OTTO RAHN: LAS CONEXIONES ENTRE CATARISMO Y NAZISMO*

agosto 3, 2019

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Iconografía nazi en torno a la búsqueda del Grial (publicado por La Opinión de La Coruña)

UNA DE LAS FIGURAS  QUE MÁS FASCINACIÓN HA EJERCIDO EN RELACIÓN AL MUNDO “NEOCÁTARO” ES OTTO RAHN, que buscó el Santo Grial en la fortaleza de Montségur. Miembro de las SS que acabó expulsado de sus filas, dejó una obra escrita breve pero influyente en el entorno hitleriano al amalgamar nazismo y catarismo.

otto_rahnSabemos muy poco de él, pues su trayectoria está rodeada de toda suerte de especulaciones. Y es que su personalidad fue harto chocante: francófilo y al parecer homosexual, se desenvolvió en un universo nazi pangermánico y exaltador de la virilidad. Así las cosas, los interrogantes sobre Rahn (a la derecha, imagen de Wikipedia) son numerosos, abarcan todos los órdenes de su vida y tienen difícil respuesta con las fuentes disponibles: ¿Fue un estudioso del catarismo o lo empleó como pretexto para labores de espionaje? ¿Actuó como un nazi convencido o su condición de homosexual y la falta de medios le llevaron a las filas de las SS? ¿Murió en 1939 o se orquestó una farsa para “blanquear” sus supuestos ancestros judíos? Al margen de sus móviles, sabemos con certeza que nazificó el catarismo y mereció la atención y la complacencia del máximo dirigente de las SS, Heinrich Himmler.

De Monsalvat a Montségur

Rahn nació en Michelstadt en 1904, en el seno de una familia provinciana muy religiosa. Desde su primera juventud ambicionó ser un gran escritor y en 1930 viajó a París, en busca de fortuna en el mundo del cine y para continuar su tesis doctoral sobre el poeta Wolfram von Eschenbach (¿1170-1220?).

Fue su curiosidad por su obra Perceval la que le llevó al mundo cátaro, al aludir a la existencia del Grial en un lugar llamado Mountsalvatsche, bajo la influencia de El cuento del Grial, del escritor francés del siglo XII Chrètien de Troyes. A su vez, Richard Wagner (1813-1883) se inspiró en Perceval al escribir su drama Parsifal, que situó la leyenda del Grial en Montsalvat, en los Pirineos. Se abrió así una brecha que condujo a Rahn a identificar Mountsalvatsche y Montsalvat con el Montségur occitano y a los cátaros con los custodios del Grial.

Castillo cátaro de Montsegur.

Instalado en la capital francesa con pocos recursos, Rahn frecuentó medios bohemios esotéricos que avivaron su interés por el catarismo. Y en 1931, viajó por el sur de Francia y contactó con Antonin Gadal, que poseía un museo cátaro y una extensa librería sobre el tema y era miembro de una sociedad de Amigos de Montségur y el Grial. Esta entidad -expone Peter Levenda en su estudio sobre nazismo y ocultismo Unholy Alliance (1995)- estaba convencida de que existía una conexión entre el movimiento cátaro y los romances sobre el Grial. Asimismo, el joven germano trabó estrecha relación con la condesa Myrianne de Pujol-Murat, descendiente de la condesa cátara Esclarmunda de Foie (1155-1240).

Obra en la que Rhan germanizó al catarismo.

Rahn, sin embargo, tuvo que regresar a su país al ser sospechoso de practicar espionaje (aunque sus erráticas andanzas no parecen cooroborarlo) y en 1933 plasmó sus tesis sobre los cátaros en Cruzada contra el Grial. Conoció entonces una lenta aproximación al entorno de Himmler que le animó a seguir sus indagaciones. Una vez más, es difícil dilucidar las claves de la carrera de Rahn en medios hitlerianos, aunque sabemos que contó con el beneplácito del influyente Karl Maria Wiligut (considerado como el “Rasputín” de Himmler).

Éste pertenecía a la galaxia de los “ariosofistas” (exaltados nacionalistas que preconizaban la existencia de una antigua raza aria) y manifestaba tener una “memoria ancestral” que le permitía captar las andanzas de sus antepasados teutones miles de años atrás. Afirmaba que la Cristiandad había sido invención germánica, incluyendo la Biblia. Sus teorías le ganaron la confianza de un crédulo Himmler, que le convirtió en asesor áulico al organizar la Anhenerbe (“Memoria ancestral”), una entidad de las SS que debía rastrear huellas arias a través del planeta en la que convergieron expertos y lunáticos.

rahnFoto de Rahn con 29 años. Lleva la fecha y su firma (imagen de Otto Rahn Memorial).

La germanización de los cátaros

Rahn formó parte de este tinglado en el que sus teorías sobre el Grial –como era de preveer- hallaron un campo fértil para arraigar y dar un paso adelante: “germanizar” el catarismo. En 1937 Rahn lo hizo en La corte de Lucífer, complaciendo a Himmler hasta el punto de que éste regaló a Adolf Hitler una lujosa edición de la obra por su cumpleaños.

En ella Rahn exponía que los cátaros no consideraban a Lucífer el maligno, sino todo lo contrario. Le percibían como Luzbel, el portador de la Luz, y le asimilaban con el Norte, diferenciándole del maligno Satán, identificado con el Sur. En esta cosmovisión, el Grial era una piedra preciosa caída de la Corona de Lucífer de la que la Iglesia se había apropiado y convertido en símbolo cristiano (el cáliz que sostiene Jesús). Asimismo hizo al monasterio benedictino de Montserrat depositario del Santo Grial. Ateniéndonos a lo expuesto, no es de extrañar la célebre visita que Himmler y su séquito realizaron al cenobio catalán en octubre de 1940.

Karl Maria Wiligut, el «Rasputín» de Himmler.

El resultado de esta lectura cátara de Rahn era una mutación de papeles: ahora los herejes encarnaban una rebelión espiritual contra Roma y Jerusalén, y los cruzados eran servidores de un Satán identificado con la Iglesia católica y, en sentido amplio, con la cultura judeocristiana, señala su biógrafo Mario Baudino (Il mito che uccide, 2004). En este aspecto, la visión de los “perfectos” de Rahn sintonizaba con las teorías raciales hitlerianas, ya que la cruzada anticátara se insertaba en un intento de los hombres del Sur por asaltar al Norte y acabar con los cátaros, que conservaban una memoria ancestral de sus orígenes nórdicos.

¿Asesinato, suicidio o… resurrección?

diccionario-critico-de-mitos-y-simbolos-del-nazismoEn marzo de 1939 Rahn fue expulsado de las SS y, siguiendo a la germanista Roser Sala Rose (Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, 2003), ello obedeció a su homosexualidad, a problemas con la bebida y a sus dudas sobre el sistema nazi. Se especula al respecto que el buscador del Grial pasó un cuatrimestre en el campo de Dachau en 1937 como guardián en sanción por su adicción al alcohol, y quizá reflexionó sobre las similitudes entre el sistema punitivo nazi y el que conocieron los herejes occitanos, aunque ello es pura especulación. Igualmente, el 9 de noviembre de 1938 se desencadenó la “noche de los cristales rotos”, que marcó el inicio de los pogromos antisemitas. ¿Cobró conciencia Rahn de haber obrado al servicio de un Estado criminal? También llama la atención de que fue apartado de las SS al mismo tiempo que Wiligut: ¿Compartieron ambos algún secreto?

En todo caso, poco sabemos de sus últimos días y el mes de mayo de ese año fue hallado su cadáver en los Alpes austriacos, en el monte Kufstein. Aparentemente se suicidó por sobredosis de somníferos, pero su muerte –como todo lo que rodea a Rhan- ha merecido teorías imaginativas y se han disparado las especulaciones. De este modo, su fallecimiento se ha atribuido a la intervención de oficiales de la Wehrmacht o a una orden de suicidio. Por otra parte, se ha apuntado que Rahn habría tenido antecedentes familiares judíos y para “blanquearlos” las SS urdieron una “falsa muerte”. Después de ésta, Otto Rahn adoptó la identidad de Rudolf Rahn, último embajador plenipotenciario alemán en Italia. Ernesto Milá, en Nazismo y esoterismo (s. a.; versión francesa de 1990), apunta que tal tesis es verosímil.

himmler-montserratHimmler durante su visita a Montserrat en 1940.

En definitiva, Rahn y su catarismo nazi han acabado por conformar un juego de muñecas rusas: si abrimos la mayor con su efigie, en su interior hallamos otras más pequeñas de Himmler y Wiligut, dramaturgos y trovadores atraídos por Grial, estudiosos y bohemios del mundo cátaro. Las figurillas explican la obra de Rahn a la vez que le rodean de un halo enigmático que le convierte en “héroe del ocultismo”, en expresión de su biógrafo Baudino. Rhan contribuyó a ello en la medida que se forjó una identidad heterodoxa: “Mis antepasados más remotos fueron paganos; los más recientes, herejes”, escribió en La Corte de Lucífer.

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* Artículo publicado con el título «¿Qué se esconde tras el catarismo nazi?», Especial Clío, 1 (marzo 2009), pp. 100-101. Editado en el blog en julio de 2011; fue reeditado en 2017 y ahora otra vez al recibir peticiones y sugerencias al respecto.


SE CUMPLEN CIEN AÑOS DE LA FIRMA DEL TRATADO DE VERSALLES: UNA PAZ QUE INCUBÓ OTRA GUERRA

junio 29, 2019

Portada del 29 de junio de 1919 del diario Excelsior en Museo de las Letras y Manuscritos de París (foto de afp_tickers).

 

EL 28 DE JUNIO DE 1919 SE FIRMÓ EN PARÍS EL TRATADO DE VERSALLES, QUE PUSO FIN A LA GRAN GUERRA (1914-1918). Sin embargo, aquella paz establecida en 1919 no impidió que en 1939 estallara otra gran conflagración, lo que plantea una cuestión importante: ¿Hasta qué punto la Primera Guerra Mundial sentó las bases de la Segunda? A continuación, mostramos como su legado puso los cimientos del conflicto de 1939 desde diversos ángulos.

El legado envenenado

En primer lugar, la paz de 1919 quiso excluir a Alemania y a la URSS de la esfera internacional y, como señaló el académico Eric J. Hobsbawm, su retorno a ella era inevitable. En 1922 ambos países rompieron su aislamiento cooperando entre sí con el Tratado de Rapallo. El corolario de su relación fue el pacto de no agresión entre Stalin y Hitler en 1939.

En segundo lugar, la reconstrucción de Europa impulsó un sistema de financiación que facilitó la expansión de la crisis de 1929: el Plan Dawes. Establecido en 1924, consistió en otorgar créditos norteamericanos a Alemania para que se reflotara y pagara sus indemnizaciones a Francia y Gran Bretaña, mientras estos países devolvían créditos de guerra a EE.UU. El crack de 1929 truncó este mecanismo.

En tercer lugar, la Sociedad de Naciones no fue efectiva como árbitro internacional y la paz wilsoniana no consolidó a las democracias: las dictaduras proliferaron, el comunismo y el fascismo polarizaron Europa, y el afán de revancha de Alemania (por el Tratado de Versalles) y el de Italia (al no recibir territorios prometidos por los aliados) estimuló su imperialismo.

En cuarto lugar, en 1919 quedaron larvadas graves tensiones nacionalistas. Los expertos Francisco Veiga y Pablo Martín lo ilustran con un episodio de “limpieza étnica” de 1923 justificado porque “pacificaba” el Próximo Oriente. Fue bendecido por las grandes potencias y consistió en un intercambio de población entre Grecia y Turquía: 400.000 musulmanes helenos partieron a Turquía y 1.300.000 helenos de Turquía lo hicieron a Grecia, con un gran impacto sobre su población (4.5 millones de habitantes).

