CINCO REFLEXIONES SOBRE EL BREXIT O LA GRAN VICTORIA DE LA DERECHA POPULISTA*

Aununcio UKIP
Polémico anuncio anti-inmigración del UKIP en la campaña del Brexit que muestra una aglormeración de inmigrantes en la frontera de Eslovenia.

AUNQUE LAS IMPLICACIONES DEL REFERÉNDUM BRITÁNICO FAVORABLE AL BREXIT aún tardarán en conocerse, podemos señalar cinco aspectos de interés en relación a la derecha populista.

1. El discurso de la ultraderecha se ha impuesto en el debate

El primer ministro David Cameron quiso convocar el referéndum sobre la UE presionado, por una parte, ante el avance del UK Independence Party [UKIP, Partido de la Independencia del Reino Unido]. Constituido en 1993 (que ya ha sido objeto de análisis en este blog), su dirigente es Nigel Farage.

Libra UKIPSu principal bandera ideológica es la oposición a la UE (de modo significativo, su símbolo es el de la libra), en torno a la cúal articula el resto de su discurso, notablemente su oposición a la inmigración.

Por otra parte, Cameron actuó presionado también por la división de su propio partido, al existir una notable fractura interna en las filas tories entre partidarios de la permanencia en la UE y adversarios declarados, liderando estos últimos el exlacalde londinense Boris Johnson.

Así pues, Cameron al convocar el plebiscito no actuó movido por intereses nacionales sino partidistas. Al hacerlo posiblemente no contempló el triunfo del Brexit. ¿La razón? Había negociado antes de la consulta un estatus “a la carta” para la continuidad de Gran Bretala en la UE que -entre otros aspectos- contemplaba limitar los derechos sociales de los inmigrantes durante los cuatro primeros años de estancia en el país, lo que suponía acercarse a los temas de la derecha populista.

2. El UKIP ha sido decisivo pese a tener solo un escaño

El UKIP solo cuenta con un representante en la Cámara de los comunes, aunque en los comicios legislativos del 2015 obtuvo casi cuatro millones de votos (3.881.099, el 12.6% del total).

Sin embargo, merece destacarse que en los europeos del 2014 superó esa cifra de modo holgado (obtuvo 4.376.635 de sufragios, el 27.5% del total y 24 diputados). En este sentido, Farage preside un grupo euroescéptico y populista en el parlamento de Estrasburgo: el Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa.

Pese a su marginalidad en el parlamento británico, el UKIP ha impuesto sus temas en el debate público, polarizándolo -en buena medida- como una adhesión o rechazo al EstablishmentA ello ha contribuido también el sector euroescéptico de los tories liderado por Johnson  Tal situación recuerda que la influencia de los partidos de derecha populista en la agenda política es superior a su importancia en las urnas.

A la vez, no está de más recordar que estas formaciones se mueven por el tacticismo y no dudan en utilizar argumentos falaces para cosechar votos, como ha reconocido el propio Farage tras el referéndum.

Propaganda pro-Brexit de la UKIP que presenta a la UE como un gallinero rígidamente controlado.

3.  El resultado ilustra el impacto de las fracturas que crea la globalización y nutren el populismo

Las fracturas que ha creado el voto del referéndum reflejan en buena medida las del impacto de la globalización.

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En este aspecto, un artículo de La Vanguardia, «Gran Bretaña se parte en dos» (25/VI/2016), de Rafael Ramos, analizaba el resultado del voto (el mapa reproducido procede del artículo). Su contenido mostraba que nos hallamos ante un voto de protesta generacional y que, en buena medida, confronta a perdedores y ganadores de la globalización.

Pero la radiografía del voto, sobre todo, refleja en buena medida el impacto de cinco grandes fracturas creadas por la globalización y que, según el politólogo Pascal Perrineau (La France au Front. Essai sur l’avenir du Front National, 2014), nutren el voto de la derecha populista. La económica, que opone a beneficiarios y perdedores de la mundialización. La nacionalista, que opone a quienes desean ampliar la obertura internacional de la sociedad con sus detractores. La cultural, que confronta a partidarios de valores antiautoritarios y defensores de los tradicionales. La geográfica, que configura zonas desindustrializadas y marginadas de las insertas en una economía dinámica y global. Y la política, que opone a defensores de culturas de gobierno y a los desencantados con la política tradicional que apuestan por culturas antisistema.

