¿HA EXISTIDO UN FASCISMO CATALÁN? LAS JEREC O LOS «MALOS DE LA PELÍCULA»

EL INFORME DE TELE MADRID con su controvertido empleo del calificativo nazi en relación al nacionalismo catalán («La imposición y perversión del lenguaje», que reproducimos arriba) ha hecho que algunos lectores nos pregunten si ha existido un «fascismo catalán». ¿Existió realmente tal fenómeno?

Quien más y mejor ha investigado este tema es el catedrático de història Enric Ucelay-Da Cal, en cuya web puede accederse a sus numerosos e interesantes trabajos en PDF. Entre ellos consideramos especialmente interesante el relativo a las juventudes d’Esquerra Republicana de Estat Català [JEREC] durante la Segunda República publicado el 2005, pues fue esta agrupación al que focalizó las acusaciones de conformar un «fascismo catalán».

Estat Català

Polémico desfile de los «escamots» de las JEREC en 1933.

Como señala Ucelay-Da Cal, la acusación tomó forma cuando sus miembros desfilaron con «sus camisas caquis y sus pantalones cortos, encuadrados como escamots, en el gran desfile por la Gran Vía y la Plaza de España hasta el estadio de Montjuïc» el 22 de octubre de 1933. ¿Fueron fascistas?

JEREC: los malos de la película

Para responder la pregunta aconsejamos leer su texto “Los ‘malos de la película’: las Joventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català y la problemática de un ‘fascismo catalán’” (Ayer, núm. 59, 2005), pp. 147-172. Este artículo realiza un sugerente argumento al respecto que el abstract sintetiza en estos términos:

Usando el símil publicitario entre una reconstrucción periodística y un película, analogía muy frecuente en la prensa barcelonesa de los años treinta, el autor hace un repaso a la evolución de las Joventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català (JEREC) a lo largo de los años republicanos, hasta el final de la guerra civil.

Siguiendo la pauta metafórica establecida, el autor muestra cómo el impacto de la Primera Guerra Mundial en Barcelona sirve como «fábrica de los sueños», que lanza el ideal de un partido-milicia de signo nacionalista radical. Igual que la «meca del cine» se convirtió en un punto de atracción de gentes con aspiraciones, el «separatismo» catalán se constituyó como un movimiento barcelonés de inmigrantes del campo o de los pueblos catalanes a la metrópolis. Pero la evolución política del ultracatalanismo resultó ser frustrante, ya que los miembros de la JEREC siempre fueron puestos en el papel de ser los «malos de la película».

En 1931-1933 resultaron «malos» por macianistas: la invención de las JEREC irritó a los nacientes grupos nacionalistas alternativos a Macià (muchos camino de los comunismos catalanes) y su Esquerra Republicana; más adelante, en un ambiente de rivalidades dentro de la Esquerra, su expansión fue oscurecida por la sombra de la acusación de ser un «fascismo catalán». En 1934, a los de Estat Català se les tachó de «malos» al fracasar en la revolución de octubre y por su dependencia en el juego del nuevo presidente catalán Companys.

Finalmente, en 1935-1936, y más todavía en el tiempo de confusión y guerra, a los miembros de las JEREC se les consideró como los «malos» por ser «anticompanysistas», luego, por ser unos «nacional-revolucionarios» frente a la revolución de los libertarios y, para acabar, por su oposición relativa a la hegemonía comunista.

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