En quinto lugar, se perfiló el belicoso militarismo nipón. El historiador David Stevenson señala que el estado mayor japonés extrajo una lección de la derrota germana de 1918: para ser una gran potencia, su país debía ser autosuficiente adquiriendo territorios. De hecho, su imperialismo emergente se constató ya en 1915, en las llamadas “21 exigencias” que Tokio formuló a Pequín, mostrando su voluntad de controlar China.

Por último, debe destacarse que el reparto del imperio turco entre las grandes potencias dejó unos territorios inestables porque sus nuevas fronteras eran ajenas a realidades políticas y culturales. Además, la agitación anticolonial efectuada en la Gran Guerra estimuló la insurgencia: británicos y franceses exaltaron primero “la emancipación total” de los pueblos “oprimidos por los turcos” y luego quisieron dominarlos.

Una larga guerra: 1914-1945

Los vínculos de ambas contiendas dotan de unidad el período 1914-1945 desde distintas ópticas. Por ejemplo, como etapa de destrucción del viejo orden del llamado Antiguo Régimen (según sostiene Arno J. Mayer); como una larga guerra civil europea de lecturas diversas (como afirman Ernst Nolte o Enzo Traverso); o como una sucesión de contiendas imperialistas (como apunta Donny Gluckstein). Las dos grandes guerras, en suma, son inseparables.

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* Este artículo fue publicado originalmente en El Periódico con el título “La paz que incubó otra contienda” (23/VIII/2014).


EL ENIGMA DE LAS MEMORIAS DE FRANCO*

septiembre 30, 2018

Franco en su despacho de El Pardo en los años cincuenta (imagen de EFE).

AHORA QUE LA EXHUMACIÓN DE FRANCO REAVIVA CONTROVERSIAS SOBRE SU FIGURA, se impone plantear una cuestión importante: ¿El dictador dejó unas memorias? De ser así, ¿dónde están? Responder a estas cuestiones no es fácil, al hallarnos ante un tema vidrioso.

Conversaciones grabadas y apuntes

Según expertos conocedores de la vida del autócrata, como Ricardo de la Cierva y Stanley G. Payne, no hay constancia de tales memorias. De la Cierva abordó así la cuestión el 13 de mayo de 1976 en El País: «Se ha discutido mucho […] sobre la existencia de unas memorias del general Franco. Hay quien afirma que las ha visto. Se dice que existen unas cintas de conversaciones grabadas en la penúltima hora; algún cuaderno de apuntes, algunas notas dispersas», escribió. Pero señaló que «en 1972 no existía nada parecido a unas memorias». En el 2008, Payne y Jesús Palacios, en la edición de sus conversaciones con Carmen Franco (tituladas Franco, mi padre), señalaron que el dictador «no dejó redactadas ni dictadas sus memorias (que sepamos hasta ahora)».

«Es verosímil la existencia de documentos dispersos de Franco, algunos esbozados y otros más desarrollados siguiendo un guion de su vida».

Sin embargo, sendos testimonios acreditan que Franco concibió sus memorias o que su familia atesoró material en vista a las mismas. Uno de los testimonios es el de Joaquín Giménez-Arnau en Yo, Jimmy (1981). El libro se centra en su matrimonio con una nieta del dictador, María del Mar, y aporta información relevante sobre el tema. Según el autor, el marqués de Villaverde (entonces su suegro) le enseñó más de 40 cajas repletas de papeles, la mayoría manuscritos, que definió como «las memorias del Generalísimo». No obstante, eran fondos heterogéneos, pues reunían «todos los resúmenes de cientos de Consejos» de Ministros con acotaciones de Franco. Villaverde le comentó también que el dictador «todos los días escribía sus pensamientos, una, dos y hasta tres horas por día. Escribió mucho». Villaverde le informó asimismo de que estaba sacando de España aquella documentación de forma clandestina y le propuso a Giménez-Arnau editarla para no ponerla en manos de terceras personas: «En estos papeles se cuentan muchas cosas de amigos nuestros y no se pueden enseñar», advirtió el marqués. También le contó que había 13 o 14 cajas de fotos del dictador «que no se han visto nunca».

En este sentido, cabe pensar que Villaverde hizo un acopio importante de material documental de su suegro. Según el testimonio de Juan Cobos, empleado de El Pardo en vida del autócrata (La vida privada de Franco, 2010), cuando el dictador murió, el marqués dirigió una brigada que recogió toda la documentación de su despacho y se la llevó.

El otro testimonio que constata la existencia de unas memorias de Franco es el de Vicente Pozuelo (el doctor que cuidó al autócrata en su último año de vida) en Los últimos 476 días de Franco (1980). En esta obra, Pozuelo explicó que instigó al dictador a hacer sus memorias y le preparó un sumario. Franco las dictó en cintas tras una meticulosa preparación y confió su transcripción a la mujer del médico, Consuelo Ortueta. El material resultante lo guardó Carmen Franco, aunque Pozuelo reprodujo fragmentos del mismo en su obra.

Parece plausible que otras anotaciones del dictador destinadas a estas memorias fueron editadas en 1987 por el historiador Luis Suárez como «Apuntes» personales sobre la República y la guerra civil de Franco. Las publicó la Fundación Nacional Francisco Franco [FNFF], que custodia el archivo personal del dictador, en unas 40 páginas. Según indicó entonces Suárez, estas notas estaban en el despacho del dictador al fallecer y parecían el índice de unas memorias. Pero en 1990, Suárez cambió de idea y, en Manuscritos de Franco, las consideró «guiones» para conversar con algunos biógrafos suyos y sin fines autobiográficos. Por nuestra parte, consideramos discutible esta apreciación, pues en esas notas Franco pareció plasmar un plan para sus memorias.

En definitiva, ateniéndonos a lo expuesto es verosímil la existencia de textos autobiográficos de Franco dispersos, algunos esbozados y otros más desarrollados siguiendo un guion. Dado que en el archivo de la FNFF no constan los documentos del dictador a los que aluden Pozuelo, Giménez-Arnau y Cobos, cabe pensar que podría tenerlos su familia. Esta, pues, debería clarificar en qué medida existen tales fondos y hacerlos accesibles. De lo contrario, asistiremos a una ironía de la historia: el dictador que tanto censuró en vida, ahora podría ser censurado de forma póstuma por sus descendientes, al no ver la luz sus textos autobiográficos.

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* Este artículo fue publicado originalmente como Xavier Casals, «El enigma de las memorias de Franco», El Periódico (24/IX/2018).


¿QUÉ IMPORTANCIA TUVO EL CONSUMO DE DROGAS EN EL NAZISMO? UNA HISTORIA DEL “NACIONALSOCIALISMO EN PASTILLAS”*

julio 27, 2017

Portada de la edición inglesa del ensayo de  Norman Ohler sobre el consumo de drogas en el III Reich, que muestra a un Hitler demacrado por el consumo de estupefacientes.

EL NAZISMO HA GENERADO UN ALUD DE ESTUDIOS Y SE ESTIMA QUE EN 2007 TENÍA YA 37.000 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. En ellas Adolf Hitler ocupa un lugar relevante y su prestigiosa nómina de biógrafos (Alan Bullock, Joachim Fest o Ian Kershaw entre otros) parecía haber diseccionado al dictador hasta en detalles nimios. Sin embargo, El gran delirio. Hitler, drogas y III Reich (Crítica, Barcelona, 2016), ofrece una visión innovadora del personaje al centrarse en su ignorada adicción a las drogas, que compartieron amplios sectores del aparato nazi, hasta el extremo de aludir el libro a un “nacionalsocialismo en pastillas”.

Su autor, Norman Ohler, no es historiador, sino periodista y guionista. De hecho, quiso hacer un film sobre este tema, lo investigó en distintos archivos y finalmente no lo plasmó en un documental, sino en este ensayo ágil, cuyas 260 páginas se leen de un tirón sin necesitar grandes conocimientos previos del tema.

Hitler, un politoxicómano

Alemania contó con una potente industria química que en los años veinte la convirtió en el primer productor mundial de cocaína y morfina, a la vez que lideró la exportación de heroína. En este marco, cuando el nazismo llegó al poder en 1933 efectuó una política contra las drogas, pero no impidió que su máximo jerarca ni sus tropas recurrieran a ellas para mejorar su rendimiento.

La relación de Hitler con los psicótropos se inició en 1936. Entonces un médico berlinés célebre por sus hábiles pinchazos para inyectar vitaminas y otras substancias, Theodor Morell, se ganó su confianza al curarle problemas digestivos. Desde entonces doctor y paciente no volvieron a separarse y Morell fue la única persona que desde 1936 vio a Hitler casi diariamente hasta su muerte. El resultado fue que el dictador llegó a tomar 28 comprimidos distintos al día y consumió 90 substancias distintas durante la guerra.

Es más, entre 1941 y 1945, a lo largo de 1.349 días, Morell le recetó medicamentos en 1.100 ocasiones y le puso casi 800 inyecciones, lo que convirtió a Hitler en politoxicómano. Incluso le administró testosterona para crearle deseo sexual y a su amante, Eva Braun, la medicó para cortarle el período y así poder tener ambos relaciones afectivas. Según Ohler, este consumo desaforado de drogas (que incluyó Eukodal, una mezcla de cocaína y morfina) explica tanto la decrepitud progresiva del líder nazi (en su última etapa temblaba y tenía el cerebro dañado) como su incapacidad de dirigir la contienda.

Pero no solo fue el autócrata quién recurrió a psicotropos para estar hiperactivo. El espectacular avance de sus tropas al inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939 no se comprende sin una metanfetamina que gozó de consumo masivo: el pervitin. Descubierta en 1937 y comercializada en 1938, fue presentada como un poderoso estimulante al que recurrieron todos los estratos sociales hasta devenir un producto de primera necesidad. En este escenario, los Ejércitos hitlerianos recurrieron a 35 millones de unidades de pervitin, cuya ingesta permitía una actividad continuada cerca de 40 horas, sin que hicieran mella el cansancio y el sueño.

Portada de la edición española.

Una aportación relevante

El gran delirio es importante para comprender el nazismo. Como afirma en su epílogo el reputado historiador Hans Mommsen, la obra presenta “sin miramientos la otra cara de la estrategia militar alemana” y “cambia la visión de conjunto” del Tercer Reich. Estamos, pues, ante una lectura indispensable para adentrarse en este ámbito desconocido del hitlerismo y entender la desconexión de la realidad que experimentó su máximo dirigente durante la contienda y que -en buena medida- explicaría su suicidio.

Clicando aquí puede leerse un fragmento de la obra en PDF.

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* Esta reseña ha sido publicada originalmente en la revista Librújula correspondiente al mes de julio.


LA DERECHA POPULISTA Y LOS JUDÍOS: ACTITUDES AMBIVALENTES

abril 16, 2017

Redada del Velódromo de Invierno en París (imagen de www.lasegundaguerra.com).

TRAS LOS ATENTADOS DEL 11-S DEL 2001 LA DERECHA POPULISTA INICIÓ UN LENTO GIRO ISLAMÓFOBO. El reverso de este giro fue que su antisemitismo se diluyó en el discurso oficial por dos razones.

Una es la máxima “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. En este sentido,  el giro islamófobo no solo ha otorgado renovado valor las “raíces cristianas” de Europa (criticadas en los años setenta y ochenta por discursos “neopaganos” surgidos de la llamada Nouvelle Droite), sino también al Estado de Israel. De ahí que una legación de líderes de este espacio político viajara a este país en diciembre de 2010 a entrevistarse en su parlamento con políticos ultraortodoxos. El dirigente de Interés Flamenco, Filip Dewinter, fue explícito sobre el sentido de aquel encuentro en Tel-Aviv: «El conflicto árabe-israelí ilustra la lucha entre la cultura occidental y el islam radical», manifestó.

La otra razón es que la “desdiabolización” de este espectro ideológico para ampliar su electorado y normalizar su presencia política pasa por eliminar el antisemitismo de su discurso, pues le vincula a la tradición nazifascista.

