images publicada por Cadena Ser).

ANDREW MARANTZ ES UN PERIODISTA de The New Yorker que ha escrito Antisocial, un voluminoso reportaje de más de 500 páginas sobre –y este es el subtítulo de la obra- “la extrema derecha y la ‘libertad de expresión’ en Internet”.

El autor trabajó desde 2016 en la elaboración de este ensayo que, desde nuestra perspectiva, es de lectura necesaria por tres razones que apuntamos a continuación.

Un retrato de la “coalición digital” que contribuyó al triunfo de Trump

En primer lugar Marantz ofrece una visión de conjunto de la que podríamos denominar de algún modo “coalición digital” (la galaxia de  activistas y colectivos que agitan las redes) que contribuyó al triunfo de Donald Trump en los comicios presidenciales de 2016.

No es una investigación efectuada “desde fuera”,  sino que Marantz (que es judío y se halla en las antípodas de los protagonistas de su libro) se adentra en su universo. Realiza así una inmersión en distintos ámbitos de la ultraderecha con la asistencia a sus actos y entrevista a algunas de sus figuras más o menos notorias, como Milo Yiannopoulos, Mike Cernovich o Mike Enoch. En algunos casos se adentra en su entorno familiar para explicar mejor su evolución política o mostrar sus contradicciones.

Al hacerlo refleja cómo las diferencias ideológicas teóricas en el seno de esta «coalición digital» en la práctica pueden ser muy difusas. No hay tanto estructuras orgánicas como  celebrities digitales cuya relevancia define su proyección en Internet: su cifra de seguidores, de visualizaciones de vídeos o visitas a blogs y, sobre todo, su capacidad para que algunos de sus temas se introduzcan en el mainstream informativo.

Una descripción de la polarización que crea la ultraderecha y de  la difusión de sus tesis

En este sentido, Marantz permite entender la importancia que tuvo la existencia de esta constelación digital en el ascenso de Trump primero y después en apuntalar (y –según cómo- moldear) su discurso desde la Casa Blanca.

El ensayo expone cómo la gran meta de este conglomerado de influencers, celebrities y cenáculos de una ultraderecha de tonalidad diversa pasa por dos objetivos complementarios y relacionados: movilizar de forma permanente a sus seguidores y normalizar sus puntos de vista moviendo los límites de la llamada “ventana de Overton”.

En este ámbito es remarcable que estos publicistas a menudo tienen una visión clara de los circuitos de circulación de sus mensajes entre el mundo digital y el real para obtener impacto. De este modo, Cernovich -uno de los influencers citados- sostiene al respecto que “el conflicto es atención” y “la atención es influencia”, en lo que no anda desencaminado.

Un debate que plantea: la libertad de expresión en las redes

Por último, el ensayo tiene un leitmotiv esencial: ¿Cuáles deben ser los límites de expresión en las redes sociales? ¿Qué responsabilidad tienen sus propietarios en los contenidos de las mismas que incitan al odio o en la desinformación que expanden sus usuarios? El tema es complejo y en una entrevista en La Vanguardia el propio Marantz lo explicitó así:

En Silicon Valley, los nuevos guardianes (gatekeepers), porque han tomado el relevo de la vigilancia que ejercían los medios tradicionales, aunque no lo admiten ni asumen la responsabilidad que conlleva, hubo ingenuidad al principio, cuando el experimento comenzaba y nadie sabía en qué se convertiría. Tampoco nadie les dio razones para dudar, la sociedad les dijo que podían ganar todo el dinero que quisieran sin asumir ninguna responsabilidad cultural, ética o política.

La ultraderecha y las redes sociales: una relación compleja

Marantz, en suma, nos permite reflexionar sobre dos cuestiones importantes. Una es cómo los extremistas de la derecha han sabido sacar partido de las redes sociales. La otra es el debate complejo que implican los intentos de limitar la libertad de expresión en estas redes.

Antisocial es, pues, una lectura más que recomendable para aproximarse a la ultraderecha digital de EE.UU., cuya prosa fluida facilita su rápida lectura pese a su extensión.


SUIZA: LA PROHIBICIÓN DEL BURKA Y EL NIQAB INSUFLA OXÍGENO A LA ULTRADERECHA LOCAL Y POSIBLEMENTE EUROPEA

marzo 9, 2021

 

«¡Frenar el extremismo!». Lema de los partidarios de prohibir el burka y el niqab en el referéndum.

 

ESTE DOMINGO SE HA CELEBRADO UN REFERÉNDUM EN SUIZA PARA PROHIBIR EL BURKA Y EL NIQAB (lo que ocurre ya en otros países como Francia, Dinamarca, Bélgica o Austria), así como la indumentaria que no permite identificar a manifestantes violentos o hooligans de futbol.

Los partidarios de la prohibición han tenido una victoria ajustada de (51,2% de los sufragios contra el 48.8%). Como informa el portal swissinfo.ch (7/III/2021), impulsó esta iniciativa “el Comité de Egerkingen, formado por numerosos legisladores de la derecha conservadora y también en el origen de la iniciativa antiminaretes [que comportó al celebración de un referéndum en 2009 que se saldó con su prohibición en suelo suizo], el texto exige la prohibición de toda forma de ocultación del rostro en el espacio público”. Consideramos interesante hacer tres apuntes al respecto.

 

La mirada de la mujer del cartel crea inquietud en el espectador.

1. La derecha populista del SVP/UDC recupera la iniciativa

Con este referéndum el SVP/UDC ha logrado un éxito después de cosechar varios fracasos en iniciativas precedentes, como informa El País (7/III/2021). Este medio señala que el citado Comité de Egerkingen “está vinculado con el SVP y miembros del partido forman parte de él. El grupo se centra precisamente en combatir la supuesta ‘islamización de Suiza’, y ha vinculado a las portadoras de burka o niqab con el eslogan ‘parar el extremismo’ en sus carteles”.  El éxito es llamativo al convertir en tema de debate público una cuestión aparentemente menor, en la medida que serían inexistentes en Suiza las portadoras del burka  y se reducirían a una treintena las del niqab, según informa este diario. Los promotores de adoptar tales medidas han alegado su carácter preventivo: “¡Pongamos límites al Islam radical antes de que sea demasiado tarde!”, afirma su propaganda

2. La iniciativa pone el tema de modo preminente en la agenda europea

El éxito de la iniciativa otorga centralidad a esta cuestión en la agenda política europea, en la que diversas formaciones de ultraderecha hacen bandera de la islamofobia (que puede interpretarse como un rechazo al Islam o, como señala el experto académico Cas Mudde, un “miedo irracional” a esta religión o a los musulmanes). No es extraño suponer, pues, que la consulta helvética tendrá réplicas en otros países de la Unión Europea de la mano de formaciones de este espectro ideológico. Aunque sus promotores fracasen en la convocatoria de consultas, el debate suscitado en torno a la cuestión contribuirá a introducir el temor a la “islamización” en el debate público.

3. El grafismo de la campaña ha amalgamado amenazas distintas

Por último, consideramos interesante remarcar que la campaña en favor de la prohibición ha aunado gráficamente la supuesta amenaza de extremismo islámico que encarnarían el burka y el niqab y la plasmada por manifestantes violentos de los que la propaganda favorable a la prohibición insinuó su aparente carácter antifascista. Cabe pensar que este diseño tendrá imitadores en el seno de la extrema derecha occidental.

La amenaza de «islamización» y violencia callejera [¿antifascista?] unidas.

 


EL 14-F Y EL “EFECTO VOX”

febrero 20, 2021

Cartel electoral de Vox en la campaña electoral del 14-F

 

EL ACCESO DE VOX AL PARLAMENTO CATALÁN CON 11 ESCAÑOS y 217.255 sufragios (7.6%) ha sido espectacular, pero previsible por su alza en las elecciones legislativas del 28-A de 2019 (148.844 votos, 3.5%) y del 10-N (243.640, 6.2%), un resultado que prácticamente se ha mantenido pese a la alta abstención del 14-F (46.4%). Concluye así la marginalidad de la ultraderecha en las instituciones catalanas, exceptuando la presencia municipal de Plataforma per Catalunya (PxC), que alcanzó su máximo apoyo en los comicios catalanes de 2010: 75.134 votos (2.4%). A continuación, señalamos tres aspectos relevantes del ascenso de Vox en Catalunya.

