VOX RECUPERA LA «ANTI-ESPAÑA» PARA DESIGNAR A LOS ENEMIGOS DE «LA ESPAÑA VIVA»

 

Imagen del tweet de Vox del 28 de abril comentado en esta entrada.

 

EL PASADO 28 DE ABRIL,  durante la jornada electoral, Vox publicó un tweet con esta imagen adaptada del film de El señor de los anillos y la leyenda «¡Que comience la batalla!».

En el montaje puede verse la amalgama de enemigos que desea combatir Vox: independentistas, feministas, antifascistas, comunistas, colectivos LGTB, republicanos, «La Sexta», el grupo Prisa, anarquistas… ¿Qué representa este cúmulo de enemigos? Consideramos que la respuesta estaba en una afirmación previa del dirigente del partido, Santiago Abascal, en su multitudinario acto de cierre de campaña, celebrado el viernes 26 en la plaza de Colón: «El domingo elegimos entre la anti España o la España viva». La imagen del tweet, en suma, plasmaba de modo gráfico a esta «anti-España».

La «España viva» ya tiene su reverso: la «anti-España»

Esta cuestión aparentemente menor reviste su importancia en dos sentidos. Por una parte, desarrolla el discurso de Vox, aún en construcción, y muestra parcialmente lo que sería el reverso de su «España viva»: la «España muerta» o «Anti-España». Y es que -como apuntamos en nuestra entrada anterior– el lema  o idea-fuerza de «la España viva» de Vox requería un reverso o un antagonista:

[…] hay que subrayar que la idea-fuerza con la que se identifica el partido es “la España viva”. Esta metáfora afirma de forma implícita la existencia de “una España muerta” contra la que se debe luchar (es un trasunto de la Anti-España) y, sobre todo, proyecta una España que se afirma y renace de forma simultánea en el combate contra sus enemigos seculares.

El mensaje de Abascal en la plaza Colón unido a este tweet plasma la amalgama de entidades que, por ahora, incluye la «España muerta». Como el mensaje se limita a un montaje gráfico, cabe pensar que esta conocerá nuevas incorporaciones, hasta incluir de forma sistemática al conjunto de supuestos «enemigos de España». De este modo, es probable que la declinación de la «anti-España» solo haya empezado.

Viaje en el túnel del tiempo a los años treinta

Por otra parte, Vox recupera así un tópico del mensaje de la ultraderecha española de preguerra: la idea de «anti-España». Esta última expresión cristalizó con el nacional-catolicismo, que asimila la identidad española con la religión católica, de modo que la España genuina solo puede ser católica. Tal idea se conformó durante el siglo XIX y el primer tercio del XX y quiso designar -entre otros elementos- a ilustrados y liberales, «nacionalistas periféricos» e izquierdistas, que conformaban la negación de la España genuina y actuaban en una suerte de complot larvado, aunque su composición varió.

Imagen de la contraportada del libro El enemigo (1935), del policia y publicista antimasónico Mauricio Carlavilla.

Merece destacarse que la oposición entre España y la Anti-España, según Juan Felipe García Santos (Léxico y política de la Segunda República), devino “especialmente frecuente en las elecciones generales de 1936”, de modo que fue “un claro indicio de la división política del país y como preludio de la guerra ya próxima”.

Conclusión: el pasado se hace más presente en Vox

El tema de la «anti-España» no es nuevo en nuestro blog. Ya lo habíamos abordado hace prácticamente una década, al comentar un cartel del extinto Movimiento Social Republicano [MSR]. ¿La razón? La idea de unos enemigos disolventes de España es constitutiva y esencial de todo ideario de extrema derecha, pero la diferencia entre el caso del MSR entonces analizado y el actual de Vox es que el primero evitó utilizar directamente el término de «anti-España», de claras connotaciones guerracivilistas. De modo significativo, Vox no ha tenido inconveniente en recuperarlo para su lucha política.

En este aspecto, señalamos en otro artículo que Vox realizaba una síntesis ideológica de elementos del presente y del pasado:

Vox no refleja un retorno del neofranquismo. No ha asumido una filiación ideológica con la dictadura y se ubica en un cruce de temas tradicionales de la derecha radical o la extrema derecha española que combina con otros nuevos. Entre los primeros, como hemos visto, hallamos la oposición en la ley de “memoria histórica” y al independentismo, así como la defensa de la política familiar, la reivindicación de la españolidad de Gibraltar o el secesionismo lingüístico ante el idioma catalán.

 

Vox se identifica con el lema «la España viva», que ha convertido en su sinónimo.

Ahora Vox ha añadido otro elemento de la cultura política de la extrema derecha española, en este caso muy presente en los años treinta del pasado siglo. Prosigue así su síntesis ideológica que refuerza el pretendido carácter épico de su discurso y prima las emociones: frente a la «verdadera» España -la «España viva» que encarna Vox- se alza la «anti-España», que debe ser erradicada. Un discurso binario y simple, contundente y fácil de transmitir en las redes. Lo reflejaron als palabras de Abascal en el discurso citado de la plaza de Colón al cerrar su campaña:

“Decidimos lo más importante, o el pacto de la traición o una alternativa patriótica. O la disgregación o la continuidad histórica de nuestra patria. O la miseria socialista o la prosperidad de nuestros hijos y de nuestros nietos. O la dictadura progre o la libertad de los españoles. Y más claramente el 28 de abril elegimos o la anti España o la España viva”.

Ateniéndonos a lo expuesto, consideramos muy posible que la idea de la «anti-España» tenga recorrido en el mensaje de Vox, en la medida que es un complemento imprescindible de «la España Viva», ya que este lema requiere un antagonista para afirmarse.

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