Tres actitudes ambivalentes

En este marco, en los últimos días desde la órbita de la derecha populista se han efectuado declaraciones que han traslucido actitudes ambivalentes y complejas en relación al genocidio judío en EE.UU., Alemania y Francia.

Estados Unidos

El portavoz de Donald Trump en la Casablanca, Sean Spicer, tras un ataque con armas químicas efectuado en Siria el 7 de abril,  comparó al presidente Bachar el-Assad  con el líder del nazismo y dijo que era peor que Adolf Hitler, quien “ni siquiera se rebajó a usar armas químicas”. Pasó así por alto que el dictador alemán utilizó cámaras de gas para asesinar a millones de ciudadanos alemanes judíos. Posteriormente Spicer pidió disculpas:  “Francamente, por error hice una referencia inapropiada e insensible al Holocausto, con el que no cabe comparación”.

El caso sería anecdótico si no existiera un precedente llamativo sobre la cuestión que tuvo lugar el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto el 27 de enero. Entonces Donald Trump emitió un comunicado que no incluyó los términos “judíos” o “antisemitismo”, que sí utilizaron sus antecesores como Barack Obama o George W. Bush al participar en aquel homenaje.

Alemania

La líder de Alternativa para Alemania [AfD], Frauke Petry, afirmó el pasado 6 de abril que su partido era «uno de los pocos garantes políticos de la vida judía, también en tiempos de una migración antisemita ilegal hacia Alemania».  Sus declaraciones eran una respuesta a las de Charlotte Knobloch, expresidenta del consejo central judío en Alemania y actual presidenta de la comunidad judía de Múnich, quien manifestó que «AfD es una desgracia para nuestro país y la comunidad judía no lo considera un partido al que poder votar».

Para entender la polémica es importante tener presente que en enero un dirigente de AfD , Björn Höcke, calificó de «vergüenza» el monumento a las víctimas del Holocausto de Berlín y cuestionó también en una entrevista que Hitler hubiese sido un «malo absoluto». Asimismo, en septiembre de 2016 la propia Petry sugirió volver a utilizar un término de claras connotaciones hitlerianas: Völkisch.

Francia

Marine Le Pen creó una controversia política en plena campaña presidencial el 11 de abril al manifestar que “Francia no fue responsable del Velódromo de Invierno”. “Si hubo responsables, fueron quienes estaban en el poder en la época, y no Francia”. Aludió así a la gran redada antisemita que tuvo lugar entre el 16 y 17 de julio de 1942 y que supuso la concentración en el parisino Velódromo de Invierno o Vel d’Hiv de 13.000 judíos, de los que solo unos cientos sobrevivieron. Le Pen hizo estas declaraciones amparándose en otras precedentes de –entre otros personajes- los expresidentes Charles De Gaulle y François Mitterrand.

Estas manifestaciones lepenistas generaron una polémica en la medida que –como ha señalado el corresponsal de La Vanguardia, Rafael Poch- hay un matiz entre la posición de De Gaulle y Mitterrand y la suya: ambos cancilleres afirmaron “que la República Francesa no fue responsable de aquello, porque se encontraba en el exilio o en la resistencia, no en el poder”. Sin embargo Le Pen “no habla de la República, como régimen, sino de ‘Francia’ como país, lo que se parece a un revisionismo históricamente defectuoso”.

Posiblemente Le Pen, al recurrir a estas declaraciones, ha pretendido animar su campaña con un discurso exculpatorio de la nación (en contraste a las declaraciones del presidente Jacques Chirac, quien en 1995 aludió a la “responsabilidad de Francia”). Con ellas quizá aspira a sintonizar con el orgulloso nacionalismo de sus seguidores, pero también pueden interpretarse como un guiño a su electorado más radical y de tradición ideológico neofascista, que es el área de procedencia del Frente Nacional.

Conclusión: el pasado aún pesa

De esta casuística se deduce que el genocidio judío, pese a los afanes de “desdiabolizar” la imagen de la derecha populista, aún continúa siendo una referencia de su discurso. El pasado todavía aflora en referencias erráticas, contradicciones, interpretaciones de la historia u omisiones y rehabilitaciones de vocablos significativos.


EL BREXIT. ENTREVISTA A MARIA MUT (2): «EL EUROESCEPTICISMO BRITÁNICO ESTÁ EN EL ADN DEL REINO UNIDO»

julio 1, 2016

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[Hace dos años, el 21 de mayo de 2014, publicamos una extensa entrevista con Maria Mut en dos entradas sobre el euroescepticismo británico y la derecha populista y la ultraderecha. Tras la victoria del Brexit consideramos que la entrevista tiene un renovado interés al ofrecer una amplia panorámica de la cuestión y hemos decidido reproducirla de nuevo. Esta es la segunda parte].

Maria Mut Bosque es  profesora de Derecho Internacional  y Comunitario de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) y Research Fellow ICS (Universidad de Londres). Incisiva analista del euroesceptiscismo británico, nos ha parecido pertinente entrevistarla sobre un tema importante: la situación de los partidos de extrema derecha y eurófobos de derecha radical.

Mut, al margen de realizar su tesis doctoral sobre las relaciones entre Europa y Gran Bretaña, colabora con los medios de comunicación (12). Por nuestra parte, le agradecemos su amabilidad y generosidad al responder ampliamente por email a nuestras cuestiones, que consideramos de gran interés para nuestros lectores y lectoras.

Esta es la segunda parte de la entrevista. En la primera, como vimos, analizó la situación previa a las elecciones. En esta segunda entrega, expone la evolución histórica de la ultraderecha británica y del euroescepticismo, que ha sido muy importante e  ideológicamente transversal en Gran Bretaña.

¿Históricamente cuáles fueron las primeras fuerzas de ultraderecha del Reino Unido?

Como antecedentes de grupos de ideología racista y antisemita en 1918 tenemos colectivos como la Britons Society o Sociedad de los británicos, pero habrá que esperar algunos años para que esta ideología cobrara vida política.

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Concentración de los British Fascisti en el Hyde Park de Londres, en 1923.

El primer intento fue en 1923 cuando una mujer, Rotha Lintorn-Orman, que sirvió en la Gran Guerra, fundó el grupo de los British Fascisti (Fascistas británicos), un grupo patriótico de inspiración italiana.

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Rotha Lintorn-Orman, fundadora de los British Fascisti.

No obstante, no tuvo gran trascendencia debido principalmente a su falta de liderazgo y a un programa poco elaborado. Este grupo desapareció en 1934, pero, por el camino, vivió algunas escisiones, que darían lugar al nacimiento de nuevas fuerzas extremistas, que radicalizarían su discurso racista y antisemita y aumentarían su apoyo a la Italia fascista; si bien, a nivel popular contaron con escaso respaldo

Es el caso del National Fascisti, que tuvo una vida breve, y la Imperial Fascist League(Liga Imperial  Fascista), que apenas contó con una década de vida.

OMosleyEn 1930, Sir Oswald Mosley, un diputado que había formado parte tanto del partido conservador como del laborista, fundó el New Party [Partido Nuevo], que radicalizó progresivamente su discurso y acabó abrazando una ideología claramente fascista. Así, dos años más tarde de su creación, Mosley fundó la British Union of Fascists [BUF,Unión Británica de Fascistas], que integró varias organizaciones británicas de este espectro. La Unión tampoco tuvo un gran arraigo y desapareció en 1940, dando lugar a nuevas formaciones.

¿Y en la postguerra cuáles habrían sido las organizaciones más significativas?

Conviene recordar que las siglas British People’s Party [BPP, Partido Popular Británico] han acogido diversas formaciones de ultraderecha, todas ellas consideradas de ideología nazi, pero con escaso apoyo popular.

La primera de ellas nació en 1939, fruto de una escisión de la Unión de Fascistas Británicos y se extinguió en 1954. Tuvo una actividad limitada, reducida a la celebración de mítings y la publicación de un diario. La utilización más reciente de este rótulo fue en 2005, por Kevin Watmough, Eddy Morrison, John Graeme Wood y Sid Williamson, que fundaron el BPP- Putting Britons First [Partido Popular Británico – Anteponiendo a los británicos sobre todos los demás]. De ideología fascista, neonazi y eurófoba.

Parece que esta formación no ha corrido mejor suerte que las anteriores. En el 2013 entró en una grave crisis, ya que nunca contó con apoyo popular significativo y sufrió el abandono de un gran número de militantes y hoy en día se encuentra gravemente debilitada.

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Propaganda del BBP en su web defendiendo la integridad del Reino Unido.

En la presentación de su web, el actual British Popular Party manifiesta el siguiente propósito: “Abogamos por una sociedad monoracial: Vivimos en una nación que es históricamente aria y nuestro propósito es estabilizar nuestra población mediante la prohibición de admitir más inmigración en nuestro país».

¿Qué importancia ha tenido el National Front?

El National Front [NF, Frente Nacional] se constituyó en 1967 y está vigente actualmente, pero muy debilitado. De ideología racista y contraria a cualquier tipo de inmigración, la época en que contó con mayor apoyo popular fue la década de los setenta, bajo el liderazgo de John Tyndall.

De hecho, sin contar el Scottish National Party y el Ulster Unionist Party, en 1979 se convirtió en cuarto partido del Reino Unido (sexto si se tienen en cuenta estos dos), consiguiendo casi 200.000 votos, aunque no obtuvo representación parlamentaria estatal. Conoció un rápido declive, hasta llegar a su gran debilitamiento actual.

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Logotipo del National Front.

Tyndall  fundó el actual British National Party [BNP, Partido Nacional Británico]  en 1982, cuya ideología testimonia esta máxima: «El día que nuestros seguidores pierdan su capacidad de odio, será el día en que pierdan su poder y su voluntad de lograr algo que realmente merezca la pena». Tyndall promovió el BNP al ser consciente de que el NF conocía una decadencia electoral y quiso crear una formación que pudiera controlar y ofreciera una nueva imageny estructura, aunque de ideología muy similar.

Así, los dos factores principales que contribuyeron al mencionado declive del NF fueron dos factores. Uno fue el endurecimiento del discurso de los conservadores, bajo el liderazgo de Margaret Thatcher, que lograron hacerse con parte del apoyo del electorado que tradicionalmente votaba a este tipo de formaciones. El segundo factor fue la mencionada creación del BNP,  cuyo liderazgo fue asumido desde 1999 por su controvertido dirigente Nick Griffin, acusado en numerosas ocasiones de incitación al odio racial y de difusión de propaganda racista.

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Imagen del actual líder del BNP, Nick Griffin, participando en una marcha del NF en 1983.

Sin embargo, Griffin se ha defendido constantemente, argumentando que ni él ni el BNP son racistas, y que lo único que hacen es abordar de una manera clara y directa la grave problemática de la inmigración y es eso, lo que les permite disfrutar de gran apoyo popular. También señala que una gran mayoría de ciudadanos británicos son racistas.

Si ahora nos centramos en el ascenso del UKIP, surge una pregunta importante: ¿En Reino Unido el euroescepticismo es patrimonio de la ultraderecha?

Todos los partidos políticos británicos han tenido momentos de euroescepticismo y algunos han ido un paso más allá defendiendo posturas eurorupturistas e incluso eurófobas. Por tanto, la idea de que el euroescepticismo británico es un fenómeno exclusivo de los partidos de derecha es falsa.

De hecho, fueron los laboristas los que se mostraron contrarios al proceso de adhesión del Reino Unido en las entonces Comunidades Europeas, proceso que negociaron precisamente los conservadores. Así, tanto los conservadores como los laboristas han mostrado sentimientos contradictorios respecto del proyecto de integración europea, a medida que éste ha ido avanzando.