La campaña: todo suma

Vox se ha erigido en el partido ‘del castigo’ por excelencia del secesionismo: ejerció la acusación popular en el juicio a los líderes independentistas y quiere abolir las autonomías. En cambio, en esta campaña sus rivales de la derecha han abandonado esta línea política. Cs ha enfatizado la reconciliación (su lema era ‘vota abrazo’), lo que unido a su diálogo con el gobierno de Pedro Sánchez la ha desprovisto de atractivo para los votantes más belicosos ante el ‘procés’. Estos tampoco han visto seductor a un PP castigado por el caso Bárcenas y cuyo líder, Pablo Casado, se ha desmarcado del gobierno de Mariano Rajoy en el 1-O. Además, la participación de los líderes secesionistas presos en la campaña posiblemente ha estimulado el voto ‘voxista’. Por último, debe señalarse que el grueso de formaciones ha exhortado a sus votantes a frenar a Vox sin concertar una estrategia, mientras los boicots a sus actos y el debate sobre si este partido debía tener cobertura informativa han contribuido a proyectar la imagen que Vox deseaba ofrecer de opción ‘perseguida’ por el ‘Establishment’. En suma, la formación ha hecho su campaña, pero también ‘se la han hecho’.

El vencedor de la “foto de Colón”

El 14-F conmociona los cimientos del bloque de la derecha estatal y evidencia que la estrategia de Casado de aunar a las ‘tres derechas’ (PP, Vox y Cs) en la defensa de España con la intención de liderarlas fue un error de calado. Vista en perspectiva, la famosa concentración de la plaza madrileña de Colón del 10 de febrero de 2019 a medio plazo redundó en claro beneficio de Vox: le situó al mismo nivel de Cs y el PP, le confirió respetabilidad e hizo porosas las fronteras entre sus votantes. Cs pagó por ello el 10-N (cayó de 57 a 10 escaños) y el PP, aunque mejoró relativamente (pasó de 66 a 88), vio como Vox dobló resultados y devino el tercer partido estatal (pasó de 24 a 52).

Ahora la “foto de Colón” pasa nueva factura a Cs y el PP: el primero conoce un batacazo electoral en su bastión histórico (sus 36 escaños de 2017 caen a 10) y el segundo, con tres escaños, corre el riesgo de ser residual (si no lo es ya). El 14-F, pues, refuerza a Vox como ‘derecha útil’ contra el secesionismo y la izquierda. En suma, Catalunya ha sido un arsenal de munición ideológica para la ultraderecha, una fuente de errores para sus rivales y un caladero de voto relevante.

Más tensión en la Ciutadella

A priori Vox no parece un actor decisivo en el futuro parlamento catalán, pero ello no le condena a la irrelevancia. Lo consignamos porque posiblemente aportará tensiones nuevas al complejo mosaico de ocho grupos. Apuntamos en tal sentido cuatro eventuales repercusiones de su acción: en primer lugar, la incorporación a la agenda de temas hoy ausentes que ya blandió la PxC (inmigración ilegal, inseguridad o “peligro de islamización”); en segundo lugar, una mayor beligerancia al escenificar diferencias ideológicas, incluyendo el recurso a la ‘Lawfare’ o ‘guerra legal’, lo que judicializará la política catalana aún más; en tercer lugar, el empeño de articular un discurso populista que haga de Vox el antipartido de una cámara que, a sus ojos, dominan la izquierda y la “mafia separatista” para reforzar su identidad como única alternativa al resto de opciones; y por último, una conexión estrecha entre la actuación de Vox en Barcelona y Madrid: Catalunya es el escaparate de su lucha por la integridad de la patria (su lema electoral ha sido ‘Recuperemos Cataluña’), de ahí que el hemiciclo de la Ciutadella pueda ser un escenario central y no colateral para el partido. Veremos si el desarrollo de la legislatura corrobora estas conjeturas.

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* Artículo publicado originalmente como Xavier Casals, “El 14-F y ‘el efecto Vox’”, El Periódico (16/II/2020).


ENTREVISTA A XAVIER PEYTIBI Y SERGIO PÉREZ-DIAÑEZ: «LA ALT-RIGHT ES UN MOVIMIENTO ASOCIADO A UNA COMUNICACIÓN REACCIONARIA JUVENIL ONLINE»

septiembre 4, 2020

 

Xavier Peytibi (izquierda) y Sergio Pérez-Diáñez (derecha).

 

¿QUÉ ES LA ALT-RIGHT? Desde la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 la mención a esta extrema derecha estadounidense ha sido frecuente en los medios de comunicación. Ahora que nos acercamos de nuevo a los comicios, un ensayo reciente explica qué es la alt right y cuáles son sus técnicas de comunicación: Cómo comunica la alt-right. De la rana Pepe al virus chino.

Sus autores son Xavier Peytibi y Sergio Pérez-Diáñez. Peytibi es politólogo especializado en relaciones internacionales y consultor de comunicación política y pública en Ideograma, desde donde trabaja para diez países en comunicación de gobierno, campañas electorales y comunicación estratégica. Es profesor en diversos  másters de su especialidad (@xpeytibi). Pérez-Diáñez es igualmente politólogo y consultor de comunicación política y asesora a partidos en elecciones. Ha investigado sobre la influencia de Steve Bannon en el discurso electoral de Trump (@spdianez).

Dado que consideramos de gran interés el ensayo de interés para nuestros lectores y lectoras, les hemos hecho esta entrevista. Les agradecemos que hayan accedido a contestar nuestras preguntas por correo electrónico.

¿Qué es la alt-right?

La alt-right constituye un movimiento político complejo, influenciado por la ideología aislacionista del paleoconservadurismo (1930-40) y la Nueva Derecha europea. Esta última la generaron intelectuales de extrema derecha que incorporaron elementos de la izquierda para la actualización de la ideología fascista.

Actualmente, se trata de un movimiento asociado a una comunicación reaccionaria online (de la que dependen para organizarse y difundir sus ideas) y protagonizada por jóvenes con un fuerte sentimiento anti-establishment y que se centran en la cultura, las políticas anti-globalización y la preservación de la raza blanca y la civilización occidental.

¿Podemos incluir en ella a Trump o partidos de ultraderecha?

La alt-right ha podido contemplar cómo Trump ha citado la inmigración como problema, que ha usado un lenguaje que no tiene en cuenta lo que era políticamente correcto, desplegando una serie de mensajes con los que quienes engrosan las filas del movimiento trumpista podían sentirse reflejadas.

Además, la elección de Steve Bannon como jefe de campaña de Trump y posterior estratega jefe en la Casa Blanca se produjo en vistas a lograr el apoyo de personas identificadas con la alt-right, que también servían de ejército de activistas en la red para disparar artillería en forma de memes contra los adversarios políticos de Trump.

No obstante, Trump no es ningún líder de la alt-right, sino que ofrece una ventana de oportunidad al movimiento mediante la cual sus mensajes han pasado de las sombras de Internet a obtener notoriedad pública. Aunque no han empleado jamás ninguna palabra habitual en la retórica de la ultraderecha,  sí que han realizado algunos guiños a este espectro. Lo han hecho mediante los llamados mensajes dog-whistle («silbato para perros»), que activan a un target minoritario y pasan desapercibidos para la gran mayoría de la población.

Hay que tener en cuenta, además, que la alt-right no ha podido convertirse en partido político en Estados Unidos, como ha podido hacer la ultraderecha en otros países. Ello ha favorecido su apoyo a Trump al buscar visibilidad. En este sentido, pese a que Trump no sea de la alt-right, sí se ha aprovechado de ella.

¿Cuáles serían sus figuras más relevantes?

En el plano intelectual, destaca la figura de Richard Spencer, fundador del think tank ultra nacionalista National Policy Institute, con sede en Whitefish, a quien se le atribuye haber acuñado el término “alt-right” por primera vez. Generalmente, Spencer es catalogado como una de las voces más influyentes del nacionalismo blanco, si bien él se ha definido a sí mismo como paleoconservador antes de “inventar” la alt-right.

