Cartel electoral de Mario Conde en las elecciones gallegas del 2012.
EL PASADO 20 DE MAYO MARIO CONDE anunció que dejaba el liderazgo de su formación Sociedad Civil y Democracia [SCD] por motivos “estrictamente personales”, con el fin de dedicarse más a la Fundación Civil, entidad que preside, y continuar como militante de su partido, al que definió -en una nota de prensa- como «un proyecto en marcha, con gente joven, ilusionada, con ideas claras, con vocación de servicio y profundamente interesada en contribuir a solucionar los gravísimos problemas que afectan a España”.
Conde, como explicamos en nuestra nueva obra El pueblo contra el parlamento, se ha situado a caballo de las dos oleadas populistas: la primera, que tuvo lugar entre 1989 y 2000, cuando se lanzó a la arena política en los comicios estatales del 2000 al frente del Centro Democrático y Social [CDS], y la segunda, iniciada en el 2003 y aún no concluida.
La primera conformó una «berlusconización» de la política española protagonizada por Conde, Jesús Gil y José Mª Ruiz Mateos, que analizamos en un capítulo de la obra al que puede accederse libremente clicando aquí. En él puede hallarse un tratamiento extenso del tema y de la trayectoria de Conde y es de donde procede el texto que sigue.
De nuevo contra «el Sistema»: el retorno a la político en el 2012
Conde, tras quedar en libertad provisional en julio de 2008, se dedicó a recuperar presencia pública, defendiendo nuevamente sus ideas en torno al «Sistema». Se convirtió en tertuliano del espacio televisivo de Intereconomía «El gato al agua» y en columnista de La Gaceta, del mismo grupo mediático.
Constituyó y presidió la Fundación Civil para difundir sus tesis de que la sociedad ha conocido «una mutación copernicana: quienes debían ser administradores se erigieron en dueños, imponiendo el estatuto de mero súbdito, envuelto en la epidermis literaria de ciudadano, a los que les designaron para administrar sus cosas públicas».
En sintonía con la tesis de que la sociedad civil debe recuperar protagonismo, el objetivo central de Fundación Civil fue revalorizar en España la iniciativa legislativa popular (en adelante, ILP) para plantear plebiscitos. Así, organizó un acto en el que intervino José Fernando Merino (letrado del Consejo de Estado y de las Cortes), quien señaló la necesidad de cambiar la ley orgánica que regula la ILP «para avanzar hacia una verdadera democracia participativa en nuestro país».
Mario Conde en un cartel electoral del CDS en los comicios legislativos del 2000.
Conde también publicó dos volúmenes de memorias, Memorias de un preso (2009) y Los días de gloria (2010), y su visión de la sociedad actual en De aquí se sale (2011), en la que considera que «el sistema ha fracasado». En sus obras ha reiterado sus tesis del «Sistema»: «El poder político no consiente voces independientes que procedan de la sociedad civil. El poder político, la clase política y los partidos políticos monopolizan el debate público. La democracia consiste en votar cada cuatro años. Punto y final. Quien se salga de este guión sufre las consecuencias del Sistema».
Sociedad Civil y Democracia, el último intento
En este marco, el retorno de Conde a la política activa fue objeto de especulación cuando su fundación celebró el I Congreso de la Sociedad Civil en septiembre de 2011. Finalmente, dicho retorno se materializó en las elecciones autonómicas de Galicia en octubre de 2012 con la formación Sociedad Civil y Democracia [SCD].
Entre sus fines figuran «conseguir que la sociedad civil tenga el protagonismo y los derechos que le corresponden y la democracia sea, cada vez mas, una democracia de ciudadanos» y «promover la renovación y la regeneración del sistema y de las instituciones, la reforma constitucional y el cambio en las estructuras, funcionamiento, concepción y funciones del Estado». La incursión electoral fue un nuevo fracaso: captó 15.990 votos (1.1% del total).
Portada de El pueblo contra el parlamento, nuestro estudio sobre el nuevo populismo en España.
Sin embargo, desde nuestra perspectiva, consideramos que SCD no se inscribe en el marco de la primera oleada populista, sino en el de la segunda, dado que en la nueva formación confluyeron los rasgos básicos de los partidos que la segunda oleada generó (analizados en la segunda parte de la obra) y que podemos resumir así: no se presentó tanto como un partido, sino como una emanación de la sociedad civil (como explicitó el nombre de la formación), tiene una denominación inclusiva que apela a valores, quiere acortar distancias entre gobernantes y gobernados y aspira a la transversalidad ideológica. En definitiva, Conde habría sido un elemento de continuidad entre la primera y la segunda oleada populista.
Puede accederse al sumario, prólogo e introducción del libro en PDF aquí: Pueblovsparlamento-intro-sumario