A diferencia de los conservadores que basan su euroescepticismo en la erosión que comporta el proyecto de integración en los valores tradicionales británicos, el Partido de los Verdes lo basa, en gran medida, en el temor que la  política británica acabe dominada por intereses corporativistas y mercantilistas. Desde una perspectiva histórica, el partido que ha mostrado una posición más estable y proeuropea ha sido indudablemente los Liberales–Demócratas.

¿Cuáles han sido las tendencias más recientes en este ámbito?

En los últimos años, con el proyecto europeo estancado por la crisis, el euroescepticismo británico ha ido proliferando más si cabe entre la sociedad británica, e incluso se ha vuelto el foco central del ideario de diversas formaciones políticas, como el UKIP o el BNP.

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Concentración de NO2EU con el lema «No a la UE, sí a la democracia».

Incluso, en 2009 apareció un nuevo partido político, NO2EU [No a la Unión Europea] que de manera expresa e inequívoca aboga por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Es una alianza electoral euroescéptica que podríamos calificar de extrema izquierda, creada en el 2009 para hacer campaña en las elecciones al Parlamento Europeo de ese año utilizando el lema “No2EU (No a la Unión Europea) – Sí a la Democracia”.

¿El euroescepticismo es una realidad reciente su amplitud?

El euroescepticismo británico está en el ADN del Reino Unido, forma parte de él como algo crónico. Por tanto, no se trata de una cuestión que haya surgido recientemente ni de un hecho aislado, de duración breve y actualmente superada, tal como ha ocurrido en otros esrados, como en el caso de Malta.

Curiosamente, el euroescepticismo británico no tiene un carácter lineal, sino que es un euroescepticismo modulable y modulado, en el sentido que pasa por períodos en que es moderado, y aunque nunca ha logrado convertirse en un verdadero euroentusiasmo, ni siquiera en el momento de adhesión a la Unión Europea (ingresó en la CEE en 1973).

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El euroescepticismo está arraigo en la política británica. Esta caricatura de Rainer Hachfeld, publicada en The Guardian, muestra a David Cameron abandonando Europa llevándose literalmente al Reino Unido (fuente www.voxeurop.eu).

Recordemos que éste último fue complicado: sus países fundadores, especialmente Francia, no tenían muy claro que el Reino Unido tuviera el firme propósito de comprometerse con el proyecto europeo y su candidatura fue vetada, hasta en dos ocasiones (1963 y 1967) por el general Charles de Gaulle, presidente de Francia.

Los temores fueron fundados y corroborados tan sólo dos años después de su entrada, en 1975 el Reino Unido celebró un referéndum en que se replanteaba su permanencia en el mercado común, la opción favorable se impuso por mayoría amplia, con un 67% de los votos.

¿Ha habido en algún momento «euroentusiasmo» en la política británica?

La modulación del euroescepticismo británico nunca ha conducido al euroentusiasmo, pero si ha habido épocas de euroestabilidad o eurotranquilidad. Si bien ha sido una tranquilidad relativa, porque siempre han subsistido notas de eurocriticismo.

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Propaganda de la UE: “La Unión Europea no funciona”.

En otros períodos este euroescepticismo se ha modulado en la dirección opuesta, radicalizándose, es decir, convirtiéndose en eurorupturismo e incluso, en eurofobia. En los momentos de eurorupturismo, el Estado británico se caracteriza por adoptar una posición antieuropea, que contempla como única vía posible, la marcha de la Unión Europea. En definitiva, el euroescepticismo británico no es un fenómeno ni aislado ni pasajero.


DE LA VIEJA A LA NUEVA JUDEOFOBIA*

febrero 17, 2016

Crónica televisiva del asalto isalmista radical al supermercado judío de París en enero de 2015.

LOS JUDÍOS DE FRANCIA  TEMEN POR SU SEGURIDAD TRAS LOS ATENTADOS ISLAMISTAS Y MARCHAN DEL PAÍS: 7.000 ya partieron a Israel en el 2014, el doble que en el 2013. Su éxodo refleja la mutación de la judeofobia surgida en el siglo XIX. Veámoslo.

Si la judeofobia medieval persiguió en Europa la conversión de los judíos al cristianismo, la que irrumpió en el siglo XIX -como señalan Elena Castelló y Uriel Macías- quiso eliminarlos y su estigma alcanzó a todos los judíos (religiosos o no). En su eclosión confluyeron el rechazo a su emancipación debido a la Revolución francesa de 1789; la configuración de un nuevo racismo a partir del Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, del conde de Gobineau (1816-1882); la irrupción de los nacionalismos y los cambios sociales por la industrialización, la urbanización y la política de masas.

El ‘caso Dreyfus’

DreyfussAsí, en la Viena finisecular devino alcalde Karl Lueger (1897-1910), cuyo Partido Social Cristiano definió un antisemitismo populista que canalizó el descontento social e influyó en un joven Adolf Hitler. En Francia, el caso Dreyfus alumbró la izquierda y derecha modernas: en 1894, el capitán de ascendencia judía Alfred Dreyfus fue condenado injustamente por espiar para Alemania y no fue rehabilitado tras descubrirse al culpable. Entonces los dreyfusards invocaron la justicia y la libertad para revisar su caso. En cambio, los antidreyfusards conformaron una liga que defendió el Ejército, el honor y la patria desde el antisemitismo, y Dreyfuss no fue rehabilitado hasta 1906. En tal marco, Theodor Herzl (1860-1904), un judío austrohúngaro inquieto por el vigor antisemita, preconizó en 1896 crear una patria judía en El Estado judío. Sus seguidores celebraron congresos sionistas (Sión era una colina de Jerusalén que designó a la ciudad) con ese objetivo.

La judeofobia se globalizó desde Rusia. Allí, en 1903, en la corte zarista se fabricó un falso documento: Los protocolos de los sabios de Sión, que describían supuestos planes judíos secretos para dominar el mundo. Los zares los creyeron y la Revolución de 1917 demostró para los rusos anticomunistas que eran proféticos. Para captar apoyos los distribuyeron en altas esferas del congreso de paz de París que en 1919 puso fin a la Gran Guerra. El documento ganó entonces difusión mundial, traduciéndose incluso al japonés y al árabe. Por ejemplo, influyó en el Partido Nazi (que entre 1919 y 1939 publicó 23 ediciones) o en el magnate del automóvil Henry Ford. En suma, Los protocolos dieron una coartada a la persecución judía de entreguerras, que desembocó en un genocidio en la segunda guerra mundial (1939-1945).

Entonces España acogió a judíos con cuentagotas, señala el historiador Isidro González. La Segunda República se mostró favorable a ellos para cuidar su imagen exterior: quiso traer a España a figuras como Marc Chagall o Albert Einstein, pero rechazó asumir grandes contingentes al temer que avivaran un antisemitismo derechista. Franco tampoco fue generoso al respecto, pese a que en 1936 la comunidad judía de Marruecos contribuyó a su sublevación.

El Estado de 1948

fundacion-israelAcabada la contienda mundial en 1945, Palestina fue el destino de miles de judíos en busca de amparo. Habían empezado a emigrar a aquel lugar a inicios del siglo XX, y en 1917 los ingleses se comprometieron a crear allí un «hogar nacional judío» con la Declaración Balfour. Cuando el territorio fue un mandato británico en 1922 afluyó allí emigración judía, y al dejar de serlo en 1948 se cumplió la meta del sionismo, pues su comunidad judía proclamó el Estado de Israel. Su creación desató una guerra con los árabes, a la que siguieron otras en 1967 y 1973, y el nuevo Estado, protegido por EEUU, fue un foco de tensión internacional que generó nuevos estereotipos antijudíos.

De este modo, en el 2000 el politólogo Pierre-André Taguieff detectó en Francia un aumento de actos antisemitas que asoció a una judeofobia nueva y planetaria vía internet. A su juicio, esta amalgamaba a judíos, sionistas e israelís como representantes de una potencia maléfica -Israel- causante de los problemas del mundo. A la vez, asociaba el sionismo a un imperialismo o racismo detestable. Fue este odio indiscriminado al judío el que alentó el atentado islamista a un supermercado kósher en París el 9 de enero del 2015 y dejó 4 muertos.

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* Artículo publicado en El Periódico (13/II/2016).


REFUGIADOS: UN CENTENARIO INFELIZ*

febrero 1, 2016

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Refugiados macedonios de la Gran Guerra.

LAS CONTROVERTIDAS POLÍTICAS -PRACTICADAS POR PAÍSES COMO SUIZA O DINAMARCA– de requisar bienes de refugiados para financiar los costes de su manutención marcan un hito de la incapacidad deEuropa para hacer frente a esas llegadas. Sus medidas ante la crisis pasan por alzar barreras, limitar movimientos y disuadir de llamar a la puerta en busca de amparo. En este sentido, sobre la agenda política parece planear cada vez más la sombra alargada de la ultraderecha, dispuesta restringir la entrada de extranjeros, limitar su privacidad y disponer de mayor control de los controles fronterizos.

¿Pero desde cuándo existen los refugiados? Apenas es conocido que son un producto de la Gran Guerra (1914-1918). Previamente habían existido grandes éxodos como resultado de persecuciones religiosas, raciales o políticas, pero como señaló la pensadoraHannah Arendt en ‘Los orígenes del totalitarismo’, aquella contienda marcó un cambio cualitativo. Sus tratados de paz pretendieron crear estados-nación étnicamente homogéneos y el Estado pasó de ser un instrumento de la ley a serlo de la nación, con el resultado de que proliferaron refugiados y apátridas.

De este modo, la disolución de los imperios centrales forzó a desplazarse a 10 millones de personas, que perdieron su patria sin adquirir otra. Además, ante su llegada masiva a los nuevos estados, estos últimos empezaron a abolir el derecho de asilo, percibido como un anacronismo al remitir su origen a la antigüedad. Ilustró el sino de la nueva época una «limpieza étnica» espectacular en 1923, bendecida por las grandes potencias: 400.000 musulmanes helenos partieron a Turquía y 1.300.000 helenos de Turquía lo hicieron a Grecia, con un gran impacto sobre su población de 4,5 millones de habitantes.

En la época de entreguerras, Hitler plasmó las consecuencias del precario estatuto del refugiado, pues convirtió a los judíos en apátridas, siendo imitado por gobiernos como los de Hungría y Rumanía. Convertidos en parias, los lugares de asilo de los judíos disminuyeron dramáticamente y en julio de 1939 solo los acogía sin restricciones la concesión internacional de Sanghai, en China, que los japoneses cerraron en agosto. Ante tal clima, los nazis creyeron que existía un consenso antisemita, lo que allanó el camino del genocidio.

Trailer en inglés del documental Un mundo que no es nuestro (A World Not Ours, 2012), de Mahdi Fleifel, sobre los palestinos del campo Ain el-Helweh

En este marco, como señala el historiador Enzo Traverso en ‘A sangre y fuego’, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) comportó el desplazamiento de «al menos 40 millones de personas» por deportaciones, terror y cambios de fronteras. Con la modificación de su trazado los vencedores pretendieron homogeneizar étnicamente grandes territorios. Por ejemplo, Polonia, que había tenido un tercio de población no polaca, en 1948 era polaca en un 97%.

En los años 50, la descolonización y la eclosión de nuevos Estados dieron una dimensión global al problema, que no cesó de crecer: si en 1968 había 860.000 refugiados en África, en 1992 eran 6.775.000. Hoy existen campos de refugiados en los que han vivido hasta tres generaciones, como el de Ain el Helweh, creado en Líbano en 1948.

En este panorama desesperanzador, Europa va camino de cumplir la profecía que el sociólogo Zygmunt Bauman hizo el 2007 en ‘Tiempos líquidos’. Entonces apuntó que, según ACNUR, el 83.2% de refugiados de África y el 95.9% de Asia vivían segregados en campamentos, mientras que en Europa esa tasa solo era del 14.3%. Contemplaba que esa tendencia en Europa podía revertirse.

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Según el ACNUR, una de cada 122 personas del mundo sería un refugiado.