En el plano de la comunicación política y los medios de comunicación, destacan las figuras de Milo Yiannopoulos, quien cuenta en su haber con el mérito de haber elaborado una suerte de manifiesto para entender el movimiento frente a los ataques de lo que él definiría como los medios de comunicación “mainstream” al servicio del establishment, y, sobre todo, Bannon. Un empresario de medios de comunicación que ha dirigido documentales de derechas, fundado un think tank para investigar los escándalos de presunta corrupción del matrimonio Clinton y, sobre todo, haber convertido Breitbart News en el medio de comunicación por excelencia de la alt-right y fuente autorizada para Trump en su carrera por la Presidencia.

¿Qué singulariza la comunicación de la alt right? 

En nuestro libro exponemos que los principales elementos de la comunicación de la alt-right son el antagonismo (siempre hay un enemigo al que culpar de todos los males, como las élites, el feminismo o el islam); el patriotismo (ellos son el pueblo que defiende al país frente a los ataques externos o internos); un lenguaje con mensajes sencillos y que generan emociones; la incorrección como forma de ganar más visibilidad en redes y fuera de ellas; el uso del humor como forma de excusar sus ataques; una comunidad donde comparten sus ideas, contenidos innovadores y visuales como los memes; la victimización a cuenta de sus ideas; el uso de medios propios para difundir sus teorías; y el manejo de temas como el nacionalismo exacerbado, el supremacismo blanco o la necesidad de volver al orden.

¿Qué papel tienen las redes sociales en su actuación?

Las redes sociales son un elemento fundamental de la alt-right, ya que la posiciona a la vanguardia de los movimientos políticos actuales y explica dónde radica la mayor parte de su éxito. Fue a partir del episodio del Gamergate en 2014, basado en el ciberacoso troll a las creadoras de videojuegos que habían denunciado el machismo de la industria, cuando la alt-right empezó a muscularse en Internet.

Es en la red donde se libra la guerra cultural de la alt-right contra la hegemonía de la izquierda, rechazando la corrección política y los mensajes feministas de Internet, utilizando especialmente los memes como armas la humillación de los adversarios políticos y alcanzar la viralidad de sus mensajes. Estos memes, apegados a la cultura pop de los millennials, permiten llegar, a partir del humor o de lo políticamente correcto, a nuevos nichos.

Además, muchos otros memes sirven también de guiño simbólico a la comunidad, como por ejemplo Pepe the Frog, una rana dibujada con el programa MS Paint que, a partir de 2014, se convirtió en un “icono multiuso” de la alt-right. Sólo los miembros de la comunidad entienden perfectamente qué significa, y se convierte en argot propio, y algo que sienten como suyo, y que realimenta su ideología, su burbuja, a la vez que refuerza sus creencias.

 

Trump mimetizado como Pepe the Frog (www.lasexta.com).

¿Por qué son importantes los «frames» de la alt right?

 Los frames son una herramienta de comunicación política que permiten construir metáforas que puedan influir en el «inconsciente cognitivo», tal como indicaba George Lakoff. Se trata de destacar determinados elementos de la realidad para hacerlos más sobresalientes de cara a la opinión pública y enarbolar una visión del mundo que el receptor del mensaje pueda asumir e interiorizar.

En este sentido, y pese a sostener postulados que, a priori, no son compartidos por buena parte de la población más “moderada”, la alt-right ha logrado viralizar buena parte de sus mensajes gracias a una gran capacidad de framing. De este modo, ha colocado algunos marcos mentales en la palestra pública, como el insulto “cuckservatives” para referirse durante las primarias a los republicanos tradicionales que eran adversarios de Trump o que han actuado con pasividad ante el problema de la inmigración ilegal. Actualmente han difundido la expresión “virus chino” para enmarcar la pandemia de la Covid-19 en un contexto de guerra fría con China y teorías de la conspiración que implican a personajes tan diversos como George Soros o Bill Gates.

¿Ha tenido repercusión este movimiento en España?

La alt-right está presente en España a través de las redes sociales, si bien no es un movimiento tan musculado como sucede en otros países como EE.UU., Francia o Italia. Aquí, no tiene grandes comunicadores ni figuras intelectuales relevantes, y desde luego no está vinculada con ningún partido concreto. Ni siquiera con Vox, por mucho que se insista en ello. En España, podemos afirmar que la alt-right aún está en estado embrionario, si bien tiene espacios de crecimiento en redes sociales como YouTube, Twitter o Tik Tok.


EL ULTRANACIONALISMO DE VOX. CINCO CLAVES PARA COMPRENDER “LA ESPAÑA VIVA”

agosto 23, 2020

 

Anuncio de un acto de Vox convocado en nombre de «la España viva» en octubre de 2018.

 

EL ULTRANACIONALISMO DE VOX SE PERCIBE COMO UNA VARIANTE AUTÓCTONA DEL NATIVISMO PROPIO DE LA ULTRADERECHA. El politólogo Cas Mudde describe este concepto como “una ideología que sostiene que los Estados deben estar habitados exclusivamente por miembros del grupo nativo (‘la nación’) y que los elementos no nativos (personas e ideas) están amenazando fundamentalmente al Estado-nación homogéneo”. Remarca que “histórica e ideológicamente, el nativismo está estrechamente relacionado con la idea del Estado-nación”, en el sentido de que “cada nación debería tener su propio estado y […] cada Estado debería tener solo una nación”. Ciertamente Vox es nativista, pero, más allá de constatarlo, consideramos que su ultranacionalismo merece un análisis detenido, pues hunde sus raíces en el integrismo nacionalista decimonónico a la vez que formula un discurso acotado de oposición a la globalización.

Lo hemos analizado en el artículo «El ultranacionalismo de Vox. Cinco claves para comprender ‘la España viva'», a partir de cinco aspectos que consideramos clarificadores al respecto:

  1. La continuidad del integrismo nacionalista surgido en Ultramar
  2. Una cúpula dirigente que plasma un nacionalismo ofensivo
  3. La “España viva” o el retorno de la “anti-España”
  4. El rechazo del Islam: Una nueva Reconquista
  5. La importancia de la Hispanidad

El texto ha sido publicado en el último número de la revista Grand Place, que edita la Fundación Mario Onaindía, y cuyo tema central son los populismos en un dossier en el que colaboran diversos expertos. Puede accederse a nuestro artículo en PDF clicando aquí.

Su referencia es Xavier Casals,  «El ultranacionalismo de Vox. Cinco claves para comprender ‘la España viva'», Grand Place. Pensamiento y cultura, 13 (2020), pp. 27-35.

 

 


¿VUELVE EL FASCISMO? ¿LA ULTRADERECHA ACTUAL REFLEJA EL RETORNO DEL FASCISMO? DOS HISTORIADORES EXPERTOS EXPERTOS EN EL TEMA ANALIZAN LA CUESTIÓN*

junio 18, 2020

 

Los historiadores Emilio Gentile (izq.) y Enzo Traverso (der.).

DONALD TRUMP, MATTEO SALVINI, MARINE LE PEN, NIGEL FARAGE… ¿VUELVE AL FASCISMO? Esta es una pregunta habitual en los medios de comunicación y foros ante el ascenso de la extrema derecha. Ahora disponemos de dos textos breves solventes y legibles, redactados en forma de entrevista que abordan la cuestión.

Ambos reflejan las tesis de dos reputados historiadores italianos de dilatado currículum y sólida reputación: Emilio Gentile (nacido en Bojano en 1946), en Quién es fascista (2019), y Enzo Traverso (nacido en Gavi en 1957),  en Las nuevas caras de la derecha (2018), del que existe versión en catalán, Els nous rostres del feixisme.

Del fascismo al postfascismo: ¿Qué ha cambiado?

¿Es posfascista la ultraderecha actual? Traverso plantea esta y otras cuestiones en una entrevista con el antropólogo Régis Meyran de 110 páginas con 87 notas. Es un diálogo con referencias numerosas a estudios, hechos y debates, y con unas respuestas llenas de matices. Todo ello le otorga complejidad sin limitar la comprensión.

Ahora bien, como la obra fue publicada en francés el 2017, la conversación pone el foco en Francia, a veces tiene referencias que el lector o lectora puede desconocer (como sucede aludir al Partido de los Indígenas de la República o al Comité Invisible). Pese a ello, los análisis perspicaces de Traverso compensan el esfuerzo.