En este aspecto, Ramos traza el siguiente retrato en su citado artículo sobre el voto favorable o contrario a la UE:

Los británicos se han rebelado precisamente contra el orden establecido, contra un mundo de deslocalizaciones, contratos basura, salario mínimo, flexibilidad laboral mal entendida y mileurismo, contra el poder de las grandes corporaciones, el paro crónico de los mayores de cincuenta años, el desaprovechamiento de los jóvenes, la falta de oportunidades, la imposibilidad de comprar un piso, el castigo a unos clases medias que han tenido que pagar el rescate de los bancos, la destrucción del Estado de bienestar.

No todos los británicos han votado así, en un país que ha quedado partido por la mitad, tanto a nivel geográfico como generacional y de clases. El Brexit ha sido el triunfo de una coalición de nacionalistas, de nostálgicos del imperio y un pasado que siempre fue mejor, de abuelas bucólicas que se resisten a usar internet, vicarios y coroneles retirados del campo, del inglés emprenyat [cabreado] y de las clases obreras de la Inglaterra post industrial, de ciudades como Peterborough, Wigan o Hartlepool con un paisaje apocalíptico como al estilo Blade Runner, con comercios y pubs cerrados a cal y canto, gente ociosa en las calles, grafitis en las paredes y colas ante las oficinas del paro. Son la Inglaterra (y el País de Gales) que se han caído del tren de la globalización, y votaron la ruptura de la UE por márgenes enormes, con una participación de más del 70 por ciento.

Frente a ese mundo, separadas por una enorme grieta, se encuentran las grandes metrópolis como Manchester, Newcastle, Leeds, Leicester, Bristol o Liverpool, y las ciudades universitarias como Oxford y Cambridge, con poblaciones más jóvenes y de mayor nivel educativo que saben navegar por las aguas de la modernidad. También Londres, por supuesto, como gran capital universal del multiculturalismo y capital de las finanzas.  Y Escocia, con su propia agenda nacionalista, que votó por Europa pero sin una gran movilización, dividida entre el deseo de permanecer en la UE y el de castigar a Cameron y abrir las puertas a un nuevo referéndum de independencia.

4. El plebiscito supone un impulso a consultas similares

Las formaciones de derecha populista están exultantes ante el resultado, que consideran una contundente derrota de la UE. Como era previsible ante el éxito del Brexit, ahora exigen la convocatoria de plebiscitos similares en otros países de la UE y algunos de sus líderes  -como Marine Le Pen o Geert Wilders- ya han anunciado su voluntad de convocar referendos en tal sentido.

Brexit.Maintenant.la_.FranceCartel del Frente Nacional exigiendo un refrendo sobre la UE en Francia.

En consecuencia, para el FN que dirige Marine Le Pen, el Brexit abre la puerta a crear una «Europa de las naciones» que acabe con la UE, rechazando de este modo «una inmigración masiva presentada por los tecnócratas de Bruselas y sus cómplices nationales como «una oportunidad» económica».

5. El apoyo de Trump al Brexit muestra que nos hallamos en la cristalización de una derecha populista «euroamericana»

El candidato republicano Donald Trump ha saludado el triunfo del Brexit al considerar que los móbiles del electorado británico contrario a la UE (rechazo de la inmigración, control de las fronteras, protesta contra el Establishment) pueden ser también los suyos.

En tal sentido, como se ha subrayado desde la BBC, no está desencaminado: asistimos  a una tendencia de normalización y creciente homologación de una derecha populista euroamericana.

Tal confluencia no es una novedad y existe una obra de referencia la respecto que cuenta ya con casi dos décadas: Jeffrey Kaplan y Leonard Weinberg, The Emergence of a Euro-American Radical Right (1999).

Conclusión: mucho más que un tema británico

En resumen, el triunfo de la opción del Brexit no solo es un tema británico, sino que ha tenido y tendrá un importante efecto galvanizador en la derecha populista eurófoba o euroescéptica, que ya ha empezado a promover consultas similares en otros países de la UE.

A la vez, muestra cómo empieza a cristalizar un discurso transoceánico cada vez más homologable, ya que -en buena medida- las tendencias que nutren el electorado de Trump y el de la derecha eurófoba se alimentan de reacciones semejantes ante la globalización.

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* Artículo originalmente publicado en Agenda Pública (5/VII/2016)

 

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