Los estados fallidos y las guerras desreguladas han disparado la cifra de refugiados: según el ACNUR, en el 2015 se habría alcanzado el récord de refugiados al superar los 60 millones (1 de cada 122 personas del mundo). La humanidad se acerca a uno de sus centenarios más infelices: el de la invención de los refugiados. Sobre ellos planea un gravoso estigma que Bauman ha plasmado así: «Una vez que se es refugiado, se es para siempre». Su máxima refleja lo poco que hemos aprendido de un siglo de guerras y catástrofes.

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* Este artículo fue publicado originalmente en el El Periódico (27/I/2016).


EL REGRESO DE «MI LUCHA»: EDICIONES, DEBATES Y POLÉMICAS

enero 15, 2016

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Ejemplar de Mi lucha, de Adolf Hitler (foto de Deutsche Welle).

AL CUMPLIRSE LOS 70 AÑOS TRANSCURRIDOS PARA QUE EXPIREN LOS DERECHOS DE AUTOR DE MI LUCHA, que hasta ahora poseía el Estado de Baviera, es posible editar de nuevo la obra de Hitler, como ya anunciamos en nuestro blog al analizar el éxito del libro en la India.

En este sentido, nos parece de interés para nuestros lector@s reproducir el interesante artículo de Ricardo de Querol y Luis Doncel publicado en el suplemento literario Babelia del diario El País el 14/XII/2015, al ofrecer una panorámica sobre el tema con referencias bibliográficas.

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Desmontando el ‘Mein Kampf’ (sin silenciarlo)

Una edición crítica a cargo de historiadores alemanes y una novela recuperan el libro de Hitler al expirar sus derechos. Para rebatir cada una de sus mentiras y mensajes de odio.

Detalle del tebeo ‘Mein Kampf’, dibujado por Clément Moreau en 1937 para ridiculizar el libro del dictador.

Nadie que hubiera leído con detenimiento Mein Kampf, de Adolf Hitler, tras su publicación (el primer volumen en 1925, el segundo en 1928) podía sorprenderse de todo lo que vino después: ahí estaba, negro sobre blanco, su propósito genocida, su apuesta por un expansionismo militar, su obsesión por la pureza racial, su deseo de apartar primero y exterminar después a judíos y discapacitados, su desprecio a la democracia, el humanismo o el pacifismo. La idea central es explícita: el fuerte tiene la obligación de aplastar al débil.

Todo eso estaba ahí escrito y, sin embargo, fueron muchos los que no vieron venir la tiranía, la guerra o el Holocausto. Por ejemplo, The New York Times publicó en 1933 una crítica nada desfavorable del libro de este “hombre extraordinario”, que “hace mucho por Alemania”, patriota, unificador del país y defensor del derecho a la propiedad, según escribía James W. Gerard, exembajador en Alemania, quien solo se desmarcaba del Führer por su feroz antisemitismo. Algunos años después, en 1940, estuvo más finoGeorge Orwell en New En­glish Weekly al reseñar una nueva edición en inglés. Hitler, avisaba Orwell, estaba anunciando “un horrible imperio descerebrado” que se extendería de forma violenta hasta Afganistán. El luego autor de 1984 se preguntaba perplejo cómo el jefe nazi había sido capaz de imponer a sus compatriotas “esa visión monstruosa”.

Quitando su evidente valor como documento histórico, Mein Kampf hoy resulta un plomizo y reiterativo ensayo repleto de argumentos pseudocientíficos o pseudohistóricos que no resisten un análisis serio. Que solo convencerá al predispuesto a convencerse. A punto de cumplirse el plazo de 70 años para que expiren los derechos de autor, hasta ahora en manos del Estado de Baviera, un grupo de historiadores publicará el próximo enero una edición crítica con más de 3.500 notas que desmenuzan y contextualizan las tesis del libro del que hasta 1945 se imprimieron más de 12 millones de ejemplares.

Hitler, Mein Kampf. Eine kritische Edition —del que por ahora no hay planes de ser traducido al español— ofrece “información objetiva, explica los conceptos ideológicos, revela las fuentes materiales y contrasta las valoraciones o medias verdades de Hitler con los hechos históricos”, explica Magnus Brechtken, subdirector del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich-Berlín, que ha impulsado la obra. Coincidiendo con esta ambiciosa publicación, muchos se preguntan estos días si el libro-fetiche de la ideología que destruyó gran parte de Europa da aún miedo. Disponible a pocos clics para cualquier internauta, el mensaje de odio de Hitler es jaleado en páginas web, incluidas algunas yihadistas, y goza de una chocante popularidad en países como India.

Pero en Alemania el halo de peligro de Mein Kampf parece haberse evaporado. Un reciente informe de los servicios secretos señalaba que en los últimos 20 años el interés de los ultras por las tesis hitlerianas ha disminuido. Los neonazis, señalaban las autoridades alemanas, encuentran en estas páginas pocos elementos con los que identificarse, exceptuando algunas ideas clave como el antisemitismo. Y los populismos de derechas que crecen con fuerza en media Europa se esfuerzan por distanciarse del nacionalsocialismo y apuntan a la inmigración musulmana como el enemigo, en lugar de a los judíos. “La obra de Hitler triunfó porque ofrecía respuestas fáciles a los problemas de principios del siglo XX. Pero esas respuestas no funcionan para el mundo actual”, resume Marc Buggeln, historiador de la Universidad Humboldt especializado en el nacionalsocialismo.

Portada de una de las primeras ediciones de Mein Kampf.

En contra de una creencia muy extendida, Mein Kampf no estaba prohibido hasta ahora en Alemania, como es el caso de otros símbolos nazis. Simplemente, el Estado de Baviera, poseedor de los derechos, se negaba a editarlo de nuevo. Pero el libro podía encontrarse sin demasiadas dificultades en ediciones antiguas o en la Red. Por eso, los historiadores consultados coinciden en que la estrategia de silenciarlo no tiene sentido. Antony Beevor, autor de libros de referencia sobre la Segunda Guerra Mundial, es uno de ellos. “El intento de ocultarlo, ya sea a través del tabú social o de la legislación, solo sirve para aumentar el atractivo de lo prohibido. Los neonazis o los yihadistas podrán citarlo, pero esa es una razón de más para disponer de ejemplares que demuestren la deshonestidad intelectual y falsedades que impregnan cada página”, señala.

Christian Hartmann, jefe del equipo de investigación responsable de la nueva edición, define a Hitler como el perfecto demagogo que mezcla mentiras, medias verdades y hechos reales. Y precisamente contra esta confusión se dirige su proyecto. Las notas que acompañan al texto original no solo matizan o desmienten las tesis de Mi lucha,también sirven para ridiculizar al autor en sus encendidos momentos de exaltación patriótica. Un ejemplo es la narración de los días iniciales de la Primera Guerra Mundial.  “Entonces comenzó lo que para mí, como supongo que para cualquier alemán, fue el más grande e inolvidable momento de mi vida terrenal. (…) Con orgullosa melancolía pienso ahora en esos días de los que ahora se conmemora el décimo aniversario; en esas semanas en las que comenzó la batalla heroica de nuestro pueblo que me permitió participar en el noble destino de nuestra patria”, escribía Hitler en 1924 con afectada intensidad.

«Los ultras de hoy encuentran poco con que identificarse en el libro de Hitler. Menos aún los nuevos populismos».

Pero las notas que acompañan este pasaje restan heroísmo y añaden un involuntario toque cómico. Los investigadores de Múnich recogen los recuerdos de Rudolf Hess sobre la gestación de estas páginas. “Oigo su voz en la habitación de al lado. Parece que está en pleno proceso de revivir sus experiencias de la guerra, imitando los ruidos de granadas y de ametralladoras, salta de forma salvaje en medio de la habitación, arrastrado por su fantasía”, escribe el hombre que más tarde sería el número dos en la jerarquía nazi. A los pocos días, Hess retomaría el episodio al contar que Hitler le leyó en voz alta el relato de su bautismo de fuego en la Gran Guerra preso de la emoción sin contener las lágrimas.

La nueva edición sirve también para saber hasta qué punto Hitler idealizó sus andanzas. Así, el hombre que dos décadas más tarde destruiría gran parte de Europa explicaba su salida de Austria en mayo de 1913 exclusivamente por motivos políticos. “No quería luchar por el Estado de los Habsburgo, pero sí estaba preparado para morir en cualquier momento por mi pueblo y por el imperio que lo encarnaba”, escribe enfático. Los historiadores explican que su traslado a Múnich se debió principalmente a motivos económicos; y que un año más tarde, un examen en Salzburgo lo declaró no apto para las armas.

Portada de la nueva edición crítica de Mein Kampf.

La llegada a las librerías del ideario nazi no es el único síntoma de que, 70 años después del suicidio del tirano, Alemania ha normalizado su relación con Hitler, objeto incluso del humor. Hace dos meses, medio Berlín apareció empapelado con carteles en los que se reconocía su inconfundible flequillo y bigotito. “Ha vuelto”, alertaban los anuncios. En realidad, se trataba de la campaña de promoción de una comedia que imagina qué pasaría si Hitler apareciera en la Alemania actual. En cinco semanas, más de dos millones de espectadores han visto esta película basada en la novela homónima que también batió récords de ventas. “Me parece muy bien que se puedan hacer bromas sobre él, porque, además de un asesino en masa, también era una figura ridícula. Las generaciones anteriores no podían reírse de él, pero ahora es posible, en parte, porque ha perdido su halo de peligro”, asegura Buggeln.

El del Instituto de Historia Contemporánea no es el único trabajo que trata de poner contexto a Mein Kampf. El historiador y periodista Sven Feliz Kellerhoff publica Mi lucha. La historia del libro que marcó el siglo XX un ensayo en el que aborda cómo Hitler falsificó su propia biografía y se profundiza en la procedencia de su ideario. Una de las conclusiones de libro, lanzado en septiembre en Alemania y que Crítica publica en español este próximo enero, es que Hitler se enriqueció gracias a la difusión masiva del libro cuando los nazis se instalaron en el poder. Kellerhoff critica que el Estado de Baviera haya obstaculizado hasta ahora el conocimiento y el debate entre los expertos sobre esta obra que califica de «espantosa».

Su lucha, de Patricio Lenard.

Otro acercamiento interesante aMein Kampf recién llegado a las librerías tiene forma de novela. Su lucha, del argentino Patricio Lenard, es un ficticio diario de Rudolf Hess que este habría escrito mientras Hitler le dictaba el primer volumen en la cárcel militar de Landsberg, donde ambos cumplían pena por el intento de golpe de Estado o Putsch. Es una excusa para el making of,para narrar cómo se ideó el libro en una prisión donde los cabecillas nazis recibían un trato privilegiado. También para contextualizar sus capítulos principales, que se reproducen en parte. “Es un periodo del que no hay demasiada información. La forma de diario me obligó a investigar qué ocurrió en aquellos meses de 1924. Fue útil para mí obrar como historiador en mi rol de novelista”, explica Lenard, para quien esta es la primera incursión en el terreno de la ficción.

Su lucha tiene como gran atractivo una profusión de detalles sobre la personalidad, costumbres y manías del que luego fue dictador alemán. Un puritano que se niega a fumar, beber alcohol o comer carne, lo que Lenard relaciona con la muerte de su padre de un derrame cerebral sobre su vaso de vino matutino. “El complicado trasfondo familiar de Hitler, con un padre alcohólico y maltratador, queda fuera de Mein Kampf, como tantas otras cosas que se contradecían con la imagen que él pretendía dar”. Esos elementos sí se recogen en el supuesto diario de Hess, quien “anota las confidencias de su líder escrupulosamente”. El otro pilar de la novela es ese foco puesto en Hess, un personaje desconcertante que sentía devoción por Hitler y fue su escribiente; que en 1941 protagonizó un rocambolesco viaje a Escocia para negociar un acuerdo sin conseguirlo; que en 1987 fue el último jefe del Reich en morir en prisión. “De los jerarcas nazis, Hess fue el más enigmático de todos. Desde un punto de vista literario, funciona como el comparsa que provee la distancia mínima necesaria para abordar un personaje inabarcable como Hitler”, explica el autor.