El historiador prefiere el término «postfascismo» para aludir a la ultraderecha actual ante los de derecha populista o el de «nacional-populismo». Con él designa «un estado inestable, expresión de una transición inacabada entre un fascismo superado -pero que no deja de ser la matriz de su movimiento- y una derecha nacionalista que no siempre aparece como legítima y respetable en una democracia liberal». Es, pues, «un fenómeno transitorio, en mutación, que no ha cristalizado», desvinculado del neofascismo. Este término, de hecho, sería un oxímoron: no designa algo nuevo, sino “residual» en querer «prolongar y regenerar el viejo fascismo».

«El fascismo ha muerto definitivamente»

Muy distinto es el punto de vista de Gentile, opuesto a la pretendida existencia de un fascismo que ha pervivido hasta el presente, como se plantea de forma habitual. Es rotundo al respecto: «El fascismo ha muerto definitivamente, pues nadie hoy -ni siquiera los neofascistas- quiere restaurar el régimen que fue derribado por la victoria irreversibles de las fuerzas antifascistas, unidas para restituir al pubelo italiano la libertady la soberanía».

Discípulo del célebre historiador Renzo de Felize, este investigador ha escrito una breve ensayo en forma de entrevista, pues esta no refleja un diálogo real. Ello obedece a que el autor ha organizado su argumentación a lo largo de 220 páginas de reducido tamaño a partir de una secuencia de preguntas que le han formulado a lo largo de su carrera y que aún se repiten. Este formato tiene la virtud de poder plantear numerosas cuestiones habituales en foros y medios de comunicación con respuestas sintéticas.

Al desarrollar sus tesis, Gentile insiste en acotar el fascismo a su época, evitando las simplificaciones que insisten en la existencia de un «fascismo eterno» o de su permanente retorno. Al hacerlo aporta explicaciones ilustradas con hechos y episodios históricos que le confieren solidez.

En este sentido, analiza muchas cuestiones interesantes, como las relaciones entre la Resistencia y el antifascismo o la actitud del comunismo italiano ante el fascismo. Esta última fue compleja y en 1934, tras llegar Hitler al poder el año anterior y consolidarse el régimen de Mussolini, pasó de identificar a los socialistas como «socialfascistas» a buscar la colaboración con estos y con el resto de formaciones antifascistas.

Miembros de Casa Pound en Roma con máscaras con los colores de la bandera italiana (foto: Reuters).

Dos visiones divergentes y sugerentes

En suma, estamos ante dos lecturas que se complementan, que coinciden en rechazar algunos lugares comunes del debate público o mediático (como la existencia de un «islamofascismo») y que muestran cómo se pueden argumentar visiones muy distintas sobre la relación entre la ultraderecha actual y el fascismo con solidez, por lo que recomendamos su lectura. En una época en la que se repiten tópicos desde la pobreza de información y la pereza intelectual, estos dos textos breves ofrecen sendas perspectivas inteligentes y documentadas sobre la eventual persistencia del fascismo.

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* A pretición de lectores del blog volvemos a reeditar esta entrada publicada originalmente en agosto de 2019.

 


2019: EL AÑO DE VOX Y CHEGA Y DEL FIN DE LA EXCEPCIONALIDAD IBÉRICA DE LA ULTRADERECHA

diciembre 23, 2019

André Ventura, líder de Chega, felicita a Vox por sus buenos resultados.

 

EL AÑO 2019 HA SIDO EL DE LA ECLOSIÓN DE VOX Y CHEGA, lo que ha marcado y redefinido la política española mientras está por ver su efecto en la portuguesa. En este sentido, nos parece interesante hacer tres precisiones.

1. Vox y Chega, el fin de la excepcionalidad ibérica

El año 2019 ha marcado el fin de la excepcionalidad ibérica en cuanto a la presencia de la extrema derecha en los parlamentos estatales con el ingreso de Vox en España y Chega en Portugal (sus rostros públicos son Santiago Abascal y André Ventura) y ahora el único país europeo sin una formación de este espectro político en su hemiciclo es Irlanda. Ello refleja la tendencia expansiva de este sector ideológico, aunque configura una familia continental con partidos que presentan divergencias programáticas importantes.

2. El techo de crecimiento de Vox y Chega aún se desconoce

Si la ultraderecha portugesa que representa Chega obtuvo un modesto 1.3% del voto total y un escaño para su líder, Ventura, los sondeos le auguran un crecimiento y ahora su intención de voto rondaría el 5%. Por su parte, Vox ha mostrado un crecimiento discontinúo, que hemos analizado en este blog. De este modo, en las elecciones europeas del 26-M perdió casi la mitad del apoyo logrado el 28-A (su porcentaje de voto pasó del 10,1% al 6,2%). Además, según el CIS, en julio cayó al 3,3% y en octubre, antes de conocerse la sentencia de los líderes independentistas, era el 7,9%. Pero el 10-N alcanzó el 15%. En suma, actualmente no se vislumbra un techo electoral claro en el crecimiento de la extrema derecha peninsular.

3. Una extrema derecha parecida

En los dos casos, Vox y Chega, sus líderes no son antiguos ultraderechistas que llegan a sus parlamentos después de una larga etapa política de marginalidad (Ventura perteneció al Partido Social Demócrata [PSD] y Abascal al PP) y sus programas comparten una visión económica neoliberal, por lo que pueden predominar más las  semejanzas que las diferencias a medio plazo.

¿Hacia una ultraderecha «ibérica»?

Lo expuesto indica que Vox y Chega parecen configurar una ultraderecha «ibérica» en la medida que podrían compartir diferentes temas y enfoques. No obstante, son partidos que aún experimentan una definición programática y es necesario esperar un tiempo prudencial antes de extraer conclusiones al respecto.


CHEGA, LA ULTRADERECHA PORTUGUESA QUE HA ENTRADO EN EL PARLAMENTO. REPRODUCIMOS UN ANÁLISIS DE STEVEN FORTI EN CTXT. ES

diciembre 15, 2019

 

André Ventura, diputado de Chega (foto de observador.pt).

 

EL INGRESO EN EL PARLAMENTO EN LAS ELECCIONES PORTUGUESAS DE OCTUBRE DE ANDRÉ VENTURA, DEL PARTIDO CHEGA! [CH, BASTA], PARECE PONER FIN A LA EXCEPCIONALIDAD LUSA en cuanto a ausencia de formaciones de este espectro en las instituciones. Sin embargo, este tema ha merecido escasa atención mediática en España.

La excepción el respecto ha sido la revista contexto, ctxt.es, que ha publicado un interesante análisis del historiador Steven Forti («Chega, la nueva ultraderecha portuguesa», 11/XII/2019), a quien ya entrevistamos en este blog por su obra El peso de la nación sobre tránsfugas políticos de la izquierda al fascismo (1, 2 y 3). Actualmente es profesor asociado en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del Instituto de Historia Contemporánea de la Universidade Nova de Lisboa. A continuación, reproducimos su citado análisis de Chega.

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Chega, la nueva ultraderecha portuguesa

En las elecciones del 6 de octubre la formación ultra consiguió un diputado. El discurso y la estrategía de su líder, André Ventura, es cercano a Abascal, pero tiene aún más sintonía con Bolsonaro

 

Hasta hace poco se repetía que la península ibérica era una excepción en una Europa arrasada por la ola ultraderechista. Las sociedades española y portuguesa, se decía, tenían unos anticuerpos que habrían evitado el contagio del virus por debajo de los Pirineos. Pues bien, la excepción ha terminado: Vox se ha convertido en solo doce meses en la tercera fuerza en el Congreso, al obtener el 15% de los votos el pasado 10-N, mientras que una nueva fuerza de extrema derecha, Chega, acaba de hacer su ingreso en el Parlamento luso. De momento, solo Irlanda y Malta no cuentan con diputados ultras en sus cámaras.