“’El racismo tiene que ser combatido al margen de que los racistas lean este texto histórico’, afirma el historiador Brechtken»

Pero, entonces, ¿sigue siendo peligroso Mein Kampf? “Es una fuente histórica”, responde Magnus Brechtken. “Contiene visiones ideológicas de los años veinte que reflejan un discurso de ese tiempo, especialmente en racismo, antisemitismo y militarismo en la política exterior. Está escrito en un estilo que suena extraño a los lectores de hoy. El racismo y el antisemitismo no han desaparecido desde entonces. Pero tienen que ser combatidos al margen de que los racistas y antisemitas lean este texto histórico”.

Para Lenard, “con el paso del tiempo, el panfleto de Hitler ha pasado a ser un documento histórico más que un vehículo de propaganda y, mal que nos pese, uno de los libros más importantes del siglo XX. Que los neonazis y los negacionistas de la Shoah no se dediquen a la glorificación de los crímenes de los nazis, sino a su minimización o banalización, habla a las claras de que nadie podría hoy planificar el advenimiento de un Cuarto Reich inspirándose en sus páginas. La necesidad de releerlo no solo debería servir para empezar a levantar un tabú que no ha hecho más que acrecentar la leyenda negra que pesa sobre el libro, sino para generar anticuerpos frente al peligro de la extrema derecha y el fascismo, hoy cada vez más presente”.

En el epílogo de La zona de interés (Anagrama), su novela sobre el Holocausto, el británico Martin Amis se pregunta si es posible meterse en la mente de Hitler. Y encuentra la respuesta en La tregua,del superviviente de los campos Primo Levi, para quien resulta un “alivio” sentirse incapaz de entender al líder nazi. “Quizás sea deseable que sus palabras (y también, por desdicha, sus actos) no sean susceptibles de comprensión por nuestra parte”.

Costará entender al personaje, pero se podía entender lo que iba a traer. La escritora Alice Hamilton lo vio claro en 1933, cuando escribió en su reseña para Atlantic Monthly que el líder nazi “no es un enigma: no hay ningún misterio sobre él”, ya que no disimula su “brutalidad naif”. Porque el autor del Mein Kampf, concluía, “no está pensando en persuadir: está proclamando principios que deben ser aceptados porque hay fuerza, fuerza física, detrás de ellos”.

Hitler, Mein Kampf. Eine kritische Edition. Christian Hartmann, Thomas Vordermayer, Othmar Plöckinger y Roman Töppel. Instituts für Zeitgeschichte München-Berlin. Múnich, enero de 2016. Cerca de 2.000 páginas. 59 euros.

Mi lucha. La historia del libro que marcó el siglo XX. Sven Felix Kellerhoff. Crítica. Barcelona, enero de 2016. 304 páginas. 20,81 euros

Su lucha. Patricio Lenard. Adriana Hidalgo. Buenos Aires, 2015. 384 páginas. 26,55 euros.


«MI LUCHA», LECTURA DE ÉXITO EN LA INDIA Y EN OTROS PAÍSES

octubre 2, 2015

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Ejemplar de Mi lucha, de Adolf Hitler (foto de Deutsche Welle).

EL ENSAYO MI LUCHA, DE ADOLF HITLER, AÚN CONOCE UN NOTABLE ÉXITO DE VENTAS EN DIVERSOS LUGARES DEL MUNDO, como radiografió un interesante ensayo de Antoine Vitkine, «Mein Kampf». Historia de un libro (Anagrama, Barcelona, 2011). En la obra expuso cómo el libro nazi por excelencia escrito en 1923, pese a los esfuerzos realizados para impedir su difusión por parte de comunidades judías, círculos y entidades antifascistas y el Estado de Baviera (que posee los derechos de autor), mantiene una amplia audiencia.

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Vitkine reconstruyó su origen, su difusión, su accidentada historia en la postguerra y su éxito actual en distintos países. En este aspecto,  posee un capítulo titulado «‘Mein Kampf’, un libro con futuro», que analiza su amplia circulación en el presente y señala lo siguiente al respecto:

«A pesar de los esfuerzos de los bávaros, hoy Mein Kampf, tanto en versiones integales como abreviadas, se publica y se vende en todo el planeta: grecia, China, Bulgaria, Japón, Croacia, Rusia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Australia, Italia, india, Turquía, Finlandia, Indonesia, Colombia, Holanda, Marruecos, Dinamarca, Argentina, Brasil y España son algunos de los países donde Mein Kampf está en las librerías» (p. 195). Acto seguido, dedica un capítulo a exponer como se ha convertido en un best-seller en Turquía (pp. 222-242).

Ahora  la obra hitleriana también se ha convertido en un éxito de ventas en la India. Lo han expuesto diversas crónicas periodísticas, como la del corresponsal en la India de La Vanguardia, Jordi Joan Baños publicada el 29 de septiembre y que reproducimos a continuación.

Veremos si esta difusión se incrementa cuando expiren sus derechos de autor el próximo 31 de diciembre, que -como hemos advertido- son propiedad del Estado de Baviera.

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‘Mein Kampf’ triunfa en India

Hitler es un autor de culto en el país de la esvástica y su autobiografía, un éxitode ventas

Hay un libro ubicuo en India y su autor no es la Madre Teresa. Mein Kampf, vitriólico engendro de Adolf Hitler, mitad autobiografía y mitad ensayo -rabiosamente antisemita y antibolchevique-, es un éxito incombustible, hasta el punto que de vez en cuando se asoma a la lista de diez libros más vendidos. Se vende como rosquillas en inglés y en media docena de lenguas indias.

En la librería Bahri, en Khan Market, el encargado tiene que reponerlo constantemente: «Es como un clásico, como las biografías de Gandhi. A muchos indios les gusta tenerlo en su biblioteca. Acabo de pedir dos ejemplares porque sólo nos queda uno, después de vender uno hoy y otro ayer». Los lectores de Mein Kampf no son los clientes habituales de su sesuda librería de fondo y novedades. «Acostumbran a ser estudiantes de secundaria o universitarios, pero con un perfil poco intelectual».

La fascinación por Hitler es fuerte entre ciertos jóvenes de escasa cultura humanística, que ven en él un ejemplo de fuerza de voluntad que les ayudará en sus carreras de administración de empresas o similares. Para ellos, Mein Kampf está a medio camino del libro de autoayuda y «cómo triunfar en los negocios». Solapándose con este tipo de lector están los millones de adeptos al chovinismo hindú del movimiento RSS, cuyo fundador era admirador de Hitler y cuyo uniforme, inalterado desde los años 30, recuerda al de las juventudes hitlerianas.

Entre ellos el racismo de Hitler no hace demasiada mella, puesto que el indio típico que estudia estas carreras, de casta alta, se ve a sí mismo como ario, frente a los compatriotas de castas bajas y piel más oscura. Lo que Hitler habría dicho al respecto les trae sin cuidado y les basta como prueba la esvástica (palabra sánscrita para un símbolo indo-ario aún en uso en templos hindúes, jainistas y budistas).

helados hitler

Hitler como reclamo para vender helados (foto de World.Mic).

En India, la explosión de ventas de Mi lucha empezó al expirar los derechos de autor, que allí se produjo hace una década, a los 60 años de su muerte. Desde entonces Jaico, editorial especializada en autoayuda y espiritualidad, lo reimprime un par de veces al año. Muchas otras editoriales han seguido su ejemplo.

En Alemania, se estudia reeditarlo tras el recién expirado lapso de 70 años con más notas a pie de página que texto, en una edición crítica que valdría más de cien euros. En India, la mayoría de ejemplares cuestan uno o dos euros y utilizan como gancho el rostro de Hitler en portada. No son las librerías al uso las que han convertido Mein Kampf en un éxito, sino los tenderetes de mercadillo o estaciones de tren. ¡Hasta la librería del Partido Comunista lo expone en lugar preferente!

En una acera del sur de Delhi, en Green Park, hay tenderetes de prensa y libros de consumo. Allí acaba de hacerse con un ejemplar Naro, estudiante de informática de 20 años. Para ella también es un bautizo lector,pues no lee casi nada fuera de la pantalla del teléfono u ordenador, a no ser que sea obligatorio para su carrera. El motivo, una mezcla de morbo e ignorancia. «No sé nada de la II Guerra Mundial pero creo que Hitler era un tipo duro».

La hegemonía de Bollywood blindó a India de la visión de la guerra difundida por Hollywood, por lo que la condena casi universal del Tercer Reich no es un acto reflejo. Esta visión acrítica hace que la imagen de Hitler se utilice incluso con fines comerciales, como por un fabricante de conos de helado.

Otros jóvenes descargan por la cara Mein Kampf, o lo adquieren en Amazon India, donde los comentarios ponen la piel de gallina tanto cuando son apologéticos (meterían a sus autores entre rejas en algunos países europeos) como banales (elogios a la calidad del empaquetado o la rapidez de entrega y quejas, en todo caso, por la calidad del papel).

Imágenes del film Gandhi to Hitler (2011, Rakesh Ranjan Kumar). Según la sinopsis de Imdb, «Adolf Hitler assists India in it’s freedom struggle against the British, while Mohandas Gandhi writes to him to end violence».

La banalización de Hitler es fruto de la ignorancia y de una historia distinta. Gandhi escribió a Hitler un par de veces, con el encabezamiento «Estimado amigo», y su Partido del Congreso, con Nehru, optó hasta el final por la salida pactada de los británicos. En cambio, un héroe de la independencia, Subhas Chandra Bose, se alió con Hitler e Hirohito. Fue transportado con un submarino alemán de Europa a Singapur -entonces japonés-, donde fundó el Ejército Nacional Indio, antibritánico.


¿UNA PREFIGURACIÓN DE LAS SS EN 1895?*

agosto 20, 2015

ss alemanas

Desfile de las SS el 20 abril de 1939 en conmemoración del 50 cumpleaños de Adolf Hitler (foto de Wikipedia).

EL ESCRITOR BRITÁNICO M. P. SHIEL (Matthew Phipps Shiel, 1865-1947) publicó en 1865 un relato dedicado a una fantasiosa entidad: The Spartan Society (la Sociedad Espartana), que tituló con las siglas de esta entidad, The SS.

Su trama gira en torno al asesinato simultáneo de miles de personas en Europa. Zaleski, el protagonista que indaga este crimen, apunta que su causa última radica en los peligros que habían supuesto para los Estados los avances de la medicina, pues habían permitido sobrevivir a seres débiles y enfermizos que eran una carga social. Y se hace esta reflexión: «¿Puede estar escrito que la civilización más avanzada del futuro necesitará tener como principal y primer elemento de su gloria, el más bárbaro de todos los rituales del barbarismo: la inmolación de hecatombes que gimen con el más obstinado gemido humano».

Hopliat espartanoUn antecedente de tal proceder, según Zaleski, se hallaba en la antigua Esparta, donde el Estado impedía prosperar a los débiles, que perecían abandonados (en la imagen de la derecha puede verse la escultura de un hóplita espartano procedente de Wikipedia).

Así las cosas, Zaleski intuye que los asesinos constituyen «un ejército de hombres» nada comunes, sino «infernales (o celestiales) en astucia, recursos, en fuerza y unidad de propósito; hombres que se mofan hasta el desdén de las pobres medidas de seguridad de la sociedad, diferenciados del típico criminal tan fácil de atrapar de nuestros días por una seguridad en sí mismos y una integridad espiritual infinitas».

Finalmente, Zaleski averigua que la entidad responsable de los homicidios es la citada SS, que desea desembarazar a la humanidad del lastre que constituyen los individuos menos fuertes.  ¿Hasta qué punto Shiel anticipó en su SS a las asesinas SS históricas?

Júzguelo por su cuenta el lector, que dispone de la versión en castellano del relato, publicada por Edhasa en El príncipe Zaleski (2007). Según la editorial, el volumen recoge los seis cuentos que se conocen protagonizados por el misterioso príncipe Zaleski, «una de las creaciones más afortunadas de Shiel»: éste «es un personaje singular entre los detectives litearios: un aristócrata decadentista, de quien se insinúa apenas la homoxesualidad, que pasa buena parte de su existencia en una habitación en la penumbra fumando opio o hachís; sin embargo, cuando se le plantea un enigma pone en marcha toda su erudición y sus excepcionales dotes deductivas y, para sorpresa del lector, llega a conclusiones de una lógica aplastante». La edición se complementa con un estudio introductorio de Brian Stableford.
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* Hemos decidido recuperar esta entrada editada el 18 de junio del 2010 porque era un complemento de nuestro artículo «Un mundo peor», Qué leer, 121 (mayo 2007), p. 46, reproducido en el post anterior.


70 AÑOS DEL FIN DE HITLER: «YA NO DOY ÓRDENES»*

May 3, 2015

Trailer del film El hundimiento (Oliver Hirschbiegel, 2004), que recrea el final de Hitler.

LA MADRUGADA DEL 1 DE MAYO el mariscal Giorgi Zhukov informó a Stalin de que Adolf Hitler había muerto. Su respuesta fue lacónica: «¡Bueno, ya hemos acabado con el bastardo ese!». El líder nazi se suicidó junto a Eva Braun hacia las 15.30 horas del 30 de abril. Fue el Götterdämmerung u ocaso de los dioses fascistas, pues el dictador alemán se mató influido por la suerte de Benito Mussolini.

El Duce y su amante Claretta Petacci fueron descubiertos por los partisanos cuando huían a Suiza y fusilados el 28 de abril en Mezzegra. Luego, sus cuerpos fueron trasladados a Milán y expuestos en el piazzale Loreto. Allí la multitud les escupió y agredió y colgó sus cuerpos por los pies en una gasolinera. Hitler expresó entonces su determinación de no entregarse: «¡No caeré en manos del enemigo ni vivo ni muerto! ¡Cuando muera mi cuerpo deberá ser incinerado para que nadie lo descubra jamás!».

Mussolini_Petacci_LoretoLos cuerpos de Mussolini y su amante, Claretta Petacci, fueron vejados por la multitud en Milán, lo que influyó en la decisión de Hitler de suicidarse.

Desquiciado

Cuando tomó esta decisión estaba desquiciado. Vivía encerrado en un búnker de hormigón a unos 12 metros de profundidad en la cancillería de Berlín. Sus paredes vibraban por la artillería soviética y el 16 de abril, explica Joachim Fest, ordenó preparar la defensa del lugar. Pero el líder nazi solo era una sombra del caudillo de antaño: «marchaba a paso lento y trabajoso, inclinando hacia delante la parte superior del cuerpo y arrastrando los pies. Le faltaba el sentido del equilibrio», afirmó un oficial.

El Reich se reducía a una pequeña zona de la capital y a sus seguidores irreductibles. Aún así, el 20 de abril celebró su 56 aniversario, al que asistieron jerarcas ansiosos de marcharse al temer que el Ejército Rojo les impidiera salir de la ciudad. Dos días después, en una conferencia con sus altos mandos, Hitler explotó de cólera y dio la guerra por perdida: «Hagan ustedes lo que quieran. Yo ya no doy órdenes». El 27, la urbe estaba rodeada y el 28 se quedó anonadado al saber que su fiel Heinrich Himmler exploraba una rendición.

En las primera horas del día 29, hacia medianoche, el dictador se casó con Eva Braun. Esa jornada dictó su testamento político y personal. Culpó de la guerra al judaísmo internacional y manifestó su voluntad de suicidarse y ser incinerado con su mujer por temor a que los judíos preparasen un espectáculo «para divertir a sus masas excitadas». Entonces supo el destino de Mussolini antes comentado, lo que avivó su temor a ser capturado y exhibido en una jaula por Stalin. Finalmente, el día 30, tras comer con sus secretarias, se dirigió hacia la muerte. Se encerró con Eva Braun en su suite y se oyó un disparo. Quienes entraron vieron a Hitler sentado en el sofá con un impacto en la sien y a su mujer al lado con los labios azulados por el cianuro. Los difuntos fueron bañados en gasolina y carbonizados.

El Reich milenario de Hitler se esfumó pronto, pues -como advierte Ian Kershaw- su muerte hizo desaparecer los signos nazis «de la noche a la mañana». En agosto un informe de los vencedores constataba que «apenas se habla ya de nacionalsocialismo». Pero el fin del dictador dejó una estela de muertes poco conocida: la de muchas alemanas que temían ser violadas. Giles MacDonogh ha rescatado su tragedia: «las berlinesas andaban escasas de comida, pero bien provistas de venenos». Muchas de ellas optaron por el suicidio, en algunos caso masivos. Fue el legado más silenciado del fin de Hitler.

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* Artículo publicado originalmente en El Periódico (1/V/2015).


GRECIA, LECCIONES DE LA ULTRADERECHA*

marzo 10, 2015

Espot de Amanecer Dorado que reclama una autarquía ultranacionalista y tolerancia cero con el crimen (cuando su cúpula está encarcelada acusada de cometer varios delitos).

«Cuando regrese a Grecia me encontraré un país donde el tercer mayor partido es nazi», manifestó el ministro Yanis Varoufakis en Berlín. Aludió así a Amanecer Dorado (AD), la formación neofascista, con 17 escaños, a gran distancia de los 149 de Syriza y los 76 de Nueva Democracia (ND). ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Analizarlo es de gran interés porque hoy Grecia es un laboratorio de la ultraderecha que ofrece tres lecciones al respecto.

La primera es que sus formaciones no surgen por el mero impacto de la crisis económica.

Recordemos que al concluir la dictadura de los coroneles en 1974, este sector ideológico se convirtió en marginal tras conocer una breve presencia en el parlamento. Pero retornó al mismo antes del crash del 2008, cuando en los comicios europeos del 2004 el partido Alerta Popular Ortodoxa (LAOS) obtuvo un escaño y en los legislativos del 2007 logró 10 con el 3,8% de los votos. Esta opción, que lidera George Karatzaferis (procedente de ND), exalta «la nación, el pueblo griego, la fe, la historia y la identidad cultural», defiende la «soberanía popular» contra el bipartidismo y emite un discurso xenófobo.

georgios-karatzaferisGeorge Karatzaferis, líder de Alerta Popular Ortodoxa (LAOS).

¿Por qué emergió LAOS? Por varios factores, según el politólogo Andreas Pantazopoulos. Por una parte, porque se desató un fuerte nacionalismo al crearse en 1991 la República de Macedonia (su nombre creó un problema de identidad en Grecia), llegaron numerosos extranjeros (albaneses sobre todo) y un incidente por el islote de Imia tensó las relaciones con Turquía en 1996.

Por otra, porque surgieron protestas contra una reforma socialista de las pensiones en el 2001 y, además, ND quiso desderechizarse y ganar votos centristas. Por último, en el 2000 tuvo lugar una masiva movilización ortodoxa para impedir que la religión dejara de constar en el DNI y evitar así discriminaciones. La interacción de estos hechos ofreció un espacio a LAOS, cuyo líder era el político que estaba mejor valorado en octubre del 2011.

La segunda lección en es que la ultraderecha puede pasar rápidamente de encarnar la protesta a sentarse en el gobierno.

LAOS, que combinó su discurso radical con el pragmatismo, en noviembre del 2011 se integró en un gobierno de ND y el PASOK que seguía pautas de la troika. Al hacerlo, desagradó a sus electores y, pese a dejar el Ejecutivo en febrero del 2012, en los comicios de mayo de ese año devino extraparlamentario.

Su vacío lo ocupó Griegos Independientes (ANEL), fuerza dirigida por Panos Kammenos (también procedente de ND), de carácter igualmente nacionalista y xenófobo, pero opuesta frontalmente al rescate. En las elecciones de mayo en las que LAOS se hundió obtuvo el 10,5% de votos (33 escaños) y en las celebradas este enero, el 4,7% (13). Ahora ANEL gobierna con Syriza y pretende renegociar la deuda. De este modo, en Grecia se han sucedido dos partidos de extrema derecha que han combinado maximalismo ideológico y realismo político.

eleccions 2015Resultados de los últimos comicios helenos.

La tercera y última lección es que la crisis puede impulsar una extrema derecha periclitada en Europa occidental, como acredita Aurora Dorada.

Fundada en 1983 por su actual líder Nikos Michaloliakos, esta formación fue marginal durante un cuarto de siglo. No obstante, en el 2008 inició una estrategia de implantación en el distrito sexto de Atenas, de elevada inmigración: mantuvo una presencia callejera que conjuntó violencia y «trabajo social», con repartos de alimentos «solo a griegos» o protección de estilo mafioso. En los comicios locales del 2010 captó el 5,3% de votos y Michaloliakos fue elegido concejal.

La crisis, pues, activó su crecimiento: en mayo del 2012 captó el 7% de votos, saltó a 9,4% en las europeas del 2014 y en las últimas ha logrado el 6,3%. Esto demuestra la fidelidad de su electorado, ya que la cúpula de AD está encarcelada por varios delitos, como el asesinato del rapero antifascista Pavlos Fyssas. En definitiva, cuando los partidos neofascistas violentos estaban erradicados de Europa occidental, la crisis helena ha aupado a uno a las instituciones.

Espot electoral de Griegos Independientes (ANEL): su líder, Kammenos, enseña a manejar un tren eléctrico a un niño torpón llamado Alexis (en alusión a Tsipras). 

El hundimiento económico, pues, actúa en Grecia como un ariete político. Así, su gobierno de coalición a favor del rescate del 2012 que incluyó a LAOS, ha dado paso a otro de Syriza y ANEL crítico con el rescate. Si la nueva apuesta fracasa, sus beneficiarios en las urnas pueden ser -entre otras opciones- partidos arcaicos y eurófobos como el comunista (KKE) o AD.

Por ahora, y esto es lo más llamativo, el laboratorio político heleno ha generado una ultraderecha dual: una de perfil pragmático y gubernamental (LAOS y ANEL); y otra escuadrista y nostálgica, que parece haber regresado del pasado para quedarse. Ante este escenario cabe plantearse hasta qué punto Grecia es una excepción o puede marcar un camino a seguir por otros países.

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* Artículo publicado en El Periódico (2/III/2015).


AMANECER DORADO: EL LADO OSCURO DE GRECIA

marzo 3, 2015

ADConcentración de Amanecer Dorado (foto de Periodistadigital.com).

¿HASTA QUÉ PUNTO AMANECER DORADO REPRESENTA UNA AMENAZA PARA LA DEMOCRACIA GRIEGA? A continuación reproducimos un artículo de la politóloga Sofia Tipaldou publicado en Agenda Pública, de eldiario.es (24/II/2015) por considerarlo de interés para nuestros lectores.

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La cúpula política de Amanecer Dorado será juzgada por varios delitosDetención de miembros de la cúpula política de Amanecer Dorado (foto de eldiario.es).

Amanecer Dorado, el partido neonazi griego, se ha consolidado como tercera fuerza política en Grecia, a pesar de que su cúpula está en prisión preventiva desde septiembre de 2013.

Estaremos aquí durante muchos años en pro de de nuestros ideales y los derechos de los griegos” declaró el líder de Amanecer Dorado en 2013 durante una intervención en el Parlamento griego. Su promesa, o mejor dicho, su amenaza, se hizo realidad en estas últimas elecciones parlamentarias.