Es cierto que el resultado de Chega en las elecciones legislativas portuguesas del pasado mes de octubre –1,3%, 67.826 votos– no es en absoluto comparable con la explosión de la formación de Abascal. En comparación con los 52 diputados de Vox, un solo parlamentario ultra en Lisboa, el joven líder de la formación André Ventura, de 36 años, parece casi “inocuo”. Además, con otro sistema electoral, como el español, no habría conseguido siquiera representación parlamentaria. A orillas del Tajo el fenómeno es sin duda limitado. Sin embargo, la aparición de Chega es sintomática de una serie de procesos que se están dando a nivel internacional y merece la pena prestarle atención. Además, es la primera vez desde la Revolución de los Claveles de 1974 que la extrema derecha entra en el Parlamento de Lisboa.

Un partido ultraliberal

Chega, literalmente Basta, nació el pasado mes de abril como una escisión del Partido Social Demócrata (PSD), la fuerza principal de la derecha portuguesa. Ventura, de hecho, fue militante del PSD. En abril de 2017 fue candidato por el partido de Passos-Coelho a la alcaldía de Loures, un municipio en la periferia norte de la capital lusa gobernado por los comunistas. Quedó muy lejos de ganar, pero fue elegido concejal y, sobre todo, radicalizó el discurso de la derecha conservadora clásica, a lomos del antigitanismo. En mayo de este año se presentó a las elecciones europeas en la coalición Basta!, junto a otros pequeños partidos, como los monárquicos y los pro-vida. No consiguió ser elegido, pero obtuvo 50.000 votos, el 1,5%. Fue un pequeño avance para la extrema derecha, históricamente muy fragmentada y con porcentajes de voto inferiores al 1%.

Chega se considera un partido “conservador en las costumbres, liberal en la economía, nacional en la identidad y personalista”. Cuando se le pregunta si es de extrema derecha, Ventura contesta que es sencillamente “antisistema” o “políticamente incorrecto”. Nada nuevo, por otro lado. A Salvini no le gusta que le digan que es un ultraderechista, aboga por definirse como el representante del sentido común de los italianos. Según Goffredo Adinolfi, historiador e investigador en el Instituto Universitario de Lisboa, Chega es sin lugar a dudas “un partido populista de extrema derecha”, similar a Vox y a la Liga: “Todos son hijos del mismo magma cultural que se adapta al contexto nacional donde actúa”. Manuel Loff, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Oporto, va más allá. Para el, la de Ventura es una formación “nacional-populista con rasgos evidentes de neofascismo”.

Desde el punto de vista ideológico, efectivamente, Chega se enmarca perfectamente en la extrema derecha 2.0 que tras la crisis de 2008 ha ido expandiéndose por toda Europa. Las analogías con Vox, aún más que con otros partidos, son evidentes: no solo por el discurso contra la inmigración, las políticas de género, el “marxismo cultural”, la corrupción y el clientelismo o en defensa de la familia tradicional y la mano dura en temas de seguridad –propone la cadena perpetua y la castración química para los violadores; presentó como candidato en Oporto a Hugo Ernano, militar de la Guardia Nacional Republicana que en 2008 asesinó un muchacho de 13 años durante una persecución policial–, sino, sobre todo, por las políticas ultraliberales en temas económicos. Además de la bajada de impuestos –considerados una “extorsión fiscal” y “terrorismo de Estado”–, una de sus medidas estrella es el desmantelamiento del sistema público de salud y educación y la eliminación del Ministerio de Educación. En resumen, privatización a toda costa. No por casualidad, Ventura, que se considera un fan de Reagan, tenía una estupenda relación con Passos Coelho, el exprimer ministro conservador que aplicó entre 2011 y 2015 las políticas de austeridad más duras de la historia lusa. El que fuera presidente del PSD hasta 2018 fue su principal valedor cuando se presentó a la alcaldía de Loures.

Siendo Portugal un país mucho más centralizado que España y sin pulsiones secesionistas, Chega no propone con tanta fuerza una recentralización del sistema como Vox, pero sí aboga por una reforma completa de la Tercera República. En su programa, propone la extinción del cargo de primer ministro, la instauración de un sistema presidencialista y una drástica reducción de los diputados (de 230 a 100). Un discurso no solo favorable a un líder fuerte que no encuentre obstáculos en la separación de poderes, sino también una crítica al funcionamiento mismo del sistema democrático, sean estos los “chiringuitos”, como en el caso de Vox, o el número de parlamentarios, como el Movimiento 5 Estrellas. La democracia, en síntesis, es presentada como un gasto inútil.

En temas económicos, Chega entra en competición con Iniciativa Liberal (IL), una nueva formación que ha obtenido también un diputado en las últimas elecciones. IL es otra escisión del PSD que en los últimos comicios ha obtenido el peor resultado de su historia (27,7%), al perder más de un millón de votos con respecto a 2011. Lo mismo puede decirse de la otra fuerza tradicional de la derecha lusa, el Centro Democrático Social (CDS), que, con solo el 4,2%, ha tocado fondo. La crisis y la fragmentación de la derecha es una de las explicaciones de la aparición de Chega.

¿Quién vota a Chega?

Como en España y en otros países, uno de los grandes debates post-electorales en Portugal es acerca de si la extrema derecha ha conquistado  a exvotantes de izquierdas. Tanto el Bloco de Esquerda (BE) como el Partido Comunista Portugués (PCP) han perdido votos respecto a 2015 (50.000 y 114.000, respectivamente), al sufrir, aunque de forma limitada, el desgaste de apoyar al Gobierno de minoría socialista de António Costa, pero, según Loff, “no se confirma la tesis de que Chega recoge voto de la izquierda y sobre todo voto comunista”. De hecho, en la orilla sur de Lisboa, donde se encuentran históricas alcaldías comunistas, como Almada o Barreira, la extrema derecha no llega al 2% –supera escasamente la media nacional– y las izquierdas siguen siendo las primeras fuerzas. Según Loff, el de Chega es “un electorado patriarcal cabreado, salido del armario del reaccionarismo histórico de los últimos años, gracias a temas como los inmigrantes ‘inasimilables’, la denuncia de la ideología de género y la reivindicación de la grandeza histórica y la tradición portuguesas. Es un voto que proviene de entornos populares hasta ahora poco movilizados y, sobre todo, de gente mayor, que ve mucha televisión”.

El de la televisión, efectivamente, es un factor importante en el caso de Chega. Y explica, además, por qué en el norte del país, tradicionalmente conservador, no ha sacado votos, y ha quedado muy por debajo de la media nacional. André Ventura, profesor de derecho en una universidad privada, se dio a conocer en el canal de televisión CMTV, propiedad del periódico Correio da Manhã –en el que también es columnista– como tertuliano de deportes y de sucesos, un formato importado de Brasil. Es un opinador que representa al Benfica y, posiblemente por eso, no ha tenido éxito en el norte, una región donde las simpatías son todas para el Oporto. “De momento, es un voto regional, alrededor de Lisboa, y vinculado sobre todo al municipio de Loures, donde Ventura tiene una visibilidad política desde hace más de un bienio”, zanja Loff.

Sin embargo, en el análisis del voto entra también otro factor: la geografía de las minorías étnicas y, sobre todo, de los gitanos. Chega obtuvo más del 5% en Elvas, ciudad fronteriza a pocos kilómetros de Badajoz, y en Campo Maior, sede de Cafés Delta, municipios donde existe una importante comunidad gitana. “Ese no es el mapa de las alcaldías y los votos comunistas, sino del racismo y la xenofobia. El de Chega es un voto claramente gitanófobo”, añade el profesor de la Universidad de Oporto. Esto le ha permitido absorber votantes –y también algunos dirigentes– del Partido Nacional Renovador (PNR), la formación neofascista portuguesa que ha tenido en sus filas a miembros de grupos neonazis. Nacido en 2000 como compendio de diferentes pequeñas formaciones ultras y aliada en Europa de Jobbik y el British National Party, el PNR ha perdido la mitad de sus votantes el pasado octubre respecto a 2015, pasando del 0,5 al 0,3% de los votos. Hablamos de pequeñas cifras, pero los flujos son evidentes, como en el caso de Falange y Vox. Además, el programa electoral de Chega es obra de Diego Pacheco de Amorim, anteriormente autor de los programas de Nova Democracia, otra de las pequeñas formaciones de la ultraderecha portuguesa.