Amanecer Dorado, el partido neonazi griego, se ha consolidado como tercera fuerza política en Grecia, a pesar de que su cúpula está en prisión preventiva desde septiembre de 2013. Los cargos a los que se enfrentan abarcan casi todos los delitos del código penal. Entre ellos: gestión de una organización criminal y posesión de armas.

Amanecer Dorado entró en el parlamento griego por primera vez tras las elecciones parlamentarias de 2012. Pasó de un marginal apoyo del 0.29% a un 6.92% que le valió 18 escaños. Desde ese momento empezaron a aumentar drásticamente los ataques violentos, de grupos de asalto vinculados al partido, contra inmigrantes, homosexuales y antifascistas. Mientras, la policía y la justicia griegas miraban hacia otro lado. La gota que colmó el vaso fue el asesinato del músico antifascista Pavlos Fyssas a manos de un alto cargo de la oficina regional de Amanecer Dorado en Nikaia, un barrio obrero del Pireo.

El ascenso del partido

En realidad, el primer triunfo de Amanecer Dorado fue en las elecciones municipales del 2010, cuando su líder, Nikos Michaloliakos, fue elegido concejal del Ayuntamiento de Atenas con 10.222 votos. En aquel momento se atribuyó este hecho al problema que suponían los inmigrantes “ilegales” que había en el centro de Atenas, pero pronto se vio que Amanecer Dorado era un fenómeno más amplio. Para lograr ese primer éxito, Amanecer Dorado, a pesar de una base ideológica ultranacionalista, xenófoba, nativista, racista, irredentista y autoritaria muy clara, empezó a presentarse a si mismo como un partido patriota y ortodoxo.

Pero este cambio fue solo retórico. El núcleo del partido estaba siempre apoyando su convicción nacional-socialista desde el inicio de la formación, a principios de los años ochenta. En numerosas publicaciones del periódico homónimo que salieron desde los 1980, Amanecer Dorado elogió a Adolf Hitler y a distinguidos líderes Nazi. También adoptó la ideología del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán), su estructura piramidal, su culto del líder, y su estética: los símbolos, el vestuario militar, los uniformes, el saludo romano y los desfiles con antorchas.

Antes de la detención de sus líderes en 2013, la organización estaba creando un ejército secreto de unos 3.000 seguidores. Entró en la red internacional de organizaciones de extrema derecha y hasta llegó a servir como ejemplo para ellas, sobre todo después de su primer triunfo electoral en las elecciones municipales del 2010.

Amanecer Dorado jugó muy bien el papel de único representante del nacionalismo antisistema y logró un gran éxito tanto dentro como fuera de Grecia. En las elecciones europeas de 2014 el partido sacó un alarmante 9.38% consiguiendo 536.409 votos. El pasado 25 de enero, en las recientes elecciones parlamentarias de 2015, su porcentaje bajó al 6.28%, pero si lo comparamos con las últimas elecciones de 2012 sólo perdió 50.000 votos, pasando de 426.025 a 388.000. Eso significa una bajada de un 0.69% y un escaño menos, quedándose así con 17 escaños. Estos resultados se consiguieron con una mínima campaña preelectoral, con el líder interviniendo en los mítines por teléfono desde la cárcel.

Las bases electorales

Según una investigación de Kapa Research, la mayoría de los votantes de Amanecer Dorado son parados, empresarios, y trabajadores del sector privado, hombres en su mayoría. Los que menos les votan son las amas de casa, los pensionistas y los estudiantes. Los jóvenes, sobre todo entre 24 y 29 años, están más dispuestos a apoyar Amanecer Dorado que los mayores de 54 años. Un 6.1% de los votantes del Amanecer Dorado tiene educación básica, un 7.6% media y un 4.9% alta. También un preocupante 40-50% del cuerpo policial vota a Amanecer Dorado, como en las elecciones de 2012.

De gran interés es también el trasvase de votos. Amanecer Dorado atrajo a un 0.4% de los votantes de Syriza, 0.5% de Nueva Democracia, 0.2% de PASOK, 0.4% del Rio, 0.5% del Partido Comunista, 0.9% de ANEL y un 1.5% de LAOS. Por otro lado, el 10.7% de los votantes de Amanecer Dorado esta vez han optado por Syriza, un 15.3% por Nueva Democracia y un 5.4% por ANEL.

Las elecciones de 2015 han confirmado la existencia de una base electoral sólida de derechas. Un electorado fiel al tríptico “patria-religión-familia” que vota a Amanecer Dorado a pesar su comportamiento ilegal, un hecho más relacionado con una ideología conservadora y autoritaria que con la crisis. Sin embargo, otros factores que han contribuido al auge del apoyo a Amanecer Dorado son tanto la crisis económica, como la crisis política que le acompañó e incluye el voto de protesta contra el status quo, la desilusión con los partidos gobernantes, y la desilusión con el partido populista de extrema derecha LAOS después de apoyar las medidas de austeridad cuando entró en la endeble coalición con Nueva Democracia y PASOK. La respuesta de Amanecer Dorado fue una solución “nacionalista” basada en los valores tradicionales griegos.

Amanecer Dorado también sacó provecho de la realineación del espacio político griego, sobre todo, de la fragmentación de los partidos de centro. Amanecer Dorado es, por encima de todo, un partido diseñado a medida para los tiempos en los que vivimos. Según el abogado Thanasis Kampagiannis, miembro de la iniciativa Jail Golden Dawn,  Amanecer Dorado es: una organización de “soldados” callejeros creada para confrontar la “amenaza de las izquierdas”, un contrapeso al auge de Syriza.

Si el nuevo gobierno de Tsipras no es capaz de dar respuestas a la fisura surgida de las últimas elecciones entre proeuropeísmo (austeridad) y antieuropeísmo (antiausteridad), el peligro real de un ascenso mayor de las fuerzas que representan el lado más oscuro de Grecia nos tendría que preocupar a todos.


EL NUEVO TERRORISMO DE ULTRADERECHA E ISLAMISTA: LOS «LOBOS SOLITARIOS»

febrero 24, 2015

dinamarca-atentadoImágen de los últimos atentados islamistas radicales cometidos en Copenhague.

LA PROLIFERACIÓN RECIENTE DE ATENTADOS TERRORISTAS INDIVIDUALES NO ES UNA NOVEDAD, tanto en lo que respecta al yihadismo como también en el ámbito de la ultraderecha, sino una tendencia ya visible hace tiempo.

Hace tres años, cuando acaecieron en Francia los atentados cometidos por el islamista radical Mohamed Merah (disparó en marzo de 2012 contra militares franceses y un adulto y tres niños de una escuela judía, asesinando a siete personas), publicamos en el diario catalán Ara un artículo advirtiendo que la tendencia a nuevas acciones terroristas sería individual y ello respondía a varias dinámicas cruzadas («El ‘lobo solitario’: tres preguntas sobre el nuevo terrorismo», 26/III/2012).

Ante los repetidos atentados cometidos por islamistas radicales aparentemente autónomos, nos ha parecido ahora de interés para nuestros lectores reproducir el artículo mencionado a continuación.

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El «lobo solitario»: tres preguntas sobre el nuevo terrorismo»

Los crímenes cometidos por Mohamed Merah en Tolosa en marzo del 2012 nivelaron la amenaza terrorista islámica con la ultraderechista: Anders Behring Breivik mostró en Noruega que la masacre indiscriminada no era patrimonio del fundamentalismo islámico y Merah recordaron que la capacidad mortífera del último. Ambos asesinos, al actuar individualmente, plasman el nuevo terrorismo que irrumpe a Occidente al compartir el perfil de “lobos solitarios”, que cuenta con numerosos precedentes.

breivik arriving at courtAnders Behring Breivik, el asesino de Utoya.

El enero del 2011 Jared Lee Loughner causó seis muertos a Tucson al atentar contra la congresista demócrata Gabrielle Giffords, a quien Sarah Palin señaló con una diana como candidata a abatir a las urnas. El julio Breivik causó 96 muertos en Oslo y Utoya al atacar jóvenes socialdemócratas. El diciembre un ultraderechista de Florencia, Gianluca Casseri, abatí a disparos a dos senegaleses y se suicidó. Merah ha asesinado tres militares y tres niños y un adulto judíos. Consideramos que todo ello plantea tres cuestiones sobre el nuevo terrorismo.

1. ¿Proliferan criminales perturbados por azar?

Más allá de patologías mentales, los crímenes de estos fanáticos que viven en mundos cerrados y obsesivos reflejan la visibilidad social y atractivo que han adquirido tanto la islamofòbia y el radicalismo de derechas como el fundamentalismo islámico.

En este sentido, Merah posiblemente habría plasmado con los asesinatos no sólo la judeofobia que destila Al-Qaida, sino un antisemitismo francés no negligible. El 2002 profesores de enseñanza secundaria denunciaron a Les territoires perdus de la République el acoso de alumnos judíos por parte de musulmanes a varias escuelas. Igualmente, el anuario editado el 2009 por la Comission National Consultative des Droits de l’Homme mostró que de los 1.841 actas racistas y xenófobos cometidos aquel año, fueron antisemitas 815 (un 44%). La masacre de Tolosa, pues, no se produce en el vacío.

2. ¿Tienen rasgos comunes los nuevos terroristas?

En buena medida sí. Merah y Breivik reflejan la popularización de cosmovisiones de guerra racial y religiosa a la era de la Globalización, a la vez que su acción reflejaría la generalización del modus operandi propio del “lobo solitario” o Lone wolf.

Esta expresión, según el historiador y estudioso de la ultraderecha Nicolas Lebourg, la difundió y erigió en mito el extremismo derechista norteamericano. Designa la táctica que acuñó el 1974 el fundador de un grupúsculo neonazi, Joseph Tommasi, para transformar su debilidad en fuerza: «Cómo no existe ningún apoyo popular a la ultraderecha radical […], hay que recurrir a un terrorismo individual. No hay ningún riesgo de fuga de información o de traición: se actúa solo, cada cual se encargó de realizar en solitario una acción terrorista», apunta Lebourg.

Señala que a partir de los años ochenta este proceder se expandió y conoció un hito el 1995, cuando Tymothy McVeigh atentó contra el edificio del Gobierno Federal en Oklahoma y mató 168 personas. El perfil de «lobo solitario» también se visualizó en Suecia entre 1991 y 1992, cuando John Ausonius disparó a inmigrantes y fue conocido como “el asesino del láser” (empleaba un puntero láser para apuntar). Igualmente, en Francia el ultraderechista Maxime Brunerie quiso asesinar en solitario a Jacques Chirac el 2002.

En cuanto al islamismo radical, el historiador Antonio Elorza ha recordado en El País una táctica islamista análoga a la de Tommasi que preconiza la acción individual y expuso Mustafà Setmarian el 2004 en Llamamiento a la resistencia islámica global. De hecho, aquel año el islamista Mohammed Bouyeri asesinó a disparos al cineasta Theo van Gogh en Amsterdam por su cortometraje Sumisión, calificado de “blasfemo” en círculos musulmanes.

3. ¿Por qué es importante Internet?

Al amanecer del siglo XXI este fenómeno se expande porque Internet y las redes sociales lo favorecen en dos sentidos. Por un lado, facilitan la actuación de los terroristas al ofrecer acceso a información y contactos. Por otro lado, los proporcionan una identidad: pueden sentirse miembros de comunidades virtuales con las que comparten valores y son de conexión inmediata.

En consecuencia, el “lobo solitario” ya no lo es (o no lo es tanto): cree disfrutar de un apoyo invisible y no le es imprescindible lo de una organización. Esta deriva se ha traducido en la irrupción de una violencia individual imprevisible difícil de detectar por los cuerpos de seguridad. Ante esta dificultad, Nicolas Sarkozy ha anunciado la lucha contra el enemigo invisible: impedirá el acceso a webs terroristas para privar a los “lobos solitarios” de redes de apoyo. ¿Lo conseguirá?