Inmigración y abstencionismo

El tema de la inmigración es clave para explicar la entrada de Chega en el Palacio de São Bento. Es cierto que Portugal no vivió la crisis de los refugiados de 2015 y que el número de extranjeros es menor que en otros países europeos –los residentes son poco más de medio millón sobre una población de 10,3 millones y la mayoría provienen de Brasil y las excolonias africanas, todos países lusófonos–, pero también lo es que ha ido aumentando en el último trienio, debido a las necesidades de la economía portuguesa y a la pérdida de capital humano, con la emigración de más de medio millón de jóvenes en los años más duros de la crisis. Además, según Goffredo Adinolfi, “Chega ha roto el acuerdo implícito existente entre las fuerzas políticas lusas: el de no utilizar la inmigración como un elemento de propaganda política”.

Queda otro elemento: la altísima abstención que, en octubre, superó el 51% (300.000 personas más que en 2015). “Una parte del país vive completamente fuera de la vida política”, explica el investigador del Instituto Universitario de Lisboa. “Es posible que estos sectores se decanten en el futuro por la extrema derecha. En los barrios más pobres la abstención es, de hecho, un 15 o un 20% más alta que en los barrios acomodados. Si a esto le añadimos los altos niveles de pobreza y un salario medio de solo 800 euros, es fácil entender cómo Chega tiene posibilidades de crecer”.

En cuanto a las conexiones internacionales, Chega se considera cercana a Vox, Le Pen y Salvini. En septiembre, Ventura se reunió en Madrid con dos dirigentes de Vox, Rubén Gallardo y Javier García Martín, y tras el 10-N felicitó en las redes a Abascal, anunciando una próxima reunión con el líder ultra español, que, por lo que se sabe, todavía no se ha celebrado. Sin embargo, según Manuel Loff, Chega tiene aún más sintonía con Bolsonaro y su éxito depende de la importación del discurso y la estrategia bolsonarista. Por un lado, la capacidad de llegar a un público despolitizado y de entornos populares a través de los programas de televisión dedicados al deporte y al crimen. Por el otro, la utilización de las redes sociales con un gasto notable en campaña electoral. Todos admiten que, además, Ventura es un buen comunicador. Por último, la crítica a la cultura política marxista cuyo inspirador no es solo el presidente brasileño, sino también Jaime Nogueira Pinto, el gran padre de la extrema derecha portuguesa desde el final de la dictadura salazarista.

A esto debe añadirse un elemento externo: la actitud de los medios de comunicación. Hasta las elecciones de octubre no prestaron especial atención a Chega, pero después de la entrada de Ventura en el Congreso se le está dando una enorme visibilidad. “Está cada día en los programas de televisión. Se le ha banalizado. No ha habido un debate serio sobre cómo los medios deben tratar a la extrema derecha”, confirma Loff. Eso sí, ha habido una reacción muy fuerte en la izquierda, socialistas incluidos, mientras en la derecha hay un gran debate: la actual dirigencia del PSD, encabezada por el exalcalde de Oporto Rui Rio, ha tomado distancia de Ventura, considerándolo incompatible con su cultura política, mientras que los sectores críticos –que en enero le disputarán la presidencia del partido– defienden un acercamiento y una gran coalición de toda la derecha, incluyendo a Chega. El objetivo de estos últimos es una radicalización del PSD, basada en el ultraliberalismo económico, el racismo cultural y la política del miedo. En síntesis, ser Merkel o Johnson; ese es el dilema de la derecha lusa. Según Loff, “el CDS se radicalizará aún más a la derecha para intentar absorber a Chega. Pero la clave es qué pasará en el PSD: si Rui Rio gana las primarias, es posible que mucha gente se vaya con Ventura”. El futuro de Chega dependerá, en buena medida, de lo que haga la derecha tradicional.

Comparado con otros contextos nacionales, Chega no parece de momento una amenaza, sino más bien una excentricidad para un país con una clara mayoría progresista. Ahora bien, las cosas pueden cambiar rápidamente. Lo hemos visto en España. Chega puede ser una nota a pie de página en la historia portuguesa o puede convertirse en una referencia más en la geografía de la extrema derecha 2.0.


CUATRO OBRAS SOBRE VOX PUBLICADAS EN 2019

diciembre 6, 2019

Acto de Vox con su cúpula dirigente en el Palacio de Vistalegre en octubre de 2019 (foto de Álvaro García Atlas).

 

ACTUALIZAMOS AQUÍ LA ENTRADA PUBLICADA EL 25 DE NOVIEMBRE SOBRE LIBROS RELATIVOS A VOX. En diciembre de 2018 habíamos abordado ya la cuestión en  Vox habla sobre Vox. Tres libros para conocer el partido”. Al abordar de nuevo este aspecto hace dos semanas comentamos tres títulos aparecidos desde entonces y se nos pasó por alto un ensayo de Miguel Urbán que ahora añadimos a la información entonces proporcionada.

La sorpresa Vox

John Müller, (coordinador), La sorpresa Vox. Prólogo de Arcadi Espada (Deusto, Barcelona, 2019).

Esta obra es un Instant Book colectivo (reúne 10 colaboraciones) para explicar el crecimiento inesperado de Vox en los comicios andaluces del 2-D de 2018, cuando el partido hizo una eclosión espectacular al obtener 395.185 votos (10.9% del total) y 12 escaños.

Como sucede en obras realizadas con premura los textos son de calidad desigual, obra de académicos y periodistas mayoritariamente colaboradores de El Mundo (siete de los autores colaboran en este medio, uno en El Español y otro en Libertad Digital). El conjunto de trabajos, pese a sus limitaciones, ofrece una radiografía limitada del partido en el momento que es interesante para comprender su ascenso en los comicios autonómicos, proporcionando algunas claves que puede ignorar un lector desconocedor de la realidad andaluza. De esta forma, entre otros aspectos ofrece un perfil sociológico de su electorado o una aproximación a cómo Vox logró un apoyo substancial en el campo andaluz, incidiendo en aspectos como la caza y la tauromaquia.

Por cortesía de la editorial puede accederse aquí al sumario y a la contribución de Narciso Michavila (presidente de GAD3) sobre el electorado de Vox en PDF: La_sorpresa_Vox

España vertebrada

Fernando Sánchez Dragó. Santiago Abascal. España vertebrada (Barcelona: Planeta, 2019).

Libro entrevista del célebre y controvertido ensayista y escritor Sánchez Dragó con el líder de Vox, Santiago Abascal, a cuyos encuentros asiste el adlátere de este último, Kiko-Méndez Monasterio, que tercia de forma aleatoria en las conversaciones. El autor y entrevistador manifiesta de forma explícita sus simpatías hacia su entrevistado y el partido que lidera.

Aunque la obra es inevitablemente repetitiva en cuestiones ya planteadas en otro libro entrevista que hemos comentado en este blog (Hay un camino a la derecha), permite adentrarse más en las ideas de Abascal. De este modo, podemos constatar su concepción emocional y épica de la política, pues considera que esta última debe conectar “con los sentimientos y las convicciones: el honor, el patriotismo y cosas así”. Afirma así que “la política no es solo el plan de urbanismo, ni el horario escolar, ni el alumbrado de las calles. Todo eso a mí  nunca me ha interesado, aunque he sido concejal durante ocho años. Son debates en los que me da igual una cosa que su contraria. Y no me importa decirlo, aunque escandalice” (p. 43).

Entre otras cuestiones, Abascal muestra también sus dudas sobre el papel atribuido al magnate George Soros en la promoción de la inmigración desde ámbitos de ultraderecha (“¿Pero qué se le ha perdido a un señor como Soros en semejante barrizal?”, p. 57) o sobre una eventual alianza con Vladimir Putin (“sigo sin entender por qué Vox […] debería acercarse a Putin”, p. 95). También se constata su afán de prudencia en el ámbito de la economía (“no vaya a ser que nos la carguemos y el remedio sea peor que la enfermedad”, p. 130).

Vox. Entre el liberalismo conservador y la derecha identitaria

Pedro Carlos González Cuevas, Vox. Entre el liberalismo conservador y la derecha identitaria (La Tribuna del País Vasco, noviembre de 2019 [2ª ed.], San Sebastián).

El autor es un profesor universitario conocido experto en el estudio de la derecha española y sus distintas tradiciones. En este caso no nos hallamos ante un estudio académico sino ante un documentado ensayo partidista, pues González Cuevas manifiesta su empatía hacia lo que -desde su óptica- Vox y su ideario encarnan en el ámbito de la derecha española. Afirma en tal sentido  que “la aparición de un nuevo partido político como VOX debe ser celebrada” (p. 13) en la medida que encarna una respuesta y protesta “contra lo más caduco y cínico del conservadurismo español contemporáneo, una derecha permanentemente disfrazada de ‘centrismo’” (p. 279).

Desde tal perspectiva la obra se estructura en dos partes. La primera ocupa las primeras cien páginas y pretende trazar el contexto que explica el surgimiento de Vox. La segunda ocupa unas 170 páginas y se centra en el análisis de Vox: su eclosión y evolución hasta los comicios del 26-M. Esta es la más interesante, más allá de las consideraciones ideológicas presentes en el análisis. Lo apuntamos en la medida que su exposición se basa en el recurso a una abultada hemeroteca (el texto incorpora las referencias de las fuentes citadas) que permite seguir la evolución del partido desde sus orígenes hasta los pactos postelectorales del 26-M.

En las conclusiones el autor señala el dilema no resuelto que afrontaría Vox: su apuesta por un liberalismo económico asociado a un conservadurismo moral que “solo puede ser funcional en sociedades como Estados Unidos, pero no en Europa, y mucho menos en España” (p. 284), alejándo al partido de un eventual electorado obrero y de izquierdas.

La emergencia de Vox. Apuntes para combatir a la extrema derecha española

Miguel Urbán Crespo, La emergencia de Vox. Apuntes para combatir a la extrema derecha española, Sylone, Barcelona, 2019, 184 pp.

 

Como se indica en el título, este ensayo es una obra de combate, y su autor, Urbán, ha sido fundador de Izquierda Anticapitalista y de Podemos, siendo actualmente eurodiputado de Unidas Podemos.

Pese al planteamiento no académico de la obra y abiertamente beligerante con Vox, consideramos que es interesante por dos cuestiones. Por una parte, porque focaliza el interés del lector o lectora en cuestiones carentes de un abordaje substancial en relación a Vox que carecen aún de análisis de calado, como es el caso de la lucha de Vox contra lo que este partido denomina «ideología de género» o el universo digital que rodeó la eclosión de la formación. Por otra parte, el texto remite a una bibliografía que es un tanto opaca para el lector no avezado en la temática y que puede ser de su interés, como  Neofascismo. La bestia neoliberal (2019) o Spanish Neocon (2012). Ello hace que el libro, de pequeño formato, pueda ser útil a quien tenga interés por la nueva extrema derecha española que encarna Vox.


EL VOTO A LA DERECHA ANTI-INDEPENDENTISTA EN CATALUÑA EL 10-N

diciembre 2, 2019

Santiago Abascal, líder de Vox, e Ignacio Garriga. su dirigente en Cataluña (foto de CG).

 

LA TENDENCIA DEL BLOQUE DE DERECHA ANTI-INDEPENDENTISTA (C’S, PP Y VOX) EN CATALUÑA contradice a la que impera en el resto de España al conocer un declive desde los comicios de 2016, pero se radicaliza y pierde autonomía en relación a Madrid con la implosión de C’s. Veámoslo.

1. Declive lento

Constatamos und escenso en su resultado global desde los comicios legislativos de 2011, previos al estallido del independentismo de masas. Entonces el voto total al PP y a UPyD (pues C’s no concurrió a los comicios) sumó el 21.8% (11 escaños). En los de 2015 (ahora también con C’s y Vox presentes) logró el 24.3% (10 escaños), cifra que perduró en los de 2016 (24.2%, 11 escaños). Sin embargo, experimentó una caída en las elecciones del 28-A (20.8%, 7 escaños) que las del 10-XI ha rubricado (19.3%, 6 escaños).

En suma, los discursos más intransigentes ante cualquier trato con el independentismo tienen aquí un resultado discreto y dibujan un espacio político más flexible.

2. Radicalización

Pese a ello, en el seno de este bloque gana protagonismo Vox, que el 28-A logró un escaño (3.6%) que duplicó el 10_N (6.3%). Este partido modula un nacionalismo esencialista que ha incorporado temas de la ultraderecha europea (como la crítica en la UE o la denuncia de la “invasión migratoria”). Es un actor emergente potencialmente muy disruptivo, dado que quiere enmendar substancialmente la Carta Magna (a pesar de ser “constitucionalista”) y ha sido capaz de marcar la agenda del conjunto de la derecha y condicionar los temas de debate público.

Si la presencia institucional de Vox se consolida y perdura, puede transformar la política española de forma irreversible.

 

Infografía de los resultados del 10-N en Cataluña de cronicaglobal.elespanol.com

3. “Sucursalización”

La implosión espectacular de C’s, que en Cataluña pasa de 5 a 2 escaños, supone otro cambio: la pérdida de autonomía substancial de este bloque. C’s tenía sus raíces en Cataluña y había conseguido acontecer un “partido bisagra” de ámbito estatal capaz de gobernar con PP y PSOE. Su crisis hace que se afirme la “sucursalización” de este ámbito político, al depender el PP y Vox orgánicamente de las direcciones estatales, hecho visible en que la candidata barcelonesa de los populares -Cayetana Álvarez de Toledo- vive a Madrid, mientras Vox considera que se ha uniformizar el Estado.

A la vez, la baja de C’s y los resultados de Vox prácticamente aseguran la presencia de este último partido en el parlamento en los próximos comicios catalanes.

Conclusión

En suma, las tres fuerzas de este sector (PP, C’s y Vox) en estos comicios han competido por un espacio político que tiende a reducirse, a la vez que parecen equilibrarse los apoyos de las tres formaciones: 7.4% el PP, 6.3% Vox y 5.6% C’s.

Ello apunta que asistimos a una aparente reconfiguración de sus dinámicas internas y de su correlación de fuerzas en detrimento del partido naranja que los futuros comicios corroborarán o descartarán.

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* Versión más extensa del artículo publicado originalmente en catalán: Xavier Casals, «La dreta: declivi, radicalització i sucursalització», Ara.cat (11/XI/2019).


VOX DINAMITA A LA DERECHA

noviembre 17, 2019

Ilustración de Leonard Beard para este artículo publicada en El Periódico.

 

EL PROGRESO DE VOX EL 10-N, QUE PASA DEL 10.1% DEL VOTO (24 ESCAÑOS) AL 15% (52), afianza el liderazgo de Santiago Abascal y y fractura de forma profunda el bloque de la derecha. Su crecimiento noquea a Cs, cuyo voto cae del 15,8% (57) al 6,7% (10), resultado que ha provocado la dimisión de su presidente, Albert Rivera. A la vez, Vox cortocircuita la recuperación del PP que dirige Pablo Casado. Este pasa del 16,7% (66) al 20,8% (88), pero queda lejos de sus expectativas (100-110) y mantiene una competición reñida con Abascal en varias provincias, quien le supera en Murcia y Ceuta. Vox, pues, ha roto los equilibrios internos de la derecha española en su provecho y, como analizaremos, lo ha conseguido con su antisecesionismo catalán.

Vox es el gran vencedor en la derecha

Sin embargo, su voto es volátil. En las elecciones europeas del 26-M perdió casi la mitad del logrado el 28-A (pasó del 10,1% al 6,2%). Además, según el CIS, en julio cayó al 3,3% y en octubre, antes de conocerse la sentencia de los líderes independentistas, era el 7,9%. En la campaña electoral, Vox vendió sus temas (antisecesionismo, ‘invasión migratoria’, ‘guerra cultural’) con oposición escasa: la derecha orbitó en torno a su discurso y la izquierda lo usó para movilizar a sus votantes y alcanzó el 15%. Lo hizo posiblemente al capitalizar la oposición a exhumar el cadáver de Franco y, sobre todo, al secesionismo catalán. Y es que Vox fue el ‘partido del castigo’ del independentismo por excelencia: clamó por suprimir las autonomías, por declarar el estado de excepción en Catalunya y por encarcelar a su presidente. PP y Cs quisieron rivalizar aquí con Vox, lo que –como veremos- fue un grave error.

El PP tocado y Cs hundido

Cs ha perdido 2,5 millones de electores, de los que 1,5 habrían apoyado a PP y Vox, refugiándose el resto en la abstención. Tal resultado puede poner fin al cuarto intento de crear un partido bisagra entre PP y PSOE que facilite la gobernabilidad del país sin recurrir a nacionalistas vascos y catalanes. Ese eventual fracaso de Cs, que agrandaría el campo de juego de Vox, se sumaría a los precedentes del Centro Democrático y Social (CDS) que lideró Adolfo Suárez (1982-1991); del Partido Reformista Democrático (PRD) que apadrinaron Miquel Roca y Jordi Pujol (1986); y de Unión Progreso y Democracia (UPyD) que acaudilló Rosa Díez (2007-2015).

Por su parte, el PP queda seriamente afectado por el ascenso de Vox (que ahora puede recurrir leyes al Tribunal Constitucional al superar los 50 escaños y estará en la Mesa del Congreso). Le impide recuperarse para ser una clara alternativa de Gobierno y limita sus movimientos, pues Vox denunciará todo trato de Casado con Pedro Sánchez como una cesión vergonzosa (especialmente si es sobre Catalunya) para erosionar su voto. El PP, pues, deberá medir sus pasos.

Catalunya, la clave

En la creación de este escenario, Catalunya ha sido central. Para comprenderlo debemos tener presente que desde la derecha ha sido recurrente la denuncia de la amenaza secesionista y de diseños conjuntos del PSOE y nacionalistas periféricos para liquidar el Estado. En el 2005 Mariano Rajoy afirmó que con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se asistía “a un plan muy elaborado para el desmantelamiento del Estado según las directrices que imponen algunas minorías nacionalistas y muy particularmente el Gobierno tripartito de Catalunya”. Y este julio, Rivera alertó de la existencia de un “plan” de Sánchez para “liquidar el Estado constitucionalista” con una “banda” que incluía a los secesionistas que apoyaron su investidura.

Pero PP y Cs no pueden llevar tal argumento al extremo, como hace Vox, pues -al fin y al cabo- son partidos de Gobierno y deben contener su radicalismo verbal. En cambio, Vox obtiene el máximo rendimiento del tema, ya que la defensa de la nación española es su razón de ser y le quedan lejos las responsabilidades de Gobierno. De este modo, su belicoso antiseparatismo es su motor: justifica derogar las autonomías (eje de su programa) y su populismo punitivo contra el separatismo (que plasma el lema “Torra a la mazmorra”) galvaniza a sus seguidores. Así las cosas, Cs y PP se han lanzado a una competición suicida con Vox en este ámbito: incapaces de superarle en radicalidad (su demanda de aplicar el artículo 155 resulta mojigata ante el discurso de Abascal), han dado centralidad y respetabilidad al mensaje de Vox y le han transferido parte sustancial de sus votos. Esta torpeza explica en gran medida los resultados del 10-N y el batacazo de Cs debería ser aleccionador al respecto. Veremos si es así.

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* Artículo publicado originalmente en El Periódico (14/XI/2019): Xavier Casals, “Vox dinamita a la derecha”. La imagen del inicio de este post procede del mismo.


EL ADOQUÍN DE RIVERA, MUNICIÓN PARA VOX

noviembre 8, 2019

Ilustración de María Titos para este artículo en El Periódico (6/XI/2019)

 

DURANTE EL DEBATE TELEVISADO ESTE LUNES Albert Rivera exhibió un adoquín que habrían lanzado manifestantes de la plaza de Urquinaona a la policía. La imagen de Rivera y su loseta se hizo viral, pero es probable que no le aporte un alud de votos, pues -según las encuestas- Santiago Abascal, líder de Vox, le estaría substituyendo como gran beneficiario del antisecesionismo. De confirmarlo las urnas, el 10-N asistiremos a la substitución del nacionalismo español desacomplejado de Cs, de marchamo liberal, por el esencialista de Vox. De este modo, como analizamos a continuación, podría empezar a concluir una etapa política iniciada en el 2006.

Cs y UPyD: la extraña pareja

Ese año se constituyó Cs en Catalunya liderado ya por Rivera y en los comicios catalanes celebrados entonces obtuvo tres escaños que revalidó en los del 2010. Hizo bandera de los derechos lingüísticos de los castellanohablantes y se declaró contrario al nacionalismo catalán desde un claro nacionalismo español (visible en su lema ‘Catalunya es España. Tú lo piensas, nosotros lo decimos’). Aunque se autodefinió de centro-izquierda y socialdemócrata, en las elecciones europeas del 2009 se coaligó con el partido conservador y euroescéptico Libertas.

A la vez, fue el referente de una formación similar surgida contra el nacionalismo vasco en el 2007, Unión, Progreso y Democracia (UPyD), que lideró la exsocialista Rosa Díez. Este partido y Cs, incapaces de pactar, protagonizaron una pugna surrealista que plasmaron sus lemas en los comicios europeos de 2014: ‘La unión hace la fuerza’ (UPyD) y ‘La fuerza de la unión’. Finalmente se impuso electoralmente Cs, con un Rivera jaleado como líder de la “resistencia constitucional” en Catalunya.

Rivera y la ‘operación Roca’ al revés

Ello le permitió protagonizar una suerte de ‘operación Roca’ a la inversa. Tal expresión designó en 1983 el apadrinamiento por CiU del Partido Reformista Democrático (PRD), que acaudilló Miquel Roca. Concebido como “una propuesta catalana para la modernización del Estado”, el PRD debía ser una bisagra centrista entre PSOE y PP. Pero fracasó en las elecciones de 1986 (0,9% del voto) y desapareció. Desde tal óptica, el 2015 fue el turno de una ‘operación Rivera’: ese año la reacción contra el proceso secesionista catalán catapultó a Cs al Congreso de los diputados (13,9%) como aparente partido bisagra de PP y PSOE.

En sintonía con este marco, en el 2017 Cs se definió como «constitucionalista, liberal, democrático y progresista». Pero en los comicios de Andalucía del 2019, en los que Vox emergió institucionalmente (10,9%), Cs empezó a virar a la derecha al formar un gobierno allí con el PP con apoyo de Abascal. Y tras las elecciones del 28-A un Cs crecido (15,8%) se negó a pactar con el PSOE al apostar por substituir a un PP a la baja (16,6%) como gran partido del centroderecha.

Vox: ¿Llega y gana?

En tal escenario, el contundente antisecesionismo de Abascal ha superado al de Rivera y Pablo Casado. Pero mientras el PP ha sobrevivido como gran partido, Cs parece hundirse ante Vox. Su demanda de aplicar un ‘155 premium’ en Catalunya (compartida con Casado) palidece ante la supresión de las autonomías que reclama Vox y su petición de declarar el estado de excepción. También el liderazgo antisecesionista de Rivera parece sucumbir ante el de Abascal. Este, nacido en Amurrio, se forjó en los ámbitos más duros del PP vasco y porta pistola, un recuerdo de las amenazas que recibió de ETA. Además, Vox lideró el castigo al independentismo al representar a la acusación popular en el juicio a los líderes independentistas. Por consiguiente, Vox rentabiliza hoy la protesta antisecesionista en España al situarla los sondeos como tercera o cuarta fuerza. El adoquín de Rivera es, pues, munición para un Abascal a quien se ha aludido como eventual vicepresidente de un Gobierno que liderase el PP si las urnas lo permitieran.

De Cs a Vox: un cambio decisivo

Ahora bien, Vox defiende un patriotismo esencialista muy distinto al “patriotismo constitucional” de Cs. Abascal escribió en el 2008 -con el filósofo Gustavo Bueno- que la nación designa a los vivos y “a los muertos que la constituyeron y mantuvieron, y a los hijos que aún no han empezado a vivir”, por lo que “el Pueblo no puede decidir, y menos aún una parte suya, sobre la Nación española”. En suma, Vox quiere preservar una España cuyo origen se diluye en el tiempo contra el secesionismo y una supuesta “invasión migratoria”. Así las cosas, su más que probable ‘sorpasso’ de Cs este domingo transformará por completo la política española.

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* Artículo publicado originalmente en El Periódico 6/XI/2019): Xavier Casals, “El adoquín de Rivera, munición para Vox”. La imagen del inicio de este post procede del mismo.